Amor desgarrado romance Capítulo 57

-Dime- dijo Hector.

-Voy a trabajar en AG Diseño. Prométeme, no vuelvas a hacerle daño-.

Voy a proteger la compañía de Yonatán.

-De acuerdo, te lo prometo- Hector asintió con la cabeza.

Estaba inquieta, -Jefe, espero que cumplas tus palabras. No hagas lo que hiciste la última vez. Me lo prometiste, pero hiciste algo a AG Diseño a espaldas.

Hector me miró con cara un poco sombría, -He cumplido todo lo que prometí, después de eso, no hice nada a AG Diseño.

-Lo hiciste o no, el gerente lo sabe bien en tu mente-

Ahora, ya no podía confiar en Hector.

Pero tenía que hacerlo.

Al día siguiente, volví a AG Diseño.

Yonatán me quería mucho, pero los demás no.

Cuando salí del despacho de Yonatán y volví a mi escritorio, allí había una rata recién muerta.

La sangre manchó el escritorio.

Si hubiera ocurrido antes, lo habría aguantado yo, pero ahora decidí adelantarme y ayudar a Yonatán en lugar de comprometerlo.

Miré a la rata muerta y la tiró al cubo de la basura agarrando su cola, aguantía el malestar de mi corazón.

Luego, mientras aplaudía, decía, -Todos sabéis que estuve en la cárcel, ¿verdad? ¿pero no sabéis la razón?

En aquel momento, no me hicieron caso los compañeros a mi alrededor que estaban trabajando, pero sabía que todos estaban escuchándome atentamente.

Dije palabra por palabra, -Intento de homicidio.

Al pronunciar las tres palabras, vi que todos los compañeros que estaban a mi lado se detuvieron por un momento.

Alguien tomó café.

Un silencio opresivo cayó sobre la oficina.

Seguí, -Obviamente hay una razón, pero ya salí, y me llevaré bien con todos vosotros-.

Al terminar mis palabras, me senté.

Aquel día efectivamente fue pacífico.

No ocurrió algo como antes. Sin embargo, todos mis compañeros me miraban de lejos.

Debido a lo que pasó la última vez, ofendí a Angélica. No obstante, ya conocía lo que pasaba en la sociedad, además, la mayoría de los pedidos de la empresa eran para residencias normales.

Generalmente tenía la capacidad, así que volví a ser diseñadora.

Esa tarde fui a ver a unos clientes y nos comunicábamos bien. Entonces he conseguido dos clientes.

Pensando que mañana empezaría a ir al lugar de la construcción para tomar medidas y hacer boceto de diseño, y que esta noche sería mi último tiempo libre, por lo que me puse en contacto con Alicia para devolverle el dinero en persona.

Justamente ella estaba en la Ciudad Yiela.

Quedamos en vernos en un restaurante de hotpot al lado de la oficina a las 18,30.

Terminé mi trabajo por la tarde, al salir del edificio de oficinas, vi a Hector que estaba en la puerta y su coche, no muy lejos.

Cuando me vio, se me acercó y me preguntó, -Ya acabaste tu trabajo, ¿qué quieres comer?

Actuaba con naturalidad, como si fuéramos una pareja enamorada.

Me esperó a que saliera del trabajo y me acompañó a cenar.

Alrededor, la gente que trabajaba en el mismo edificio entraba y salía. Al parecer, me lanzó miradas de envidia o de celos.

Pero, ¿qué había detrás de esta bondad? Lo conocía muy bien.

No tuve la suerte de recibirlo.

Me puse de pie y me dirigí a Hector, -Jefe, usted está muy ocupado, así que no hace falta hacerme caso. Ya que le prometí que no perseguiría más este asunto, definitivamente no me retractaré de mis palabras.

Después de decir eso, le di una sonrisa cortés.

Hector me miró con la cara sombría, y bajó la voz, -¿Crees que he venido a verte para cenar con ese motivo?

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