Ella se detuvo inmediatamente y volvió a sentarse en el coche.
En este momento, Santino ya llegó a la puerta del barrio sosteniendo a Paulina.
La chica estaba inconsciente, recostada en los brazos de él sin fuerza. La cara dormida era tan hermosa y delicada que desaparecieron todos los pinchos y la precaución.
Los cinco sentidos pequeños y encantadores eran tan guapos como una pintura.
La apariencia actual era similar a la de hacía seis años.
En aquel entonces, ella había sido obediente, controlable y podía ser manejada.
Pero ahora...
No era fácil para Santino que provocara un poco de lo culpable, pero al recordar su desobediencia, la ironía y el odio, se sintió intolerable y desistió la idea.
- Abrid la puerta. - Mandó a los dos guardaespaldas que estaban a su lado en tono glacial.
Recibieron la orden, adelantaron inmediatamente para abrir la puerta del asiento trasero del coche.
Santino se inclinó para poner a Paulina en el coche, luego se alzó.
De repente, - ¡Pomb! - Un gran ruido sonó cerca de su oreja.
Levantó la cabeza con prisa y justamente vio que uno de sus guardaeapaldas se cayó por un puntapié y, el cual tan fuerte que él chocó contra un coche alrededor.
Eso le sorprendió, y se volvió natural y inmediatamente. Vio por el rabillo del ojo que un hombre se le acercaba rápidamente...
No le quedaba mucho tiempo para ver claramente quién era, y sintió un gran dolor del abdomen.
Aquel hombre vino con violencia arrolladora y le dio un puntapié cuando encontró con él.
La fuerza de la patada era tan grande que él pensaba que las entrañas fueron desplazadas. Él se acurrucaba en el suelo jadeando con agonía.
...
Aquel hombre era Marcos.
Conforme al compromiso, vino a recibir a Paulina a cenar. Sin embargo, en el medio camino, había acogido la llamada de Álvaro, quien le había dicho que la empresa había emergencia, por eso él hubo tenido que esperarlo para reunir y finalmente había llegado tarde.
¡Pero él nunca consideró que vería la escena como así!
Marcos estaba muy furioso como si el tesoro atesorado fuera robado.
Sobre todo, vio que la chica se quedaba comatosa. Los ojos se cubrieron por la oscuridad, y se fijaba en Santino como si mirara a un muerto.
- ¡Señor Santino!-
En este momento, el otro guardaespaldas se despertó de la conmoción y adelantó inmediatamente para proteger su empleador.
Pero cuando él acababa de dar un paso, su cuello fue agarrado fuertemente por la espalda. Sonó una voz desatenta- Amigo, te aconsejo que no vayas a buscar la muerte. Tú no eres capaz de ser rival de él.
Esta vez, el guardaespaldas reaccionó rápidamente, y dio un golpe al revés.
La persona trasera como lo previó, escalonó el paso y evitó el ataque fácilmente. Levantó la mano aprovechando esta oportunidad para agarrar su brazo y lo tiró fuertemente.
Como aquel perdió el equilibrio, se lanzó sobre él.
Álvaro dio una sonrisa maliciosa, levantó la rodilla y chocó sin ninguna vacilación contra su abdomen fuertemente.
Arrancó un grito, y se cayó en el suelo debido a que el dolor le quitó toda la fuerza. Se acurrucaba como un camarón.
- ¿Cómo puedes ser guardaespaldas con poca capacidad?-
Álvaro aplaudía desdeñosamente, mientras tanto, se movía la cabeza con decepción.
En este momento, Santino todavía no se alivió del gran dolor. Lo único podía hacer era que miraba a aquel hombre que levantó a Paulina del coche.
Marcos examinó el estado de la chica con mucho cuidado, y no tardó mucho en describir que la razón que ella estaba comatosa era que había sufrido un golpe, por eso él se tranquilizó inmediatamente. Pero él no quería perdonar a Santino sencillamente, y tenía que hacer algo para castigarle. ¡El nublado amenazaba con una tormenta!
¿Cómo él se atrevió a herir a la chica pertenecida a Marcos?
Este se le acercó paso a paso hasta la frente de Santino sosteniendo a Paulina con los ojos apáticos.
- Bueno, no hay ningún problema, lleva a la señorita Ureña al coche, y voy a solucionar todo.-
Le contestó francamente, luego miraba a Santino estando ansioso por arrojarse a la lucha.
Y este se hallaba tan increíble como si una bomba explotara en su cabeza.
- Hermano... - Murmuró.
¡Álvaro le llamó hermano!
En todo el mundo, la única persona que merecía el trato de Álvaro era el presidente del Grupo Leoz, Marcos.
Una existencia que era más noble y superior que todos los demás entre los jóvenes de Ciudad J.
Sintió peso en el corazón, y exudó el sudor frío de la espalda. Miraba a Álvaro pero puso freno a la lengua, que parecía querer afirmar algo, sin embargo, no tenía coraje de abrir la boca.
Álvaro notó su pensamiento con un vistazo y no soportar chascar la lengua, -Santino, ¿si debo decir que tienes mala suerte? Yo he rechazado la cooperación contigo nombradamente, ¿Por qué no dejas de soñar con lo poco realista? Y has herido a la persona a que no debes tocar. Ahora está bien, mi hermano se queda enojado. Por eso en lo siguiente, no importa lo que te haga, sopórtalo obedientemente... Porque todo eso es lo que pides.-
Después de decírselo, él empezó a castigarle.
Aprendió a pelear con su hermano mayor desde pequeño, que era muy bien y había reglas cuando luchara con alguno.
Santino no podía liberarse del tormento.
...
Diez minutos después, Álvaro regresó al coche contenta y lentamente, y se atribuyó los méritos de Marcos, - Hermano, lo he hecho bien.-
-Conduce el coche.-
Él le mandó con voz baja ni levantó la cabeza. Los ojos se fijaban en la chica que estaba en sus brazos.
En este caso, ella se quedaba dormida, y su gesto parecía tranquilo. El largo pelo como la macroalga caía suavemente sobre sus hombros y los cincos sentidos delicados eran tan maravillosos que no podía describir con los pinceles. Ella no se maquillaba, pero su apariencia con los labios rojos y dientes blancos era fresco y sencillo como el loto que acababa de surgir del agua, que era excepcionalmente bonita y obediente. Eso le hizo subir al corazón el deseo de protegerla.
Marcos la abrazó involuntaria y fuertemente como si estrechara el tesoro perdido pero finalmente se encontró.
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