Después de un largo día en la oficina no he querido regresar a casa. Honestamente, no quiero que mi padre me vea así de preocupada; no tengo el valor de contarle porque es que me encuentro así. He decidido que el chofer no me acompañe y conducir yo. Necesito estar completamente sola, necesito caminar... distraerme... ¿Qué mejor que ir de compras?
«Supongo que aún no consigo deshacerme de este hábito». Estaciono el auto en el estacionamiento del "Bal Harbour Shops" e intento no pensar en él.
Este sitio siempre me ha gustado, pero hoy recorro cada uno de los locales de ropa y nada parece gustarme... o quizás es que yo ya no soy la misma. Antes solía encontrar distracción viniendo aquí y comprándome ropa, pero ya no... Sólo camino los pasillos de este lugar mirando al suelo hasta que alguien choca conmigo y prácticamente vuelca todo su café sobre mí.
—You need to look where you are walking!— me grita una voz masculina.
Al levantar mi mirada y cruzarme con sus ojos verdes, los cuales no veía hace mucho tiempo sonrió. —¿Axel? — pregunto confundida y creo que es más que nada para asegurarme de que no estoy loca y si es él.
—¡Sienna!— exclama y olvidándose de que me ha manchado con café, me abraza.
No me suelto de nuestro abrazo, pero alejo mi cuerpo para no mancharlo a él también. —¡Hace siglos que no te veía! — comento con entusiasmo cuando nos soltamos.
—Lo sé. Es que cuando me gradué de la universidad me fui a Londres a manejar las oficinas de mi padre allí, pero ya estoy de regreso ¿y que es de ti? —me pregunta con mucha curiosidad y encojo mis hombros.
Ni siquiera sé por dónde empezar a contarle. —En mi vida han ocurrido muchísimas cosas; necesitaría mínimo tres horas para contarte —bromeo y ambos reímos.
—¿Qué tal si te compro otro vestido para que te quites este que te he manchado, y te invito a cenar? ¿Tienes tiempo? — pregunta con una gran sonrisa y asiento.
—Te acepto la invitación a cenar. El vestido me lo compro yo—explico y sonríe.
—De acuerdo, ¿Dónde buscaras vestido? Te acompaño y me vas contando todo —propone y simplemente comienzo a caminar hacia uno de los locales donde he visto un vestido más o menos lindo mientras vamos conversando acerca de nuestras vidas.
«Aún no me creo que después de tanto tiempo me haya encontrado con mi mejor amigo de la universidad. Esto es realmente una gran casualidad de la vida».
Le veo hacer la orden y luego antes de pedir el aperitivo me pregunta si estoy de acuerdo. Me gusta que me tenga en cuenta para ordenar la comida; no todos lo hacen.
—Ahora sí, cuéntame todo—me pide.
Poco a poco, le voy contando de Ramiro, de Lucas, de mi boda, de mi divorcio... de la empresa de mi padre... en fin; de todo lo que me ha ocurrido, pero sin entrar en demasiados detalles. Es evidente que mi extraña vida en estos últimos tiempos le llama la atención. Es muy difícil de explicar cómo puedes casarte un día, y tan sólo unas pocas semanas después separarte.
Desde que Lucas apareció en mi vida; todo ha dejado de ser normal, esa es la única explicación que puedo darle a una persona que tan sólo ha estado perfeccionando sus estudios y manejando la empresa de su padre en Londres. Recuerdo muy bien que mi padre siempre creyó que Axel era del tipo de hombre que me convenía, pero yo como tonta no supe verlo en su momento.
Junto a él, la cena se ha pasado muy deprisa. Creo que nos han quedado muchísimas cosas por hablar. Tantas que hemos intercambiado nuestros números para seguir en contacto. El apareció en el momento preciso donde yo buscaba no pensar en nada... Vaya que lo ha logrado. Me transporto a aquellos años donde la pasábamos increíblemente bien juntos.
«Quizás eso es lo que necesito. Distraerme y olvidarme de todo el daño que me ha causado Lucas».
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