Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 69

Luna está a punto de preguntarle cuando Emilio baja las escaleras. Lleva una caja en la mano izquierda y agarra a Mariano con la derecha. Lo saca de allí.

—Hermano, ¿qué estás haciendo? —Mariano está confundido por Emilio, pero no puede resistirse a él.

Luna los sigue y encuentra a Emilio y Mariano discutiendo.

—¡No voy a ir!— Mariano está muy emocionado. Se libera de la mano de Emilio.

—Después de tu regreso, te metiste en muchos problemas. No estudias aquí ni me ayudas a gestionar la empresa. Será mejor que te vayas y no me molestes.

Emilio suelta la mano de Mariano, pero no quiere que esté lejos.

—Te he comprado un billete. Vete ya —Aunque Emilio hable con su hermano, parece que sigue dando órdenes. Mariano no tiene valor para perder los nervios.

Mariano frunce el ceño y grita:

—dame una razón.

Emilio parece estar muy descontento con Mariano. Dice fríamente:

—¿es necesario que te dé alguna razón? Lo que digo es una orden. Aunque seas mi hermano, tienes que hacerlo. No puedes cuestionarlo.

Mariano casi salta:

—¡Emilio! ¿Quién te crees que eres y por qué puedes darme órdenes?

En lugar de enfadarse, Emilio sonríe. Le da una palmadita en el hombro a Mariano y le dice:

—Escucha, esta es la mejor opción. Además, a ti te gusta aprender música. Puedo encontrar el conservatorio más avanzado para ti en el extranjero. Siempre y cuando...

—¡Me niego!— Mariano expresa su opinión antes de que Emilio termine.

Emilio parece no poder hacer nada. Aunque parece que le es indiferente Mariano, de todas formas Mariano es su hermano. También se preocupa por él.

Emilio suspira y se acerca al oído de Mariano para decirle algo.

Mariano se sorprende. Dice en voz alta:

—entonces debería quedarme. No me iré.

Emilio se queda helado. Mira fijamente a Mariano con sus ojos oscuros y fríos y le dice:

—No intentes desafiar mi línea de fondo. Sabes que odio a la gente que me molesta.

Mariano quiere defenderse, pero Emilio le empuja dentro del coche y le advierte:

—¡mientras te atrevas a salir del coche, ésta no es tu casa!.

Mariano está sorprendido. No tiene más remedio que sentarse y jadear con rabia.

—Déjame despedirme de mi cuñada —Mariano finalmente se compromete. Esta es su última petición.

—¡De ninguna manera!

Emilio no accede a una petición tan sencilla. Conduce en dirección al aeropuerto e ignora los gritos de Mariano.

Luna no espera que ocurra tan rápido. No ha preguntado por el colgante de jade ni se ha despedido de Mariano.

Al pensar en esto, Luna sale corriendo por la puerta y coge un taxi para ir al aeropuerto.

Y Mariano es llevado al aeropuerto por Emilio. Durante el control de seguridad, encuentra el colgante de jade en su cuello.

—¿Por qué lo llevas? —pregunta Emilio, señalando el jade. Es la única conexión que tiene con la extraña gatita salvaje, y casi se la quita Mariano. ¿Cómo no se va a enfadar?

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