Dejó el café y se fue hacia fuera intensivamente. Lo seguí, -¿Qué pasa?- le dijo.
Me dio una mirada el hombre que aparentemente estaba un poco dudado, pronto me contestó, -Nada, haz lo tuyo.-
Emergió una mala sensación de mi corazón.
Como los asuntos de hoy no tan importaba, me vino la idea de acompañarle.
Yonatán se concentraba en el móvil completamente y no se dio cuenta de que le seguí atrás. Al arrancaba el coche, me lancé al copiloto primero.
Me notó y luego se puso de depresión, dijo, -vete al trabajo.-
-Dime qué ocurre.-
Le pregunté.
Al principio no prefirió contarme, pero considerando la emergencia, no puso hacer más que ponerlo en marcha.
Hasta en el medio del camino, me lo confesó, que el obrero que se había encargado de reemplazar el pegamento en el programa anterior fue encontrado muerto en el campo.
Además eso ocurrió anoche que el cuerpo se descubrió hoy.
Al oírlo afirmé ligeramente que no era una casualidad.
Presenciándonos en la escena, la policía ya estaba. Y el cuerpo, todavía allí.
Fue la vez que me enteré de su nombre, Damián Navarro.
Lo fijé echado en el suelo, recordando el momento en el que lloró toda su dureza de la vida en el comisaría.
Sus tres chicos aún cuentan con su padre, ¿Adónde iba su familia?
Después de que la policía había tomado pruebas en la escena, llevaron el cuerpo a los forenses.
Según una serie de exámenes, básicamente se confirmó que Damián habría muerto súbito.
Debido a que su familia no estaba aquí, Yonatán y yo ayudamos a entregar el cuerpo a la funeraria el mismo día, y le compramos un ataúd,sudario, y le pedimos al artista que le maquillara al cuerpo.
Todo nos costamos un día.
Cuando regresé, ya estaba las once de la noche.
Abrí la puerta, pero resultó chocante que la luz estuviera encendida. Resultó que Hector estaba allí, en el sofá, con una sencilla tabla de ordenador en la que se encontraba un portátil.
Tecleaba sucesivamente.
-¿Cómo has entrado?-
A pesar de que se lo dije así, me calmaba y me relajaba mucho verlo en la casa tras presenciar tantos relacionados con la muerte desde la morgue hasta la funeraria.
-Esta mañana me llevé la llave de repuesto.- dijo, tiendo los ojos en la pantalla.
-¿la llave de repuesto?-
¡Ni siquiera yo saber dónde estaba mi llave de repuesto!
-¡Cómo te atreves a tocar mis cosas!-
Pasé la vista alrededor, parecía que la habitación no cambió nada.
En eso, dejó su trabajo, me acercó, me olfateó, y ceñudo, me preguntó, -¿Adónde fuiste, de qué sabor de tu cuerpo?-
Después de cambiarme los zapatos, paré detrás de la puerta ventana, observando las mil luces afuera, y le conté todo lo que sucedió.
Por fin, frunciendo el entrecejo, me dije, -¿Cómo imaginas la melancolía de sus esposa e hijitos cuando se enteren de la muerte de su padre. Qué debe hacer la familia sin su único pilar de vida?-
Aunque eso no me pasó a mí, sí la imagen de su llanto en la comisaría no paró de bullirme en la cabeza.
De repente, me interrumpieron las palabras con un roce de calor detrás.
Hector por detrás sosteniéndome, brazó alrededor de mi cintura, los labios delgados besaron suavemente mi pelo, con un tono suave, dijo, -No somos santos, no nos hace falta cuidar a todo. Pero podemos ayudar, voy a ayudar la familia por ti.-
Aproximadamente una hora después, la mujer y sus tres hijos fueron traídos por Yonatán y la policía.
Tan pronto como se acercó, comenzó a llorar y quejarse de nuevo.
La chica de la recepción se apresuró a servir té y agua, compró una botella de leche en polvo, ayudó a los gemelos a preparar la leche y por fin alimentarlos.
La policía siguió.
Abordaron el tema de la compensación.
¡Originalmente no podemos aceptar tanto, pero esta de repente cambió el número, a 640,000 euros!
La policía también creó que era demasiado.
Me hallaba al lado, mirando el proceso. Al parecer, la mujer tuvo conciencia intranquila cuando pidió esa cantidad.
Sentí vagamente que el número no era lo que ella quería, sino que alguien le había dicho que pidiera tanto.
La policía le explicó, -Si se trata de una demanda, en tal incidente, la compensación no excederá 64,000 euros, generalmente 300,000 euros. Además usted tendrá que pagar la cuota de un abogado.
Miraba a la policía llena de confusión, parecía no tener remedio.
Más tarde, dijo que quería pensar otra vez.
Por lo tanto, Yonatán le pagó a la familia una suite cerca de la compañía para dejarlos vivir.
En aquel entonces, la madre le agradeció mucho.
Todos confiábamos en que esto podría desarrollarse adelante, pero no esperamos lo que sucedería.
Al día siguiente, su esposa vino y se sentó directamente en el sofá. En la multitud me encontró con precisión, dijo, -¡640,000 euros, indiscutible! Tal vez mi marido fuera asesinado por aquella Julieta con su trampa!"-
Se volvió tan insolente que evidentemente se había preparado.
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