Amor desgarrado romance Capítulo 35

Capítulo 35: No podía quedar embarazada en esta vida

Con un empujón, saqué mi mano del agarre de Yonatán.

Pero en ese momento, Angélica ya se había acercado a mi lado, y sus ojos estaban clavados en mi muñeca que acababa de ser sujetada por Yonatán.

- ¿Aún no te has ido? -Yonatán vio a Angélica y no parecía sentir nada malo con sus acciones, en cambio le dijo, -Vuelve a descansar temprano -

La estaba alejando.

Angélica asentía con una leve sonrisa en su rostro, -voy primero, así no te molestaré -

Estaba a punto de darse la vuelta cuando Yonatán añadió -deberías cuidarla más - añadió Yonatán.

Angélica se detuvo, me miró y dijo lentamente -Bien, no te preocupes –

Sólo esta conversación.

Sabía que no podía hacer nada.

En cuanto Angélica se iba, Yonatán dijo que iba a llevarme a cenar.

Acepté, pero cuando subí al auto, tomé la mano de Yonatán para girar la llave y dije, -Señor, tengo algo que decir -

Yonatán parecía darse cuenta de lo que iba a decir, y estaba a punto de hablar, cuando levanté la voz y dije -Cuando estaba en la cárcel y fue abortada -

Las palabras hicieron que Yonatán se tragara lo que iba a decir.

Le miré y le contó toda la historia de que estaba embarazada antes de ir a la cárcel y que fui abortada a la fuerza en la prisión.

Al final, añadí, -Fui al hospital y el médico dijo que mi cuerpo estaba dañado y que nunca podría embarazarme -

Esta frase fue lo mentí.

Después de todo, Yonatán era tan bueno que no lo merecía.

Pensaba que todos los hombres querían tener un hijo propio, y que a él no podía importarle esto.

En ese momento, sí vi la duda de Yonatán.

Pensaba que tenía razón.

A la hora del almuerzo, Matias pidió una comida uniforme, pero cuando la comida fue entregada, me di cuenta de que no había la mía.

Tuve que pagarlo por mi propia cuenta.

Cuando volví, Angélica me señaló y me regañó, -Julieta, ¿qué has estado haciendo? No sabes nada. Te dije que aprendieras desde lo más básico, ¿y sigues siendo perezosa? -

Estaba de pie en el vestíbulo, y había gente entrando y saliendo del hotel, además de los que estaban trabajando.

Todos escucharon, todos se burlaban de mí.

-Comer -, respondí.

- ¿Comer? Todo el mundo come durante 20 minutos, pero tú comes durante una hora, ¿verdad? ¿La empresa te invitó aquí para que comieras y durmieras? -

Angélica se quedaba con los brazos alrededor del pecho, me regañando de manera prepotente.

De hecho, me retrasé porque pensaba erróneamente que el departamento de ingeniería pediría la comida para mí antes.

Sabía que Angélica estaba haciendo el ridículo a propósito, así que no podía aguantar ni un momento y dije, - Angélica, conquistar a alguien es una capacidad propia, a señor Vergara no te gusta, así que es inútil que te desquites conmigo -

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