CARIÑO VUELVE A MI LADO romance Capítulo 7

Mientras tanto en la oficina de la compañía Di Monti, Alexander había tomado el puesto de director general, su padre le había pasado la b****a y por fin podría dedicarse a descansar y pasar más tiempo con Rocío, Ángela ya estaba por cumplir los 18 años y Romina era la más pequeña que le quedaba por cuidar

Ese día por la mañana, Angelo había recibido una llamada de su padre

Flash Back

— ¡Angelo, la nena ha vuelto a salir de compras y sobregiró la tarjeta, si no le pones límites me va a dejar en la calle en unos meses!

— Cuando fue a llorar te que no le daba lo suficiente para sus gastos te lo advertí, Ángela no se mide cuando sale de compras, pero tú insististes en darle una tarjeta de crédito enlazada a la tuya, ahí están las consecuencias, papá

— ¡Angelo no seas inútil y ponle gobierno a la niña, yo no puedo por qué soy su abuelo y estoy para consentirla, resuelve este asunto cuánto antes! — Lucien Black cortó la llamada, conociendo a Ángela seguro que fueron miles de dólares lo que gastó, pero eso no era lo más preocupante y pronto lo iba a descubrir

Angelo esperó a su rebelde y derrochadora hija en la sala de estar, fue inevitable ver que un chico traía a Ángela a casa, eso lo enfureció más, ella era la señorita de la casa y debía cuidar su reputación

— Hasta que la señorita llega, por lo visto bienes de hacer compras — la joven Black, llevaba las manos llenas de bolsas

— Si papá, fui de compras al centro comercial, ¿que tiene de malo eso? el abuelo Lucien me dió una tarjeta de crédito para que la usará como quisiera

— ¡Exacto, para que la utilizaras en caso de alguna emergencia, no para que lo dejaras en la ruina! ¡dame acá la tarjeta!

— Pero papá... solo compré unas cuántas cosas, ¿por qué estás siendo tan duro? no me la quieres, además no tuya es, que me la pida el abuelo Lucien — Ángela se negaba a devolverla

— ¡Que me la des te digo! ¡esto se acaba aquí jovencita, te manejarás con la mesada que yo te doy que es bastante decente y vas a dejar de hacer gastos innecesarios de hoy en adelante, por qué si sigues así de superficial te voy a quitar lo que tú madre y yo te damos y vas a ponerte a trabajar para que tú misma te costees tus compras sin sentido! ¡ahora vete a tu habitación!

— Ángela subió a su habitación furiosa, sin la tarjeta que su abuelo le dió se quedaba totalmente limitada en sus compras, pero está vez tenía que reconocer que se había excedido y había avisado de la buena voluntad de su abuelo

En la oficina Di Monti, Alexander todavía estaba molesto por lo que había sucedido el día de la fiesta, el vió a la persona que le gustaba coquetear y no le gustó para nada

Joan le trajo un café cargado como le gustaba beber por la tarde, más cuándo se iba retirando el asistente, el joven CEO le tomó la mano

— ¿Disfrutaste la atención que recibías en la fiesta? parecía que te gustaba atraer las miradas, no te creí tan coqueto, Joan, ¿entonces... te gusta que los demás te admiren?

— No tengo la culpa de ser llamativo, además soy soltero, no tengo que rendirle cuentas a nadie

Alexander lo miró con sus ojos azules por unos momentos antes de hablar

— Eso me agrada, nos quedaremos a trabajar hasta tarde hoy, es bueno saber que no tienes pareja, no familia, así no tendrás urgencia en irte

Joan no dijo nada, fue un momento a su oficina a traer unos contratos que debían ser revisados, ya ahí soltó sus verdaderos pensamientos

— ¿Qué de creé este hombre mandón? no tengo familia pero necesito descansar, llegar a casa y llenar la tina para darme un baño caliente, ahora tocará solo una ducha normal — El asistente no estaba muy contento

Alexander lo había hecho hacer café más de tres veces, le gustaba verlo de espaldas, Joan tenía un lindo trasero y una figura perfecta, en verdad era muy atractivo, lo tuvo leyendo los contratos para buscar irregularidades, el inteligente asistente ya había encontrado algunas

— Joan, pide algo de comer, procura que sea salmón o algún pescado a la plancha, tengo que guardar la línea, si me pongo gordo no seré atractivo para nadie

La noche transcurrió en un ambiente muy romántico, sin intención Lucien y Angy bebieron más de la cuenta, se pusieron al día y la cena se alargó mucho más de lo que esperaban, el gerente no los dejó ir en su auto, él les pidió un taxi, estaban muy ebrios y que manejaran no era una opción

En la mansión de Angy fueron dejados los dos empresarios, estuvieron poco más de diez minutos querido abrir, las risas y tambaleos eran de comedia, apenas entraron cayeron en la alfombra de la sala de estar, Lucien cayó encima del cuerpo de Angy, tan cerca de sus labios que no resistió besar, el beso se fue intensificando, dando paso a una entrega apasionada

Angy clavó las uñas en la espalda de Lucien al sentir el dolor que daba la primera vez, más pronto el placer la invadió y movió sus caderas al compás de las embestidas de su primer amor, había perdido la cuenta de cuántas veces lo soñó haciéndola suya y ahora estaba en sus brazos

Los jadeos de Lucien excitaban a la joven mujer, los susurros de su varonil voz la estremecían

— Joder, estás tan apretada, eres la mujer más hermosa, Angélica... mi hermosa Angelica — el joven CEO supo de inmediato y pese a su ebriedad que Angy era virgen, él había sido su primer hombre y eso lo enloquecía de orgullo, la hizo suya disfrutándola cada momento de su entrega hacía él, la hizo llegar a un ruidoso orgasmo mientras que el se dejó ir y la llenó de su caliente esencia, para así quedarse dormidos y abrazados

En la oficina de la compañía Di Monti, Alexander no estaba dispuesto a dejar ir a Joan, le había gustado desde que era adolescente y ahora que lo tenía tan cerca no lo iba a dejar escapar

Mientras revisaban unos documentos, Alexander se le acercó a su asistente para tomarlo del mentón voltearlo hacía él y besarlo, el inglés quiso quitarse pero el CEO no se lo permitió, en menos de nada ya estaba entre sus piernas, podía sentir su excitación

— Alex... esto... esto no...

— Shhhs, solo adultos tú me deseas y yo también, solo déjate llevar, te voy a cuidar gatito, entrégate a mí...

Alexander quitó de a poco la ropa de atractivo Joan, el mismo también se desvistió, lo hizo suyo como tanto lo quería, lo disfrutó hasta la locura, le dió mil besos y mordisqueo su cuerpo hasta dejarlo ahogado, ambos se quedaron dormidos en el gran sofá, Alexander no quería a ese hombre para una sola noche, lo atrajo hacia él para dormirse abrazándolo y aspirando si exquisito perfume

— Duerme gatito — le susurró el joven CEO

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: CARIÑO VUELVE A MI LADO