Amante peligroso romance Capítulo 267

En el centro comercial superior ubicado en la zona más próspera de la Ciudad S, se exponían diferentes productos más caros y de mayor fama. Una mujer estaba allí diciendo, -Quiero elegir un traje.-

El personal del servicio de marca sabía mejor distinguir la identidad de la gente. La mujer entró cojeando, lo cual mostró obviamente que era una coja, pero ella se esforzaba por enderezar la cintura, lo que le hizo ver más rara.

De un vistazo, no llevaba nada de marca superior y todo lo que usaba era cosas comunes.

Por lo tanto, al enterarse de su demanda, la dependienta ni dio un paso y le respondió sin ninguna cortesía, señalando con el dedo delgado la ropa en la esquina, -Estos trajes tienen un 30% de descuento.-

Ni siquiera tenía ganas de moverse para atenderla.

Sin embargo, en el siguiente segundo, se puso muy nerviosa porque esa coja la estaba fulminando con mirada aguda.

Denis miró tranquilamente a la vendedora sin ningún reproche y nada de ira.

Ahora su corazón era como un agujero vacío, que no cabía nada.

-Quiero seleccionar un regalo.- dijo ella, fijando quietamente sus ojos en la trabajadora, en los cuales apareció un aturdimiento que le hizo sentir miedo a la empleada en la tienda.

Por fin, esta vez Denis recibió el trato “justo”.

-Señora, ¿qué tipo de traje te gustaría?-

-El negro y solemne.-

La dependienta se quedó sin palabras. “Un requisito tan extraño... Por supuesto no nos falta traje de gala negro, pero cualquier mujer compra el traje negro para ser más sexy y misteriosa. ¿Solemne? ¿No se usa para describir el traje de luto?” ella pensando.

-Quiero el vestido más hermoso. Apetezco...- Denis hizo una pausa; en sus ojos rígidos surgió un poco de luz que se cayó directamente en la cara de la dependienta. -Deseo un traje impresionante y fantástico que no le deje a ese hombre apartar los ojos de mí.-

Al escuchar sus palabras, la trabajadora mostró una expresión más ridícula.

“Ya es muy raro que una clienta pida un traje negro y solemne, no obstante, ¿también quiere que el vestido sea atractivo y llamativo? ¿Tan fascinante que ninguna persona aparta los ojos de ella?” la vendedora se quejó en el interior.

-Haz como ella dice.- dijo Vivian Quintanas jadeando en la puerta, quien le había perseguido preocupada a Denis. Sus zapatos de tacón alto casi se quedaron rotos por haber corrido tanto, pero no tuvo ni un segundo para pensarlo, sacó una tarjeta bancaria superior de su cartera y se la pasó a la dependienta, -Haz lo que ha dicho ella y trae un vestido negro, solemne y... encantador.-

Ya no podía seguir hablando.

En aquel momento, sabía mejor que nadie que Denis estaba como una loca y esa locura llegó a su extremo.

La dependienta no le conocía a Denis, pero sí a Vivian, quien era una de las clientes más importantes de esta tienda y cada mes gastaba más de diez mil euros allí.

No se atrevía a ofender a una clienta tan relevante.

Quería preguntar la identidad de esa mujer coja, pero vio que Vivian, quien era una persona bastante importante para ella, también le mostró mucho respeto a la señora.

-Ahora mismo vuelvo.- dijo la trabajadora. Después de un buen rato, regresó con un hombre, -Señorita Vivian, es nuestro diseñador de marca. Justamente, está en la tienda, lo cual es una oportunidad singular porque generalmente no viene aquí.-

-Según los requisitos de la señora, no he encontrado ningún traje adecuado, sin embargo se los he dicho al diseñador y él está dispuesto a modificar el vestido para ella.-

Vivian asintió con la cabeza, -No hay nada mejor que esto.- Luego lo miró al diseñador extranjero que está al lado de la dependienta y dijo, -Muchas gracias.-

Sin más explicaciones, el diseñador comenzó a trabajar y todo el trabajo se hizo en silencio.

Parecía que este hombre comprendía lo que quería Denis.

Era muy experto en eso y trabajaba con mucha rapidez.

Después de escoger un vestido negro para Denis y se lo hizo poner, empezó a modificar el traje.

Lo hizo todo según la demanda de Denis, la demanda extraña y contradictoria.

Un traje negro, solemne y tan fascinante que nadie podía distraer la atención de ella.

Sí, este vestido sería muy paradójico, que poca gente tenía el coraje para llevarlo.

-Señora, ¿podría aceptar un traje con la espalda desnuda?-

El diseñador se lo consultó en inglés a Denis.

Denis le respondió, -¿Es solemne, decente y encantador?-

-Sí, señora.-

-Pues no hay ningún problema.-

Vivian la miraba sorprendida, ya que sabía que Denis no quería mostrar absolutamente su espalda a nadie porque estaba perfecta.

Todo el mundo sabía que se le había dañado la garganta, no obstante, esta voz carrasposa ya llegó a un límite insoportable para la gente.

Se escuchaba como si dos trozos rasposos papeles de lija se frotara entre sí.  

Fuera quien fuera, no podía evitar sentir inconscientemente la picazón y el dolor inaguantable de la garganta.

Telmo no pudo resistir la tentación de pellizcar suavemente la garganta con sus dedos delgados.

-¿Qué pasa?- preguntó descontento frunciendo el ceño.

Todo el mundo la estaba mirando, queriendo informarse de qué cosas importantes tenía en ese momento relevante.

Por el contrario, bajo la atención de todos, esa mujer sacó sus cosméticos de su cartera y empezó a maquillarse frente al espejo como si no hubiera nadie.

-¿Incluso tienes ganas de maquillarte en este momento?- rio sarcásticamente Telmo, quien hacía mucho tiempo, ya había sentido disgusto.

Pero había ocultado la ira todo lo posible.

Sin embargo, a la mujer no le importaba su insatisfacción. Solo aplicaba detenidamente los labios con el lápiz labial, lo cual le hizo sentir a cualquiera que ella era tan indiferente.

-¡Basta ya!- gritó Telmo.

No obstante, ella se volvió y le preguntó, -¿Estoy guapa?-

-Por favor, no te pases...-

-Cuando él me vea, no va a apartar los ojos de mí, ¿verdad?- Telmo no terminó de hablar mientras vio que la mujer se inclinó ligeramente la cabeza y se dijo a sí misma.

De repente, le surgió una tristeza insoportable.

-Sí, estás hermosa.- después de un buen rato, Telmo se ablandó la voz y habló roncamente y con suavidad, -Entra. Si él supiera que te has esmerado en maquillarse por él, estaría muy contento.-

-Vale.-

Luego, abrió la puerta y se detuvo afuera.

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