Atrapada en la Venganza de un Millonario romance Capítulo 40

Le veo regresar del baño y sonrió como una idiota al verle tan solo con su bóxer puesto. Se acuesta a mi lado en esta cama, y me acomoda entre sus brazos haciendo que apoye mi cabeza en su pecho. Besa mi cabello, le escucho respirar — mi camisa te queda mucho mejor a ti que a mí. — comenta y con sus dedos desabrocha el primer botón que he abrochado.

— ¿Qué haces? — pregunto entre risas.

— Disfrutando la vista. — explica con un tono de voz que es capaz de derretir el hielo de los polos.

— Creo que eso es lo que has estado haciendo hasta hace un momento, ¿no? — pregunto entre risas.

Él ríe de mi pregunta también y me aprieta más contra su cuerpo — Eres exquisita. — dice firme y besa mi cabello nuevamente –te amo Sienna Di Marco. — me dice al oído esta vez — ¿te has sentido a gusto? — pregunta y sonrió ampliamente.

Como puedo, a causa de la manera tan firme en la que me sujeta, me doy la vuelta hasta quedar acostada de lado. Le miro detenidamente y me pierdo en el escultural paisaje que es su cuerpo casi desnudo. — He estado mucho más que a gusto... Me he sentido plena. Me has llevado a un viaje de ida sin regreso — confieso y sin poder evitarlo, mis dedos rozan su torso — ¿así que esto es lo que nos hemos perdido? — pregunto y es más una pregunta para mí que para él.

— Me encanta saberlo... — dice algo nervioso por la manera que mis dedos le acarician.

— Eres demasiado guapo... muy inteligente... besas... es que tus besos son deliciosos — le digo con muchísima seguridad y juego alrededor de su ombligo. Llego hasta el límite de su bóxer y noto como su respiración se va agitando — ¿te gusta? — pregunto a modo de reto y le miro.

Sus ojos color mar están clavados en los míos. Están llenos de deseo y yo sólo puedo seguir con mi macabro juego. — Mi vida... que si sigues así no podré aguantarme ¿eh? — me advierte.

— ¿Cómo me has llamado? — pregunto con mucha curiosidad.

— Mi vida — repite un poco más fuerte para que pueda escucharlo y sonrió triunfal.

— Mmmm... me gusta. — comento y su mano me sorprende colocándose sobre la mía.

— Así... — dice guiando mi mano hasta su intimidad. Le miro a los ojos mientras él me hace tocarle guiando mi mano y podría decir que se ha incendiado el planeta entero.

Muerdo mis labios al ver que su otra mano abre la camisa que llevo puesta y juega con mis pechos — me vas a matar. — confieso.

— Llevo muchas noches soñando contigo — confiesa algo agitado.

«Yo también he soñado con él, pero prefiero demostrarle lo que he soñado más que decírselo ».

Sin que lo espere, me ubico prácticamente sentada sobre él con mis piernas a cada lado de su cuerpo y con mi intimidad rozando la suya. — Tú también te me has aparecido en sueños. — confieso y me quito su camisa.

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