Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 43

Después de pensar y vacilar por casi dos días, Vanesa fue a la empresa de Orlando para buscarlo.

Cuando Vanesa vino a por él, este estaba haciendo el amor con Melina. Realmente, Orlando estaba frustrada porque Vanesa no le había llamado ni una vez desde que fue dada de alta del hospital.

«¡Vaya! ¡Por fin me vienes a buscar, Vanesa!»

Orlando dibujó una sonrisa irónica, mientras tanto estaba presionando la cintura de Melina acelerando sus movimientos de penetrar de una forma brusca.

—Dile que espere en la puerta —ordenó Orlando a la secretaria por teléfono y lo dejó a un lado.

Melina estaba de espaldas a Orlando, de modo que, Orlando no podía ver su expresión retorcida por los sentimientos de humillación, ira y lujuria. Su mirada era tan peligrosa como una reptil venenosa, porque sentía con claridad lo excitado que estaba Orlando y sabía la razón que estimulaba su placer sexual.

Mientras Melina soportaba los movimientos salvajes de Orlando, mordiéndose el labio inferiro firmemente. Ella estaba figurando un plan vicioso.

Cuando Orlando salió del cuerpo de Melina, se limpió con las toallitas y rápidamente se vistió. Melina también se revistió apresuradamente su falda y arregló su cabello desordenado.

Sus labios seguían hinchados y tenía las mejillas sonrojadas.

Luego, Melina mostró su sonrisa falsa, que había practicado miles de veces delante del espejo, y dijo con voz dulce:

—Voy a abrir la puerta para mi hermanita.

Orlando se sentó en la silla de la oficina sin decir nada, de modo que, mientras ella caminó hacia adelante moviendo su cintura delgada para abrir la puerta.

Al ver a Melina, Vanesa no se sorprendió para nada y entró en la oficina tranquilamente.

—Orlando, tengo algo que hablar contigo —dijo Vanesa y le dio una mirada a Melina para que saliera.

—Vanesa, ¿crees que hay algo que no sé de ti o de Orlando? —preguntó Melina.

«Como Orlando me toma como un instrumento de venganza contra Vanesa, voy a aprovechar la oportunidad de ayudarle a intimidar a Vanesa.»

Melina echó un vistazo a escondidas a Orlando y tras verificar que él estaba de acuerdo con sus acciones, soltó las palabras más groseras a medida que agrandaba su sonrisa coqueta:

—Como soy novio de Orlando, no hace falta que me eches. Incluso, a lo mejor te puedo ayudar en algo, Vanesa.

—Sal —dijo Vanesa fríamente mirando ferozmente a Melina.

—Vanesa, eres muy grosera. Si Orlando no ha dicho nada aún —dijo con supuestos agravios Melina mirando hacia Orlando—. Orlando, yo...

—¡Sal! ¿Estás sorda?

La sonrisa de Orlando desapareció y miró fríamente a Melina, dejándola quedarse muy avergonzada.

—¡Fuera ahora mismo! —repitió Orlando.

—Vale —replicó Melina con una linda sonrisa, mientras reprimía sus odios a la fuerza.

Cuando Melina se giró, echó una mirada cruel a Vanesa antes de irse, como si quisiera descuartizarla y devorar hasta su ultimo pedazo del cuerpo.

Pero a Vanesa no le importaba en absoluto, se sentó cómodamente en el sofá cruzando las piernas y dijo con un tono indiferente:

—Orlando, quiero que me hagas un favor —ella habló sin rodeos.

—¿Un favor? —preguntó Orlando—. ¿Por qué tengo que ayudarte?

Vanesa no se sorprendió por su actitud, por lo que, continuó con tono tranquilo:

Ella no quería perder el tiempo, solo quería resolver el problema cuanto antes y salir de este lugar repugnante.

—Te lo diré cuando lo tenga pensado.

—Orlando, espero que preste atención a este asunto. Frente a la crisis del Grupo Cazalla, yo no puedo esperar más —dijo Vanesa y bajó la mirada para ocultar su disgusto.

—¡Anda! ¿Esta es tu forma de pedir ayuda? —preguntó Orlando burlonamente, que no le importaba el final del Grupo Cazalla y solo quería aprovechar esta oportunidad valiosa.

Vanesa respiró hondo y dijo:

—Orlando, el Grupo Cazalla no tiene nada que ver con nuestros asuntos. Te lo suplico, aunque sea por tu relación con mi padre, por favor, ayúdame lo antes posible.

—Bueno, lo tendré en cuenta —contestó Orlando, sin tomar en serio sus palabras.

—Pues ya me marcho primero —dijo Vanesa, aguantando su ira, y se puso de pie.

Sin embargo, Orlando no la detuvo y la vio marchar.

—Vanesa, ¿terminas de hablar con Orlando?

Melina estaba apoyada contra la pared y tomaba café mientras esperaba que saliera Vanesa, pero esta la ignoró en absoluto.

—Me asombra tu valentía de venir a buscar a Orlando hasta aquí. ¿Y realmente crees que Orlando te va a querer? —dijo Melina mientras lucía su chupetón del cuello—. ¿Sabes qué? En realidad, ya avisaron a Orlando de tu presencia, pero lamentablemente él estaba hundido de amor en mi cuerpo y no tenía ni tiempo para hablar contigo.

—¿Y qué? —refutó Vanesa—. Espero que mi querida hermana puedas atraer el amor Orlando para siempre y que él nunca te abandone. ¡Ah, bueno! Para complacerle más a Orlando, puedes ir a los clubs a aprender las técnicas sexuales de esas “profesionales”.

—Bueno, no hace falta que me des las gracias, es mi consejo como hermana mayor —siguió Vanesa con una bella sonrisa.

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