Bebé por Contrato (COMPLETO) romance Capítulo 38

BARRY

-Buenas tardes, doctor, quisiera saber ¿cuándo es que le darán el alta a mi esposa?-ya pasó el primer día en el hospital y nadie nos ha dicho nada.

-Señor Freeman, la ginecóloga le hará una ecografía a su esposa para ver al bebé y asegurarnos con una especialista que todo ande bien, la doctora Johannes llegará a las cinco, esperen un poco solamente y debido a qué no hay muchos golpes o heridas creo que su esposa estará un día más por las dudas y más que nada por los dolores que ella pueda tener y el reposo. -Me sonríe muy amable pero yo ya me quiero ir, no me gustan los hospitales.

-Le agradezco mucho doctor, hasta luego-doy media vuelta para ir con Kelly, no me habla, esta muy seria muy enojada pero realmente yo sé que tengo la culpa por lo que pasó y por lo que le dije. Desde hace rato que estoy con ella, salgo un momento y parece ser que se alivia de que me vaya, pero no la dejaré sola ahora, no cuando me necesita. Entro en la habitación con la esperanza de encontrar a Kelly más feliz pero no, sigue mirando la televisión de la habitación. Me siento en el sillón de a lado y espero a qué me mire o a qué diga algo pero al parecer no lo hará. -Oye-la llamo pero me ignora -Kelly, me dijo que doctor que te irás a casa después de que te hagan una ecografía y revisar que el bebé esté bien.

-Me alegra oír que me iré, y a mi casa.-Su tono acusatorio me enfada un poco.

-Sí a casa.-Afirmo.

-Que emoción, regresaré a la casa de mis padres, qué felicidad, gracias.

-El sarcasmo no te pega-la miro mal pero ella no da paso atrás. -¿Podrías dejar de comportarte así?

-¿Cómo?-cruza los brazos en su pecho, apuesto a que se está preparando para una batalla.

-Así, siento mucho haberme comportado cómo lo hice, perdoname. Realmente lo siento, ese día estaba muy ebrio, no sabía lo que decía.

-Bien dicen que los borrachos y los niños siempre dicen la verdad-su mirada es acusadora.

-Quiero decirte que lo siento y que quiero que me perdones, por favor -le ruego.

-Me ofendiste de una manera inimaginable, me heriste porque me hiciste pensar que soy una mierda de persona nada más por querer ayudar a un tipo que en un tiempo me gustó.

-¿Qué?-¿me está diciendo que le gusto?

-Sabes qué olvidalo, ya me quiero largar de aquí y de paso irme de tu puta casa de la que hace no sé cuantos días me corriste.-Hace ademán de querer levantarse pero tiene el suero.

-Oye, Kelly ya, por favor. Ruego por tu puto perdón, realmente lo siento y no me gusta estar así contigo.

KELLY

-No me interesa, y no te daré mi perdón, no cuanto tú dañaste mi orgullo y mi seguridad, nunca le hagas eso a una mujer, Barry, no sabes cuanto duele.-Le grito, pero al hacerlo siento un pequeño tirón dentro de mí. -Auch-me quejo, Barry palidece ante mi gesto de dolor.

-No te exaltes, acuerdate de tu estado, debes de estar tranquila.-Sus estúpidas palabras no me tranquilizan, estoy muy enojada.

-Sólo me quiero ir de aquí, Barry, por favor. -Los hospitales no son los mejores lugares del mundo, precisamente, creo que a nadie le gusta estar en una camilla sin poder pararse para ir al baño o para siquiera estirar las piernas, ya he estado dos días aquí, consciente cabe recalcar, pero para mí ya fue una eternidad.

-Te entiendo, pequeña-¿pequeña? Desde cuando cree este pedazo de basura que cree que puede decirme "pequeña" estoy realmente enojada con éste individuo.

-¿me puedes decir la hora?-no quiero ser grosera, ni mucho menos seguir peleando.

-Son las 5:55-el tiempo pasa muy rápido pero a la vez tan lento y agotador.-Cierto, el doctor me informó que te podrás ir después de que la ginecóloga te haga una ecografía para asegurar de qué todo esté bien con el bebé, Kelly.

-¿y cuándo me la harán? Éste es un hospital de lujo, exige que me la hagan a hora mismo, te lo ordeno, da dinero yo qué sé, pero en serio, ya le quiero ir-estoy muy ansiosa, me duele la cabeza horrible, el brazo le punza y la herida de la rodilla me arde, por Dios, ya quiero que se acabe esta tortura.

-En un momento vengo, Kelly.-Resopla enfadado, pero no me interesa su enfado. La cabeza me está punzando terriblemente, aplasto repetidas veces el botón para llamar a la enfermera, después de un pequeño rato aparece un enfermero un tanto guapo.

-Buenas tardes, señora Freeman-me sonríe con delicadeza-¿que le ocurre?

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