Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 79

—¡NO, GRACIAS! —respondió Vanesa sin pensar.

Aquella verdad ya no importaba, porque no cambiaría nada y preferiría seguir siendo culpada. Era más importante encontrar la oportunidad de separarse de Orlando y de la familia Moya.

Dylan miró a Vanesa con los ojos entrecerrados, parecía que ya no le importaba para nada a ella, pero él lo tenía que investigar. De hecho, había empezado a investigar y pronto tendría los resultados.

No obstante, no le revelaría el resultado a Vanesa hasta el momento adecuado…

Dylan era un hombre muy paciente, era un depredador que no mostraría sus colmillos si no podía matar de un golpe.

—Vete, que me voy para la Villa Moya.

Vanesa echó a Orlando, porque estaba muy molesta al verlo y le dolía la cabeza al pensar que tenía que actuar en la familia Moya.

—Bueno, nos veremos pronto de todas formas.

Dylan se encogió los hombros y se fue de una manera tan ligera que Vanesa se sorprendió.

No obstante, ella estaba dando vueltas a los asuntos de la familia Moya en la cabeza y no captó el significado oculto en sus palabras.

Al llegar a la Villa Moya, Vanesa saludó a Jaime con una sonrisa, porque su educación no le permitía desahogar su odio por Orlando en los demás y trataría a la gente con respeto como siempre, pero solo por la educación y la formalidad.

—Buenas, Jaime.

—Buenas, señora Vanesa. El señor Gerardo, el señor Orlando y el señor Dylan están en el salón esperándole.

—¿Dylan?

«¿Por qué viene este hombre? ¿No me digas que viene a ayudarme?»

—Sí, el señor Dylan llegó hace poco.

—Vale.

Vanesa se burló a escondidas, porque no le importaba el motivo por el que Dylan estaba aquí. Pero ella no le había pedido ayuda, así que, si pasara algo, sería la responsabilidad de Dylan.

—Buenas, abuelo, Dylan —saludó Vanesa e ignoró a Orlando por completo.

Luego, se sentó en el asiento más lejano a Orlando para mantener la distancia.

Orlando mostraba una expresión sombría y se enfureció más al ver tal acto de Vanesa.

—Hola, Vanesa. Se dice que estás a cargo del Grupo Cazalla, ¿verdad? ¿Cómo te va? ¿Estás cansada? —preguntó Gerardo con una sonrisa

Aparentemente, estaba muy preocupado por Vanesa, pero no se sabía si era verdad.

Vanesa ya no era tan ingenua como para pensar que Gerardo no sabía nada y tampoco iba a sentirse conmovida por su actuación tan hipócrita, pero simplemente, ella tenía que seguir su papel fingiendo.

—Sí, es cansado el trabajo, pero estoy muy animada, porque no sabía que gestionar una empresa es algo tan divertido. Cuando mi padre se recupere, puede ser que vaya a trabajar en el Grupo Moya. ¿Qué tal te parece la idea, abuelo?

Vanesa también sabía hacerse la tonta y era capaz de hacerlo si Gerardo lo aceptase.

—¡Qué niña! ¡Sí que te gusta bromear! —Gerardo sonrió e ignoró las palabras de Vanesa.

—Solo quiero alegrarte un poco, abuelito —Vanesa fingió como si fuera realmente una broma.

Gerardo le había pedido a Vanesa que volviera porque quería que Orlando le pidiera disculpas y que ella dejara el asunto.

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