(COMPLETO) Mi Maldita Obsesión romance Capítulo 14

Cristóbal Manckenzie

Bárbara está completamente dormida en mi cama, se ve tan relajada, un ángel. Pero sin embargo también está Mónica Hutton la rubia que estaba conmigo anoche, tuvo un problema con las llaves de su casa y me rogó que la dejará pasar una noche aquí en mi casa.

Bajo a la cocina con sólo un pantalón de pijama, busco jugo de naranja y procedo a tomar de mi bebida.

Hoy en la casa hay dos mujeres muy diferentes no sólo en el físico sino también en su forma de ser y pensar. Bárbara es más humilde, dedicada yo creo que por eso tiene organizaciones, ella sabe cómo ser una líder y Mónica se preocupa más por su imagen, su estatus social.

Mónica entra a la cocina con una sonrisa de oreja a oreja.

--Buenos días, cariño-anuncia llegando hacia mí y besando la comisura de mis labios.

--Buen día-murmuré fastidiado-. ¿A qué hora te vas?-pregunto alejándome de ella.

No quiero que entre Bárbara y nos encuentre en una situación comprometedora, aunque Mónica y yo solo somos conocidos pero tengo que satisfacer mis deseos. Independientemente de que ahora no la soporte.

Estoy en otro camino, otro rumbo. A la mujer que necesito tiene nombre y apellido Bárbara Medina.

--Cariño ¿Por qué no me preparas desayuno? Así hablamos un poco de mi carrera como modelo-explica mimosa.

--Cristóbal Manckenzie, me puedes llamar así-digo haciendo un gesto de fastidio-. Nada de cariño, cielo y ni mucho menos amor-le ordene.

--¡Qué pesado eres!-exclamó.

Salgo de la cocina y voy directo a mi habitación dónde está Bárbara completamente dormida o eso creo. Entro sin tocar y para mi suerte se está despertando, mira para todos los lados asustada y preocupada, su mano va hacia su cabeza y hace una mueca de dolor.

--Buen día señorita Medina-susurré y su cabeza gira hacia mí con los ojos abiertos de par en par.

--Manckenzie...-murmuró sin poder creerlo, mira cómo está vestida y en seguida posa la mirada en mí.

--Esa es mi camisa-respondo con media sonrisa por su reacción.

--Tú... Usted y yo tuvimos... Ya sabe-balbucea preocupada y con un terror en su rostro sin imaginar.

--¿Qué es lo que trata de insinuar señorita Medina?-pregunto en tono burlón-. Fue la mejor noche de mi vida-digo respirando profundo recordando cómo nuestros cuerpos se abrazaban y pude tenerla en mi cama respirando su aroma.

--¡No puede ser! ¿Entonces tuvimos sexo?-pregunta sumamente nerviosa.

No respondo. Quiero tenerla nerviosa ¿Se está imaginando que tuvimos sexo? Por supuesto que no aunque anoche más de una vez me pidió que la besara, soy todo un caballero en todo el sentido de la palabra estaba un poquito ebria y mis planes no son esos. La quiero consistente para todo lo que vamos hacer.

--¿Por qué me pasa esto a mí? ¡Oh Dios! Tuvimos sexo y no me acuerdo de nada ¿Esto es una maldita broma? ¡Verdad!-exclamó caminando por toda mi habitación.

Estoy como un depredador observando a su presa ¡Esa camisa le queda perfecta! Le llega a la altura de sus muslos casi le podría ver el hermoso trasero.

--Me está escuchando señor...-gritó interrumpiendo mis pensamientos tan eróticos sobre ella.

--No...-expresé cruzando mis brazos.

--No me acuerdo de nada... Ni sé cómo llegué aquí ¿Me puede explicar?-pregunta-. Todavía no me lo creo ¿Usted y yo? ¿Sexo?-vuelve a preguntar.

Vuelve a caminar en círculo negando con la cabeza.

--Bárbara Medina-responde con una sonrisa falsa que conozco perfectamente, más de una vez la he visto.

--Mónica Hutton, modelo profesional y muy amiga de Cristóbal ¿Verdad cielo?-pregunta sonriendo.

Bárbara revolea los ojos.

--Dije antes que tenías que irte-reclame-. Sólo repito una sola vez y lo sabes-contesté fastidio.

--Amor...-chilló Mónica.

Bárbara observa la situación detenidamente en su rostro refleja enojo, celos porque es eso está celosa. Ella se acerca a mí y hace una mueca de dolor la misma de ahorita.

Pasa sus brazos por mi abdomen y me abraza, yo igual hago lo mismo.

--¿Estás mareada?-pregunto preocupado.

--Un poco-murmuró pegándome más a su cuerpo.

La levanto en mis brazos y la llevó hacia el sofá que está al lado de nosotros, la colocó con cuidado cuando me voy a levantar ella me abraza por el cuello y llega a mi oído.

--Se va ella o yo, señor Manckenzie-susurró mordiendo mi lóbulo.

Si señores. Fue todo un teatro.

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