Mariano quiere decir algo más, pero Luna de repente pone una sonrisa emocionada y dice:
—hoy es el primer día de clase. No podemos llegar tarde. Vayamos cuanto antes.
—... ¡Está bien! —Mariano no tiene otra opción que decir.
Luego llegan a la escuela lo antes posible.
Sin embargo, poco después de entrar en el colegio, oyen un alboroto. Levantan la vista y ven que un grupo de estudiantes se acerca a lo lejos.
Los estudiantes miran de arriba abajo a Mariano y Luna.
Luna los mira y dice:
—Si pueden, por favor, salgan. Vamos a ir a clase.
Un estudiante sonríe y dice:
—Espera un momento. Tengo algo que darte antes de esto —Entonces saca una placa de su bolsillo y se la entrega a Luna.
Luna frunce el ceño y pregunta:
—¿Qué es esto?
El hombre dice con una extraña sonrisa:
—¿No conoces la placa de Asociación de Estudiantes?
En cuanto Luna se entera de lo de Asociación de Estudiantes, sabe que Julia debe haberlo hecho. Ella frunce el ceño.
—No soy de Asociación de Estudiantes.
Pero el hombre dice:
—La presidenta te invitó a unirte a Asociación de Estudiantes. Te empeñas en rechazarlo. ¿Es porque tienes miedo de nuestra presidenta?
Luna se burla:
—¿Le tengo miedo? Sólo es una mujer sin raza.
Luna se enfurece ante la idea de que ella abuse de sus padres.
El hombre parece infeliz. Hace una pausa y, de repente, descubre una conmoción detrás de la multitud. Se gira y ve que Julia, el presidente, ha llegado en persona.
Julia le coge los brazos y le dice:
—Luna, ¿puedes tener miedo?
Luna es una persona obstinada. Cuando escucha las palabras de Julia, se burla y dice:
—¿Tendré miedo de ti? Me uniré a Asociación de Estudiantes. No es gran cosa.
Mariano, a su lado, quiere disuadir a Luna de ser impulsiva. Julia le pide que se una al sindicato de estudiantes. Debe estar tratando de inculparla.
Luna le consuela:
—Podemos ser flexibles.
Al ver la confianza de Luna, Mariano sólo puede aceptarla.
Julia esboza una sonrisa siniestra y le dice a Luna:
—Después de la clase de la mañana, los miembros del sindicato de estudiantes van a comer juntos. No llegues tarde.
Luna levanta la cabeza y dice:
—Haré lo que he dicho. Quiero ver lo que puedes hacer conmigo.
Mariano mira al fondo del grupo y suspira:
—Cuñada, eres muy impulsiva. ¿Por qué prometes a esa mujer?
Luna cierra la boca. Se encoge de hombros y dice:
—No puedo evitarlo. Si realmente quieren molestarme, no podemos detenerlos.
Mariano asiente con impotencia. Susurra:
Esta mujer parece ser una subordinada de Macos. Debe ser de confianza. Mariano dice:
—Cuñada, puedes ir con ella. Vendré a verte más tarde.
Gloria no dice mucho más. Se va con Luna.
Cuando llegan a la oficina, la mente de Luna está hecha un lío, y todo su cuerpo está extremadamente caliente.
La expresión de preocupación en el rostro de Gloria finalmente desaparece. Empuja a Luna hacia el sofá y sale. No parece tener intención de llamar a un médico.
Luna siente que su cabeza está a punto de explotar. Le pica mucho el cuerpo debido al calor extremo. Especialmente dentro de su cuerpo, hay un fuego corriendo.
Se abre la puerta del despacho y entra Macos. Tiene prisa y se pone en cuclillas junto a Luna nada más entrar.
Macos ve que la cara de Luna está un poco roja y saca su móvil para llamar al médico.
Pero Luna coge el móvil de Macos y lo tira. Dice:
—Estoy caliente, hermano Macos. Tengo calor. Ayúdame...
Macos se siente increíble. No sabe por qué de repente se vuelve tan activa.
Luna dice inconscientemente:
—Ayúdame... Hermano Macos... —Ella pone sus brazos alrededor del cuello de Macos.
Macos está aturdido. Le gusta Luna, así que sus ojos están llenos de deseo. Abraza a Luna con fuerza y siente que su cuerpo está tan caliente que no puede controlarse.
—Yo... Hermano Macos, estoy tan caliente...
El aliento caliente de Luna estimula a Macos, haciéndolo más incapaz de controlarse.
—Luna...
En este momento, en la puerta del despacho, un oído escucha la voz de los dos.
Al principio, Mariano se pregunta si es la voz de Luna, pero cuando ésta llama al Hermano Macos una y otra vez, se queda sorprendido como si le hubiera caído un rayo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje