(COMPLETO) ¿Enemigos o amantes? romance Capítulo 44

------Narra Nathan en 5 años después------

Tener hijos no es cosa fácil cuando sus abuelos no hacen otra cosa más que consentirlo más de la cuenta, si yo digo no, ellos le dicen si, si yo digo si, ellos dicen no ¡no sé cómo lidiar con ellos! Y mira que adoro a mis suegros, pero cuando miman más de la cuenta a los mellizos es un poco irritante porque tú como padre quedas como "el malo" ¡los niños tienen 6 años! No deberían enseñarles a ser rebeldes a tan temprana edad.

Por suerte Markus me comprende y cuando mi padre está por comprarle un tercer helado a los niños lo regaña, con dos es más que suficiente por hoy, de todas formas, no se comieron sus vegetales a la hora del almuerzo, ni siquiera tenían permiso para comer el postre, pero bueno, tener abuelos cariñosos tiene esa ventaja, claro que para mí es una desventaja absoluta.

Hoy tuvimos una tarde en la playa, los niños jugaron en la arena, saltaron, corrieron, se enterraron en la arena, lloraron por no poder salir, hicieron un castillo de arena, se bañaron en arena y ¿saben que no hicieron? Meterse al agua, les daba miedo por lo que cada vez que Andrew y yo nos metíamos a nadar ellos lloraban como si nos fuéramos a morir, son unos traviesos muy adorables, sin embargo, Andrew los observa con cierta frustración al verlos correr y cada vez que su cabello se agita arena cae de su cabeza, los rostros de ambos están sucios y no quieren limpiarse la cara a pesar de tener residuos de comida; por suerte alcanzamos a tomar una fotografía como recuerdo de "Día familiar en la playa" antes de que estuvieran todos sucios.

Por otra parte, el pequeño Emilio era totalmente diferente a mis hijos, él es un año menor, pero es tan adorable y educado, además sacarlo del agua fue difícil no, lo siguiente, amaba el agua y no le gustaba ensuciarse con arena. Cada vez que tenía algún dulce ya sea helado, galletas o frutas, él compartía, no lo hacía porque alguien lo mandara, él nos decía a todo con un tono adorable un "¿Quiere pobar?", mientras que mis mellizos se lo comían todo a escondidas para no darle a nadie, claro que esto era culpa de Sam, ella le decía a Anthony que no le diera a nadie, pero cuando Emilio le pidió algodón de azúcar él amistosamente y sin escuchar a su hermana le dio hasta que no le quedaba más, es decir, se lo comieron juntos. El hijo de mi hermana es casi tan adorable como lo es ella, muero de ternura cuando los veo.

–Papá– me llamaba Sam– ¡Papa! –me gritaba, pero yo la evitaba, los adultos estábamos conversando sobre algo importante– ¡papá! –siguió alargando la última "a" lo suficiente hasta quedarse sin aire.

–Papá tengo frío...– me dijo Anthony sentándose en mis piernas para que lo abrazara.

–Ven aquí, te pondré algo más calentito– le estiró sus brazos Andrew mientras Sam gritaba de fondo.

–¡Papá, papá, papá, papá! –seguía.

–¿Qué? –le dije cansado de tantos gritos–.

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