Amor desgarrado romance Capítulo 92

Me acababa de dar cuenta de que, aunque estaba tan cerca, no olía nada de alcohol.

Él estaba sobrio.

No me atreví a imaginar más, solo lo miré y le dije, -Entonces, cuñado, dejas de hablar tonterías, la persona que amas es Jimena, y es imposible amarme en toda tu vida, esto es lo que dijiste tú mismo.-

Hector se quedó sin palabras.

Se distraía un poco por mis palabras.

Me miró fijamente, sus ojos negros se volvió más profundos, -Sí, solía pensar eso, pero resultó que estaba equivocado.-

-Presidente Hector, lo he dicho que ella y yo es imposible existir al mismo timepo, si va a la cárcel, yo volveré contigo.-

Miré a Hector con ojos firmes.

En ese momento, descubrí la vacilación en sus ojos.

Así, sonreí sarcásticamente, -Presidente Hector, soy inocente en la cárcel, ella se lo merece, sin embargo, cuando yo estaba en el cárcel, no me hacías caso, encima me causaste problemas, mientras no puedes soportar que ella estaba en la cárcel, ¿no tienes ya la respuesta en tu corazón?-

-No, solo que…-

Cuando Hector estaba dudando en decir algo más, ¡una mano pasó por mis ojos y lo empujó!

Debido a que Hector estaba un poco perdido en ese momento y fue alejado con sorpresa.

Resultó que era Yonatán.

En el segundo siguiente, Yonatán me protegió y le dijo, -¿Qué le va a hacer el presidente Hector a mi novia?-

-¿Novia?- Hector frunció el ceño por el nombre, me miró y preguntó, -¿Eres su novia?-

Cuando dudaba sobre cómo responderle, Yonatán de repente me abrazó.

El brazo del hombre era muy fuerte, y podía escuchar los latidos de su corazón apoyándome en él.

Alcé la vista y le dije a Hector, -Sí, ya soy su novia, presidente Hector, solo soy una basura abandonada por ti.-

Me menospreciaba deliberadamente, solo para evitar que Hector tomara medidas contra Yonatán.

-Je, ¿no dijiste que si ella va a la cárcel, volverás conmigo? ¿Por qué tienes novio?-

Hector se quedó allí.

Inesperadamente, podía ver la expresión herida en sus ojos, no sabía qué decir más por un tiempo.

En ese momento, Yonatán dijo, -Presidente Hector, el matrimonio de Jimena contigo ha publicado, por favor, deja de ponerla triste a Julieta, ella está sufriendo por ti ni tiene ningún espacio sano en su corazón.-

Me sentía más incómoda por las palabras de Yonatán.

Él realmente me conocía bien.

Lo que dijo fue quién era yo ahora.

Toda mi persona estaba herida por Hector.

Hector me miró, un rastro de angustia brilló en sus ojos, como si hubiera entendido algo, se dio la vuelta y se fue.

Tan pronto como se fue, Yonatán dejó de abrazarme, y dijo, -Perdóname, era una situación especial en este momento.-

Negué con la cabeza.

Entendía de que Yonatán era bueno conmigo.

Me preguntó por qué estaba aquí y le hablé de Fernando.

La expresión de Yonatán se convertía hosca después de escucharlo y dijo, -Lo despediré después de la reunión anual.-

No tuve objeción.

Después de todo, realmente no había ningún beneficio para que una persona así permaneciera en la empresa.

En la segunda mitad de la reunión anual, Yonatán me acompañaba, y comía conmigo.

Había notado que él quería hablar conmigo varias veces pero no podía, por fin, le pregunté, -¿Qué quieres decir?-

Yonatán me decía entonces que el cliente que estaba hablando con él en realidad era de Hector.

En realidad, la familia Navarro no quería anunciar el nuevo matrimonio con la familia Sandoval esta vez, pero la familia Sandoval tomaba la decisión por su propia cuenta, lo que hacía que la familia Navarro se sintiera insatisfecha.

Pero este asunto se debía al problema actual de la familia Sandoval, y la bolsa estaba caída hasta el valor de unos meses anteriores.

Para estabilizar la situación, la familia Sandoval no tenía otra alternativa que daba a conocer la noticia, y el valor de la bolsa había recuperado algo.

Esto me hacía preocuparme por Candela.

Pero no la mencioné y seguí preguntarle a Yonatán, -¿Por qué me dices esto?-

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor desgarrado