Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 29

Al día siguiente

No sé cómo expresar como me siento. En mi interior existe una contradicción que nadie podría entender. Por un lado, recuerdo nuestro primer encuentro y siento mi corazón latir con fuerza al saber que en pocos minutos él llegará a buscarme. Me encantaría regresar a aquella noche donde todo comenzó; donde mi padre me lo presentó y para mi Lucas me parecía un hombre completamente impresionante con el cual buscaba pasarla bien.

Hubiese preferido que nuestra relación comenzara así... Una relación donde ambos nos usáramos con fines de saciar ese instinto que al fin y al cabo habita en cada uno de nosotros. Si las cosas se hubiesen dado así hoy no me encontraría tan confundida como ahora.

En estos instantes mi mente me contradice. Me grita que él me ha tomado a la fuerza, pero otra parte de mi grita que moría de ganas de estar con él; claro que no de esa manera.

Todo el juego de poderes que planteamos él y yo término de la peor manera y ahora no sé ni si es correcto o no el haber aceptado esta cena. Lo único que sé, es que como la primera vez que lo vi, me atrae muchísimo. Quizás estoy enferma... y debería consular a un psicólogo; y supongo que me pondré a buscar uno el lunes. Puede que me esté volviendo loca y yo no me esté enterando de la situación.

—Señorita Sienna, el joven Lucas está en la sala esperándola—me interrumpe Rosa entrando a la habitación, ya que he dejado la puerta abierta.

Volteo a mirarla y le sonrió —¿crees que me veo bien? —le pregunto mostrándole el vestido rojo que traigo puesto.

—Se ve increíble— me dice con una enorme sonrisa en su rostro y le regreso el gesto.

—¡Gracias Rosa, te adoro! —le digo y le doy un beso en la mejilla para luego bajar a la sala.

Al llegar a la sala, allí está él con su traje negro y camisa blanca. Debería odiarlo, pero mi corazón no me hace caso.

Me observa con detenimiento y luego levanta sus manos —¿puedo decirte que te ves bellísima? — me pregunta y supongo que lo hace para cumplir con lo que me ha dicho ayer.

—Gracias— eso es todo lo que decido decirle.

[...]

—¿Dónde me llevas? —pregunto al notar el silencio que hay dentro de este auto.

«Supongo que él no quiere decir nada para no arruinar el momento, y yo... bueno, yo no sé muy bien qué decir».

—He estado averiguando un poco acerca de tus gustos, acerca de tus pasatiempos favoritos... y me han dicho que te encantan los sitios que ofrecen una vista increíble de Miami—me dice tomándome por sorpresa.

—¿Y quién es el que te ha dicho esa información? —pregunto algo desconfiada.

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