Comenzó una guerra, conquistó el mundo romance Capítulo 2

—Todo el mundo sabe por qué has vuelto. Quieres aprovecharte de nosotros, quieres nuestro dinero, ¿no es así? ¡Hace tiempo que fuiste expulsado de esta familia, infeliz desagradecido! ¡Nosotros no tenemos nada que ver contigo! Ahora, ¡lárgate!

Los padres adoptivos de Leandro se pusieron de pie y lo señalaban con el dedo, al mismo tiempo que le decían comentarios abusivos.

La forma en la que la Familia Gutiérrez distorsionaba la verdad era increíble. «¡Qué decepción!». Había creído que se sentirían un poco arrepentidos después de seis años; sin embargo, su actitud era aún peor. Le quitaron todo, lo dejaron lisiado y arruinaron su reputación al tergiversar los hechos y hacer que al final todo pareciera culpa suya. No tenían la más mínima compasión al hablar.

Bruno se acercó mientras lo miraba con condescendencia.

—¡Argh! ¿No quieres dinero ahora que has vuelto?

¡Clac!

Bruno tiró una tarjeta de crédito al suelo y levantó el pie mientras sacudía su zapato de cuero.

»Mi empeine está sucio. Lámelo y el millón que hay en esta tarjeta será tuyo. ―Sus palabras provocaron un nuevo estallido de risas mientras la multitud miraba a Leandro como si estuviera mirando a un perro.

—¡Vaya! ¿Un millón? Eso es más que suficiente para cubrir sus gastos. Apuesto a que lo lamerá. —Victoria lanzó una mirada irónica.

—¡De rodillas! —gritó Bruno, al ver que Leandro lo miraba fijamente —. ¡Ahora, lame mi zapato!

Leandro lo miró con frialdad y se contuvo.

»¡Arrodíllate! ―Bruno se abalanzó sobre Leandro e hizo presión sobre sus hombros; trató de obligarlo a que se arrodillara, pero este no cedió―. ¡He dicho que te arrodilles! —Bruno se esforzó para doblegarlo—. ¡Muévete!

De repente, Leandro abofeteó a Bruno en la cara, lo que hizo que cayera a casi ocho metros de distancia. El silencio se apoderó del lugar, se podía oír hasta la caída de un alfiler. «Increíble». Todos los miembros de la Familia Gutiérrez estaban estupefactos. «¿Qué acababa de hacer Leandro? ¿Había tirado a Bruno al suelo de una sola bofetada?».

¡Crash! Bruno estaba a punto de levantarse cuando Leandro lo pisó y le pasó por encima. Al ver que este se acercaba, José retrocedió instintivamente. Leandro subió al escenario y ajustó el soporte del micrófono. Todos lo miraron mientras se preguntaban qué haría a continuación.

—Escuchen todos... Estoy seguro de que recuerdan lo que pasó hace seis años, ¿verdad? Por el amor y el cuidado que recibí de la Familia Gutiérrez durante mi infancia, ¡les doy un mes para que se arrodillen ante mí durante tres días y tres noches para arrepentirse de sus pecados! ¡Recuerden que esto va para todos en la familia! Si dentro de un mes no cumplen mis órdenes, el resultado será sencillo, acabaré con cada uno de ustedes. ―La voz de Leandro era baja y profunda. Sin embargo, tan pronto como terminó, la multitud se rio a carcajadas.

—¿La vida en prisión le ha hecho daño en el cerebro o qué? ¿Qué tonterías presuntuosas está diciendo? La Familia Gutiérrez ahora mismo es un pilar en Colina del Norte. Él es solo un criminal. ¿No es una quimera querer destruirla? ¿Se volvió loco o algo así?

...

—Tengan en cuenta que mi paciencia tiene límites. ¡Solo tienen un mes! ¡Por supuesto, pueden reunir sus fuerzas y conexiones para luchar contra mí! Estaré esperando.

A continuación, Leandro se marchó enseguida, sin hacer caso de las burlas de la multitud.

—¡Detente ahí, b*stardo! ¿Te he dicho que te vayas? —Benjamín, el padre adoptivo de Leandro, quiso detenerlo.

—¡Benjamín, déjalo ir! —dijo José—. Hoy es un gran día. No quiero ver derramamiento de sangre.

Tenía miedo del impacto que provocaría si el invitado importante veía esto.

—¡Sí! Habrá muchas más oportunidades para ocuparse de él. Tiene suerte de que la persona que esperamos esté en camino.

De esta forma, Leandro abandonó el lugar bajo la atenta mirada de cientos de personas. Una vez que se hubo marchado, José preguntó ansioso:

—Javier, ¿dónde está? ¿Aún no ha llegado?

Javier parecía aturdido.

Muy poco después, los padres de Zamira, Aarón y Catalina, salieron horrorizados.

—¿Cómo tienes el valor de volver? ¿Sabes cuántas críticas ha sufrido mi familia por tu culpa? Sobre todo Zamira. ¿Sabes cuánto ha sufrido durante los últimos seis años? —reprochó Aarón, el padre de Zamira.

Mientras tanto, su madre, Catalina, empujaba a Leandro.

—¡Deberías saber que tu relación con Zamira se volvió imposible desde el momento en que fuiste a la cárcel! ¡Eres un criminal! ¡Solo eres una rata callejera en Colina del Norte! ¡Pones a Zamira en peligro al venir a verla!

Por supuesto que Leandro conocía del sufrimiento que Zamira había enfrentado en los últimos seis años, incluso sabía que se había negado a casarse de nuevo por su causa. Leandro se puso serio.

—Esta vez he vuelto para siempre. No dejaré a Zamira nunca más. Le ofreceré un futuro brillante y la haré la dueña del mundo.

La declaración de Leandro hizo que Aarón y Catalina soltaran una carcajada.

—Has pasado seis años en la cárcel. ¿Cómo vas a darle un futuro a Zamira? —preguntó Aarón con desprecio.

—¡Sí! ¿Con tu boca? —intervino Catalina—. ¡Hasta para hablar tonterías existe un límite!

Sin embargo, Leandro sonrió.

—No se preocupen. ¡Recuperaré lo que perdí en esos años! Destruiré a la Familia Gutiérrez en un mes.

—¡Leandro! —Esta vez, ni siquiera Zamira pudo soportar seguir escuchando sus tonterías—. ¿Podemos ser más realistas? No importa que acabes de salir de la cárcel. ¿No puedes tan solo poner los pies en la tierra y empezar de nuevo? Creo que algún día encontrarás tu camino una vez más, pero no puedes exagerar. ¿Sabes lo poderosa que es ahora la Familia Gutiérrez? Además, ¡la realidad de hoy es muy diferente a la de hace seis años!

—Zamira, confía en mí. Puedo hacer que la Familia Gutiérrez se incline a mis pies con solo una palabra —dijo Leandro con seriedad.

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