Bárbara Úrsula Medina
Todo ha pasado tan rápido pero a la vez intenso. Lo único que necesito ahora es estar sola, no ver a nadie, olvidarme de todas las discusiones con mi madre y novio. En definitiva quiero alejarme de todo lo que me pueda hacer daño.
Estoy en una de las organizaciones, eso también me ayuda a despejar la mente y olvidarme por unos minutos todo el tormento de mi madre ¡Eso es lo único que necesito!
--Barby ¿Qué tienes hoy?-pregunta una niña muy linda llamada Luz.
--Nada pequeña ¿Porque la pregunta?-pregunté con media sonrisa.
--Hoy no estás feliz como todas las veces que vienes-reveló llevando su mano a mi mejilla-. ¿Estás enferma? ¿Te hicieron algo?-pregunta.
--Estoy bien linda. Gracias a Dios no estoy enferma y... Todavía no me han hecho nada... Sólo estoy un poco triste porque ya sabes, nunca conocí a mi padre y a veces necesito saber quién fue y porque me dejo-murmuré pensativa.
--Yo tampoco conocí al mío-responde-. Pero cómo dice la madre Dolores el que no está no hace falta-expresó la pequeña.
--En gran parte es cierto-susurré por lo bajo.
Escuchamos un escándalo afuera de la habitación.
--¡Bárbara!-exclamó.
¡Daniel! Es Daniel. ¿Qué hace él aquí? Se supone que nunca ha estado de acuerdo con todo esto.
--¿¡Dónde estás!? Tenemos que hablar ahora mismo, sal de donde estés-grita y parece que está más que enojado.
Y ahora ¿Qué hago?
--Pequeña quédate aquí, no salgas por favor-le ordene a Luz que está detrás de mí con un poco de miedo.
Salgo de la habitación y me encuentro con un Daniel súper furioso, su cabellera despeinada, la corbata mal hecha y tiene tres botones abiertos.
--¿Qué te pasa? ¿Por qué vienes aquí y a gritar como un loco?-le cuestionó.
--Tenemos que hablar ahora, busca un área para conversar si no quieres que empiece ahora mismo-ordena cabreado.
--No. Ahora el que tiene que escuchar serás tú, que sea la última y primera vez que vengas a montar un show aquí-anuncié alzando un poco la voz-. Y si quieres hablar debes y tienes que bajar el tono de voz. No voy a discutir-respondo poniendo mis manos en la cintura.
Coloca sus manos en su rostro y respira profundo para tratar de calmarse.
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