-Qué pregunta más estúpida, ¿y me lo preguntas? ¿Por qué? ¿Y tienes cara de preguntarme el por qué? Si no fueras tú, ¿cómo podría morir mi Jimena?-
-¿No eres tú mismo quien mató a Jimena?- ella se burló, -Tú mataste a tu propia hija con tus propias manos, ¿por qué no pensaste que era tu hija cuando la mataste?-
-¡¡Cállate!!- dijo Patricio indignamente, le dio una bofetada, Denis no tuvo tiempo en esquivar, y recibió ese golpe, al mismo momento, su pequeña cara se quedó hinchada la mitad.
Sin embargo, ella cada vez se reía más sarcásticamente.
-¡Y sigues riéndote! ¡Eres tú! ¡Todo es culpa tuya! Si no fuera por ti, ¿cómo podría haber fallado y dañado a mi pobre Jimena? Si no fuera por ti, ¿cómo habría tenido la oportunidad de matar a Jimena?-
A Denis casi se le salió lágrimas de tanto reírse.
Como se atrevió Patricio a decir que él había matado a su hija porque ella le había dado la oportunidad de hacerlo.
-¿Te he animado a matarla? ¿O te he amenazado y te he obligado a matarla? Tú mismo fuiste egoísta y mataste a Jimena, ¡esto es un hecho irrevocable!-
-¡Cállate, cállate, cállate! Lo hice, pero no era mi intención. Lo hice porque tenía una razón. ¡Porque creía que Jimena no era mi hija!-
-Si no hubiera pasado esas cosas en esa noche, como podría matar a Jimena. Si no le hubiera matado ese día, podría enterarme más tarde de que Jimena era mi hija y no de otro hombre. -
-Me pregunto por mí mismo, aún no soy tan cruel para matar a mi propia hija. Como podría ser tan cruel, hasta los animales más feroces como el tigre no mata a sus críos. ¡Es tu culpa! ¡Todo es culpa tuya! Tú eres la que hizo imposible que Jimena me cuidara cuando sea mayor y viejo, y eres tú quien causó toda esta tragedia.-
Denis no podía creer en lo que estaba oyendo y le miraba incrédula ante el horrible rostro que tenía delante, ¡cómo podía existir una persona así!
-Eres tú quien mató a Jimena, tú eres el que hizo que matara a Jimena. Fuiste tú quien pensó que Jimena no era tu propia hija. ¡También fuiste tú quien me acusó!-
-¡Aún no he ido por ti y me vienes a echar la culpa! ¿Ya no la matarías si fuera tu propia hija? Si no fuera tu propia hija, ¿Ya vas a vengar a tu hijo ilegítimo? Tu hija no puede morir, pero la hija de otros sí, ¿no?-
-¡Estás loco! No importa de quién sea, sigue siendo una vida, ¿cómo lo puedes decir como si fuera una cosa normal y pequeña? Las personas como tú, si no sois malos de persona, entonces no estáis bien de la cabeza.-
El hombre se rio, -¡Jajaja, eres tú, la raíz de todas las desgracias, todo fue tu culpa! ¡Si no fuera por ti, no habría matado a mi propia hija! ¡No importa lo que digas! Hoy vengaré a mi pobre hija. ¡Aunque arriesgue mi vida, te arrastraré a la muerte conmigo!-
El conductor, que probablemente no esperaba escuchar algo tan horrible en un accidente de coche, estaba enfadado, pero no se atrevía a decir nada.
Por el rabillo del ojo, Denis vio al pálido y asustado conductor, entrecerró los ojos y levantó la mirada con calma.
-Aquí es el centro de la ciudad, pronto estarán aquí policías de tráfico, y entonces todas cosa que querías hacer serán detenidas.-
A Patricio le vino algo a la mente y cambió la cara violentamente, arrastró a Denis sacándole del coche, y la tiró bruscamente, -Me lo has recordado.-
Mientras decía esto, arrastró a Denis y lo metió en el asiento de copiloto de su SUV que había conducido.
-¡Te llevaré conmigo hasta el río y nos hundimos juntos!- al decir la última palabra, el coche se puso en marcha y el SUV arrancó con un agudo sonido de neumáticos rozando en el suelo.
El coche salió a toda velocidad, a una velocidad aterradora, y los coches de alrededor, uno a uno, le estaban dejando pasar a este loco SUV, y lo evitaron para que no sufrieran un accidente.
Hoy en día, nadie lo tenía fácil, todo el mundo tenía una pequeña familia, dos grandes familias, y una vida común, pero solo constaba con su trabajo desde las nueve hasta las cinco, por eso nadie quería ser atropellado por un coche fuera de control.
El coche iba a toda velocidad y el estómago de Denis se revolvió con fuerza, forzando a contener las náuseas, tenía la cabeza mareada, pero también se obligó a sí misma a calmarse.
-¿Cómo sabías que había cogido Uber y me había metido en ese coche?-
Todas las coincidencias nunca serían una simple coincidencia, y con el peligro que se estaba enfrentando en ese momento, no quería morir sin saber el por qué.
Patricio no se molestó en ocultar, ya que creía que la mujer que estaba al lado suyo no tenía ninguna posibilidad de sobrevivir hoy, dijo burlándose:
-Había gente vigilando debajo de tu edificio, y recibí el mensaje en cuanto saliste de la casa. Dios también quería quitarte la vida, si no, ¿por qué me ha dado esta oportunidad?-
-Señor... Joaquín, ese cabrón, mandó a alguien quedándose delante de tu puerta sin dejar ni un centímetro, por lo que no pude encontrar la oportunidad. Ah, y gracias a ti, gracias a que conseguiste engañar a Casto, de lo contrario no habría encontrado la oportunidad de hacerlo.-
-¿Quién era esa gente que vigilaba debajo de mi edificio?-
-¡No necesitas saber eso! Sólo tienes que saber una cosa, ¡no soy el único que te quiere muerta! Hay alguien a que no le gusta que estés viva más que a mí.-
Sus labios se pusieron ligeramente blancos, una imperceptible amargura apareció en las comisuras de la boca, pero las comisuras de los labios se elevaron un poco, como si no le importara.
Más bien esperaba que se hubiera equivocado, que hubiera sido demasiado sensible.
También había deseado que pudiera olvidarse de estas cosas.
Patricio se enfadó aún más por su actitud tranquila. Cuanto más tranquila estaba ella, menos quería que estuviera bien.
¡No podía soportar ver a esta mujer tranquila!
¿Por qué podría estar tan tranquila?
¿Por qué no se volvió loca como él?
Por qué no le quedaba nada a él, ni hijo ni hija, siendo un auténtico solitario. Sin embargo, esta mujer, que también estaba en medio de este asunto, podría actuar con tanta calma y tranquilidad?
¿Cómo podría ser que ella era la única que podía permanecer a salva y no preocuparse por nada?
¡Él no quería eso!
¡Él no quería verla tan sensata!
-Eres inteligente, ¿pero se te ocurrió que cuando tu abuelo seguía vivo, cuando naciste, los que te secuestraron eran gente que conocías?-
Los párpados de Denis se abrieron, -¿Qué quieres decir?-
-Ah, tan inteligente que eres, ¿pero no lo puedes adivinar? Alguien de la misma etapa de edad que tu abuelo, alguien que podría ser capaz de hacer algo así, alguien que tú conoces y que yo conozco, ¿no sabes lo que significa?-
Denis apretó los dientes con fuerza, pero no quería pensar en ello.
¡Sin remedio!
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