Bebé por Contrato (COMPLETO) romance Capítulo 60

Barry

—William, si quieres trabajar en la empresa deberías de firmar un contrato y no pasártela en mi oficina quitándome tiempo y espacio, así te damos tu lugar—sugiero mientras borro unas cosas en el ordenador.

—No quiero estar sujeto a un horario fijo, pero bueno, pon a que me redacten mi contrato.

—Gracias por aceptar, tendrás un horario flexible, te lo prometo. Pero por favor, sé lo más responsable que puedas, hay cosas muy importantes que debes de empezar a resolver.—Suspiro irritado.—Empieza por la demanda de la señor que fue despedido el mes pasado.

—Como tú digas, ese hombre no te sacará ni un centavo.

—Eso no importa, no me niego a dar un monto, solamente quiero darle lo justo y lo que le corresponde por lo que trabajó.

—Exactamente, ¿qué fue lo que hizo?

—Era chófer, se llevó la camioneta y la destrozó en un accidente, quiere que le paguemos los gastos del hospital y eso no puede ser, él debería que pagar por lo que hizo bajo el influjo del alcohol. —miro los mensajes que Kelly me ha enviado.

*Saldré con Liz a ver a mis padres, llegaré en la noche. Te quiero." No saben cuanto me emociona que me diga un "te quiero " de nuevo, es como tocar la gloria con loa dedos.

—¿Por qué sonríes?—pregunta William.

—Por nada—estoy feliz.

—Que rápido se ha recuperado Rease, pensé que tardaría más de 4 meses.

—Lo sé y eso es muy bueno. Además, Kelly ya tiene 8 meses, ¿puedes creerlo? —suspiro de la emoción.

—Ya me lo dijiste ayer, hermano. Me rehusó a la idea de tu esposa, ¿como es que tus bebés solamente tienen accesorios y ropa blanca?¿ Ven la importancia de saber sus sexos?

—Mi esposa está loca, en la ecografía de 12 semanas estaba segura que quería saberlo pero los bebés no se dejaron ver, así que en la tercera ecografía ella dijo que no quería saber, así que ya no sé que es lo que quiere esa mujer.

—¿Hormonas? es la única explicación que veo viable.

—Creo que sí lo es, pero gracias a esas hormonas Kelly parece un terrón de azúcar, es tan dulce conmigo que me empalaga, nuestra relación está cambiando mucho, y creo que estamos perdidamente enamorados...

—Deja de hablar así, sinceramente estás perdido.

—No más que tú, miserable.

—Yo no estoy así, ella y yo tenemos una relación abierta, muy pero muy funcional. Y estamos muy a gusto. Luz es muy buena—hace un ademán obsceno.

—Das asco, recuerda que ya no se puede hablar así de las mujeres, está en nuestro código, es por respeto, a mis futuras hijas, si es que lo son, si son niños... Les enseñaremos lo que es bueno—me río.

—Ahora eres tú el que da pena, no eduques a tus hijos como unos bastardos—no quiero que sean como yo.

—Estoy tranquilo, Kelly no me dejará ser mal padre y yo no la dejaré ser mala madre, es trabajo en equipo; algún día lo sabrás.

Tocan la puerta, es Mhia, la secretaria que Kelly me buscó hace tres meses, buena señora y muy cumplida. Es una Kelly pero con 40 años de más.

—Señor Freeman, el encargado de diseño gráfico está en la línea 4 de su teléfono.

—Gracias—tomo la llamada —Hola, Tristan.

—Barry, te hablo para decirte que ya tengo 3 bocetos de las invitaciones que me pediste—cierto, no recordaba.

—Madamelos a mi e-mail, ya sabes que la que manda es mi esposa, ella decidirá cuál será la oficial.

—En un rato te los envío.

—¿Ya casi está lista la fiesta?—William es parte de todo esto desde que sostiene su "relación abierta" con Liz, ya no los puedo sacar de la casa. Además de que la casa que iba a comprar tiene problemas legales, así que mejor no efectúe la compra.

—Sí, solamente falta las invitaciones y que llegue el día.—Kelly realmente se la ha pasado bien planeando todo esto del Baby, fue un buen distractor.

—Bueno, me voy.

—Adios, que te vaya bien.

Mi móvil vibra repetidas veces, lo miro y son mensajes de Kelly:

Paso a pagar y ella me mira y me sonríe muy cómplice. ¿Quien es ella?

—Señor—saluda, al ver que yo no le respondo el saludo, explica:—lo entrevisté.

—Oh, ya. Perteneces a ese grupo de buitres que a fuerza querían saber sobre mi matrimonio, ¿no es así?

—Correcto, además usted me dio una mira muy sensual —me río ante eso porque si es cierto.

—¿Va a pagar?—pregunta la cajera.

—Ah, sí. —Saco la billetera y le entrego un billete.

—Mmmh... Chocolates—murmura.

—Para mi esposa —informo.

—¿Antojo?

—Si, ya sabes...—no quiero dar información sobre el embarazo, ya que ésta puede tomarlo como datos para una de sus notas y no gracias, Kelly me mataría.

—Su cambio—tomo el dinero y la bolsa con los chocolates.

—Gracias —me dispongo a retirarme hasta que la señorita periodista empieza a caminar atrás de mí con un móvil en la mano. —¿Qué haces?

—¿Me darías tu número?

—Lo siento pero no me lo sé —lo último que quiero es que Kelly se enoje conmigo o que se sienta insegura.

—¿No me lo vas a dar?—su pregunta suena retante pero no lo haré.

—No, privacidad.—Salgo de la tienda y me subo al auto... Ella se queda en la acera mirándome desconcertada. Lo siento pero estoy casado.

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