-Joaquín, ¿qué te ocurre?- Lázaro reaccionó primero y se apresuró a tenderle la mano.
-¡No me toques!- el hombre en la cama retrocedió. Telmo se le acercó temiendo que rompiera la herida.
-Joaquín, ¡no te muevas! ¡Cuidado con la herida!-
Esta vez, tuvo una reacción más fuerte, e incluso extendió el brazo que está recibiendo la inyección y le agitó negligentemente la mano a Telmo.
-Joaquín, ¿qué te pasa? Soy yo, Telmo.-
Lázaro le impidió a Telmo con la mano, quien quería acercarse otra vez. -Tranquilo. Joaquín es anormal.-
-¿Quiénes son? ¡Fuera, fuera!- gritó Joaquín con una voz de niño y observó con miedo a las personas alrededor de su cama. De repente, la mirada se detuvo al ver a la única mujer.
Luego, sin darse cuenta de los tubos en su cuerpo, se lanzó hacia Denis con la mirada sorprendida de todos y dijo triste, -Hermanita, tengo miedo.-
Denis se sentía muy asombrada. Bajó lentamente la cabeza con una cara rígida y lo miró al hombre que le estaba pidiendo ayuda.
No solo ella se hizo atónita, sino también los otros, quienes se quedaron parados y pasmados, contemplando la escena extraña.
-¿De verdad es Joaquín?- dudó Telmo en un tono increíble, que declaró el sentimiento de todos.
De pronto, Lázaro cambió la cara y gritó, -¡Avisen rápidamente al doctor Arisa!-
Arisa Santander es el médico jefe de Joaquín.
-Señorita, ¿podría decirles que salgan por favor?-
Denis miró a la cara guapa de Joaquín, cuyos ojos estaban llenos de miedo. Él le estaba agarrando la ropa sin soltar, la reacción de Denis se volvió lenta y pensó, “... ¿Es... aquel hombre de verdad?”
Vino el doctor Arisa, quien naturalmente se dio cuenta de que el enfermo estaba anormal, pero el hombre no cooperó con el médico en el examen y estaba pegado a Denis. Además, cogió su ropa con mucha fuerza sin ganas de soltarla.
El doctor Arisa se quedó sin remedios, -El señor Joaquín no colabora con nosotros.-
Al oírlo, todo el mundo miró a Denis, por lo que ella cambió la expresión una y otra vez. “¿Por qué me miran? Tampoco puedo hacer nada si no quiere hacer el examen.” ella pensando.
Por supuesto, el doctor Arisa lo dijo para consolarlo. Lázaro era médico y sabía muy bien que quizá este caso se curara en uno o dos meses, pero también era posible que se necesitaban tres o cinco años o... más.
-Pero todavía hay una cosa que celebrar. El señor Joaquín se ha despertado y todos sus signos vitales ahora son normales.-
Luego, salió el doctor Arisa.
Denis lo miró al hombre en la cama. En el rostro conocido, apareció una expresión totalmente desconocida para ella: Joaquín la observó con mucha cautela como si fuera un niño que había cometido algún error.
-¿Hermanita, te he molestado?-
Denis se sentía pesada y negó con la cabeza con una cara complicada.
-Entonces, ¿por qué te veo descontenta?-
Al escuchar las palabras inocentes como las de un niño, en aquel momento, Denis se dio la vuelta avergonzada.
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