Amor Escrito por el Destino romance Capítulo 1

Desde el momento en que tomó el certificado de matrimonio de las manos del empleado, Florinda Vargas no pudo describir lo complicado que se sentía. En media hora, había pasado de ser una mujer soltera a una mujer casada.

Lo más increíble era que el hombre con quien se casó, hasta el día de ayer, era un completo desconocido. No sabía nada de él, desde la cabeza hasta los pies.

No se podía decir que se casó, más bien, ¡firmó un contrato!

Cuando salieron de la sala, el conductor Jaime que los esperaba afuera se acercó de inmediato. Sus ojos escanearon el certificado de matrimonio en su mano y una sonrisa de alegría apareció en su joven rostro.

"Sr. Gustavo, Sra. Florinda, ¡felicidades!".

Florinda se quedó perpleja por un momento, no estaba acostumbrada a ser llamada de esa manera.

Miró de reojo al hombre que estaba a su lado. Él medía más de un metro ochenta, era casi una cabeza más alto que ella. Su elegante figura estaba envuelta en un traje especialmente diseñado. Era guapo y bien definido. Pero el aura que emanaba, era fría a pesar de su prestigio.

Como el Sr. Gustavo del Grupo MS, debería ser el objeto de deseo de muchas mujeres.

Pero lo extraño era que ese hombre tan perfecto tenía un defecto secreto.

Se decía que no era bueno en la cama.

Pero a Florinda no le importaba, ella solo quería...

Gustavo Maltés apretó sus labios en una curva fría, ignorando las felicitaciones de Jaime. Cuando vio el auto deportivo plateado que se había estacionado a lo lejos, sus ojos se entrecerraron con una mueca de desdén y giró su cabeza para mirar a la mujer que estaba a su lado.

Florinda también lo vio.

Claramente, no le daba importancia al matrimonio. ¿Se iba a ir de viaje justo después de obtener el certificado?

La muñeca de Florinda se calentó primero, luego sintió un frío en la palma de su mano. El aliento frío del hombre rozó la punta de su nariz y se desvaneció. Levantó la cabeza con asombro, queriendo decir algo, pero Gustavo ya había soltado su mano y se alejó con sus largas piernas, dejándola con la vista de su espalda severa y fría. Bajo el sol de la mañana, su sombra se alargaba.

Jaime miró el auto deportivo plateado al lado de la carretera y luego le lanzó una mirada significativa a Florinda. Ella frunció el ceño, no dijo nada y corrió escaleras abajo para seguir a Gustavo.

Un momento después, el lujoso auto ejecutivo se fue, sin dejar rastro de apego o remordimiento.

Florinda era delgada y frágil, ella se quedó parada rígida en los escalones de mármol. La luz del sol golpeaba su rostro, pero no podía iluminar su corazón confundido. Si no fuera porque tenía el certificado de matrimonio en una mano y las llaves en la otra, ni ella misma se atrevería a creer que todo eso era real.

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