Vanesa no esperaba recibir una llamada de Gerardo, porque había estado muy ocupada entre el hospital y la empresa después de la noticia de Orlando y Melina. De modo que, tampoco tenía tiempo para pensar en Gerardo.
Realmente, no quería pensar por qué el abuelo, que la había tratado tan bien, no hizo ni una llamada para consolarla en el momento que se volcó la noticia. ¿De verdad desconocía este asunto…?
Todas estas dudas tuvieron un gran impacto en Vanesa, y ella no fue capaz de reconocerlo.
Luego, no sabía el propósito de esta llamada, cuando Gerardo la debería haber llamado antes si era realmente un buen abuelo, que le tenía tanto cariño a ella.
Vanesa no se atrevió a profundizar sus pensamientos, porque Gerardo era el abuelo que tanto respetaba.
—¿Directora Vanesa? —murmuró Enrique.
En ese momento, Vanesa recordó que seguía en la reunión de planificación de proyecto y se centró en la discusión del plan.
Eran las dos y media de la tarde, cuando se terminó la reunión y se había pasado la hora de almuerzo.
Como ya pasó la hora de comer, Vanesa no tenía muchas ganas de comer, pero se traró algo de leche y pan, que le había traído Enrique para no caer en hipoglucemia.
Vanesa tenía que ir a la Villa Moya esta noche y tenía que finalizar todos los trabajos posteriores antes de salir del trabajo.
De modo que, se quedó sentada durante toda la tarde hasta que sonó la alarma.
Vanesa dejó de escribir y se apoyó exhausta en la silla. Cerró sus ojos secos y doloridos del uso excesivo y se marchó.
En la Villa Moya, Vanesa entró a grandes pasos al salón y vio que Gerardo estaba sentado en el sofá.
—Vanesa, has vuelto, siéntate aquí —saludó Gerardo a Vanesa con una sonrisa amable.
—Buenas, abuelo.
Vanesa se sentó a su lado y agachó la mirada, mostrándose muy distante. Gerardo también notó que ella se portaba diferente y sentía un poco de rabia al pensar en los escándalos provocados por su nieto.
—Vanesa, ¿me estás culpando? —suspiró Gerardo tristemente.
—Fue mi culpa, por no haber educado bien a Orlando para que provoque ese tipo de escándalo. Sus padres fallecieron pronto y soy un viejo que no sabe educar a ese chiquita…
Vanesa seguía con la mirada agachada y no le respondió, porque no era idiota y por este incidente se dio cuenta de que había sido demasiado inocente pensando que Gerardo era un anciano amable.
¡Vaya, el abuelo que más respetaba le estaba diciendo que tenía que aguantar y tener un hijo como vínculo con Orlando!
«¡Ja!»
Vanesa lo criticaba en su interior, pero no lo mostraba en su expresión.
Era cierto que ella quería divorciarse con Orlando, pero no podía ser tan impulsiva, porque conocía lo rencoroso que era éste. Si ella solicitara el divorcio, Orlando vengaría al Grupo Cazalla.
De modo que, Vanesa tenía que aguantar al menos hasta pasar esta crisis del Grupo Cazalla.
—Pero abuelo, Orlando me ha traicionado con mi media-hermana. Sabe lo mucho que me ha dolido, luego mi padre se quedó hospitalizado de la ira y me he tenido que hacer cargo del Grupo Cazalla. De verdad, me ha dolido mucho, pero voy a aguantar por sus palabras. Por otro lado, me gustaría que acepte mis condiciones.
Dado que no podía divorciarse, Vanesa no era estúpida e iba a sacar el máximo provecho al ceder. Además, era lo que Orlando la debía por su error.
—¿Qué condiciones y qué niña? Dime, ¿cómo quieres que castigue a Orlando?
—En verdad, no es nada. Uno eso que no quiero ver a Orlando de momento, porque me siguen doliendo esos daños y deseo que me garantice que no me moleste Orlando. Y la otra es que Melina se vaya, porque es la secretaria de Orlando. No es mucho mi petición, ¿no?
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