Besos de un infiel romance Capítulo 10

Jessy

Luz ya se había dormido, pero Sebastián seguía a su lado acariciando su cabello y llenadora de besos, suponía que lo veía como una despedida, pero no entendía su punto, yo no le negaría la entrada a menos que el quisiera alejarse.

— Ya se durmió. — pronunció con voz ronca bajando las escaleras.

Ya lo sabia porque hace un instante fui a verlos.

Yo me encontraba en el sofá con un té entre mis manos mirando la televisión sin entender nada porque mis pensamientos estaban perdidos.

— Gracias. — susurre dejando el té sobre la mesita y mirándolo de reojo cuando se acercó a mi lado.

— No me agradezcas, por favor, es mi obligación como padre. — murmuro en voz baja y asentí.

No quería toparme con esa mirada que tanto me descolocaba. ¿Por qué era tan malditamente guapo? Estaba solo en camisa con las mangas subidas hasta los codos, el cabello alborotado, unas tremendas ojeras, pero aun así lucia terriblemente sexy.

El silencio era incómodo así que me puse de pie apagando el televisor con el control.

— Buenas noches, Sebastián. — pronuncie con un hilo de voz pasando por su lado para subir las escaleras, pero sus brazos me detuvieron envolviendo mi cintura.

Me tense en ese instante al chocar con su pecho duro porque lo trabajaba cuatro veces a la semana en el gimnasio, sus cálidos dedos tomaron de mi mentón alzándolo para que así mirase lo que tanto llevaba evitaba esta noche.

Su mirada.

Sus ojos azul cielo eran cálidos, profundos, llenos de hermosura, los ojos más preciosos que podría haber visto jamás, sus manos temblaban cuando las poso en mis mejillas, eran tan grandes que abarcaban la mayoría de mi rostro.

Su frente se juntó con la mía y su mirada se cerró tensándome en el acto.

— Quiero creer que tengo una segunda oportunidad, que puedes perdónenme porque no quiero perderte chiquita. — su voz salió entrecortada pero aun así no se detuvo. — Nunca quise ocasionarte este daño, siempre di todo por ti, sé que no soy perfecto, pero intentaba serlo por ti mi amor y sé que la he cagado muchísimo Jessy y no sé qué hacer para que me perdones.

Su aliento chocaba con mis labios, su nariz rosaba con la mía y me sentía embriagada por su fragancia fresca.

Relamí mis labios.

¿Cómo podría perdonarlo?

Se separó un poco de mi rostro, pero aún mantenía sus manos en mis mejillas.

— Dime que puedo solucionarlo, Jess, dímelo. — pidió— No quiero perderte.

Yo tampoco...

En un impulso sus labios chocaron con los míos, nuestras narices se rozaron y me quedé parada sin hacer ningún movimiento, sus labios me envolvían, lo sentía desesperado por que le correspondiera.

Todo mi alrededor daba vueltas, mi corazón dolía, pero también latía fuerte y caí, por un segundo me dejé llevar y mis brazos envolvieron su cuello.

Sebastián se relajó y me comenzó a besar lento, nuestros labios se movían al compás y una de sus manos bajo hasta mi cintura apretándome levemente.

Esto estaba mal, pero sabía malditamente bien, me sentía como estar consumiendo una droga.

Era mala, pero me hacía sentir tan bien.

Aterrice en el sillón sin soltar los labios de Sebastián, sus manos se encontraban en mis muslos y una lagrima descendió por mi mejilla soltando un quejido.

La imagen de ese día volvió como siempre porque al parecer jamás podré superarlo y perdonarlo no sería una opción viable.

Lo aparte poniéndome de pie, le di la espalda mientras más lágrimas cubrían mis mejillas, me sentía devastada pero también confundida.

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