Capítulo 19: Cariño, vuelvo a amarte por la noche
Mis palabras avergonzaban un poco a Jimena, pero Hector me ignoraba en absoluto.
Ponía su brazo alrededor de la cintura de la mujer, se inclinaba y la besaba, -Cariño, vuelvo a amarte por la noche-
La interacción dulce entre las dos personas, me ponía de pie a un lado, como una persona superflua.
Sin duda, el juramento de soberanía que acababa de hacer se convertía en una gran ironía.
Al final, Hector se despedía de Jimena, y entrábamos por la puerta de la Villa de la familia Navarro.
Nos cambiábamos de zapato, el sirviente nos llevaba al salón principal.
Estaba caminando y sentía mi mano derecha se calentaba.
Inclinaba mi cabeza, la palma grande de Hector calentaba mi mano, su expresión era indiferente, como si nada pasaba.
Mi corazón palpitaba fuerte.
Cuando llegábamos al salón principal, el abuelo de Hector, Rayan, ya nos estaba esperando.
Llegábamos frente al abuelo, Hector soltaba mi mano y me presentaba a Rayan.
Después de que nos sentábamos, Rayan me preguntaba y le respondía con sinceridad.
A lo largo del proceso, Hector hacía algunos movimientos íntimos ocasionalmente, o me ayudaba a levantar mi cabello o tomaba mi cintura,
Cuando Rayan me hacía algunas preguntas difíciles, me relevaba con voz suave.
Lo mismo pasaba a la hora de comer, Hector recogía los platos para mí, y quitaba las espinas de pescado por mí.
Hasta las diez y media de la noche, salíamos de la villa de Rayan.
Al salir, Rayan le daba una palmada en el hombro de Hector y le decía, -Esta chica es buena, estoy muy satisfecho, ¡date prisa, y trata de darme un nieto gordo el año que viene!-
Hector me abrazaba, apretaba su cara contra la mía, y decía en un tono ambiguo, -¿Escuchaste lo que dijo el abuelo? Trabajaremos duro cuando regresemos hoy-
Estaba demasiado cerca de mí, su calor soplaba en mis oídos, y yo no podía evitar sonrojarme.
Rayan lo entendía bien, y le decía, -¡Bueno, no te quedes ahí más, ve rápido!-
Pero yo me negaba a aceptar que despachaba la tarea así, debido a mis pedidos repetidos y la intervención de Hector, no se atrevía a descuidarme, solo podía ir al centro comercial conmigo nuevamente.
Encontrábamos a la gerente y le decíamos lo que queríamos, la gerente accedía de inmediato.
Sin embargo, ¡lo que no esperaba era que el monitor estaba roto!
La gerente veía este resultado, decía en un tono exagerado, -¿Qué pasa? ¿Por qué el monitor está roto? que alguien lo arregle pronto-
En ese momento, yo me daba cuenta que Jimena podía haber vuelto a ver la vigilancia, así que estaba preparada.
Por supuesto, este monitor no se podía reparar.
Los trabajadores de mantenimiento fingían estar ocupados allí, y terminaban fracasando.
No me reconciliaba, cuando la policía se iba, yo encontraba nuevamente a la empleada y le preguntaba sobre la situación en aquel entonces.
La empleada se quedaba paralizada durante mucho tiempo, y me decía que no sabía lo que ocurría.
No tenía más remedio que irme, pero cuando estaba a punto de tomar la escalera mecánica de abajo, veía a la gerente bajar del ascensor y caminar hacia la tienda.
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