"Cupido" caído del cielo romance Capítulo 39

Al escuchar las palabras de Diana, Gustavo frunció el ceño y dijo, -Pase lo que pase, tenemos que llamar para que ella regrese.-

Solo cuando él viera a Paulina, podría preguntarle sobre los asuntos con claridad.

Una expresión de disgusto cruzó por el rostro de Diana. Ella conocía el temperamento de su padre mejor que nadie. Su padre siempre ponía los intereses en primer lugar.

Si Paulina realmente tenía alguna relación con los dos hijos de la familia Leoz, su padre seguramente la traería a casa.

¿Cómo podía Diana permitir que algo así sucediera? Ella no lo permitió. Todo en esta familia solo podía pertenecer a ella, incluyendo Santino.

En aquel momento, le costó mucho trabajo para expulsar a Paulina, por lo que nunca la dejaría regresar otra vez.

Paulina durmió tranquilamente en el chalé. Al día siguiente, en la mesa había mucho desayuno rico.

Esteban parpadeó y miró a Paulina que estaba a su lado, preguntó de forma infantil, -Señora Paulina, ¿qué vas a hacer después del desayuno? ¿Puedes llevarme a jugar?-

Paulina miró los ojos expectantes de Esteban, aunque ella no quería desesperarlo, dijo en voz dulce, -Esteban, tengo que ir a trabajar. Bueno, si me extrañas, puedes llamarme.-

-¿Entonces vendrás a verme después de salir del trabajo?-

Después de salir del trabajo, claro que Paulina quería regresar a su propia casa. En ese momento, Marcos, que mantenía en silencio, de repente dijo, -Señora Paulina, es mejor que te mudes al chalé.-

Paulina estaba bebiendo el arroz congee cuando escuchó esto, y casi se ahogó.

Al darse cuenta de que ella estaba sorprendida, Marcos explicó, -Me temo que la familia Muñoz no deja de molestarte. El lugar donde vives ya no está seguro.-

Al escuchar esto, Paulina bajó la mirada. Aún sintió mucho miedo por lo que había sucedido ayer. Claro que ella sabía que la familia Muñoz no dejaría de molestarla, y a lo mejor, la familia Ureña también la buscaría.

-Gracias, señor Marcos. Pero no es necesario. Buscaré una casa después de salir del trabajo y me mudaré lo antes posible.-

Marcos ya le había ayudado mucho. Ella no quería molestarlo. Además, la relación entre los dos aún no llegó a ese punto. Si ella vivía con él…

Aunque Esteban no sabía lo que estaba pasando, inmediatamente se puso nervioso al escuchar quePaulina estaba en peligro.

-Señora Paulina, puedes vivir aquí. Te va a pasar algo si vives en otro lugar. Me preocuparé mucho si no te veo y no estaré contento, no podré comer bien ni dormir bien por preocuparme de ti.-

Paulina se quedó dudando.

Marcos tenía razón. La familia Muñoz era poderosa. No importaba adónde se mudaba, seguramente la familia Muñoz la encontraría. Para ese momento, también sería muy molesto para ella.

Paulina estaba dudando. Pero Marcos ya mandó a sirvientas que le ayudaran a ella a empacar sus cosas.

¡Pero ella todavía no aceptó mudarse aquí!

¿Por qué él era tan dominante?

Aunque ella pensaba así, Paulina sabía que no tenía otra solución y finalmente se comprometió.

-Señor Marcos, gracias. Pero no puedo vivir aquí sin ningún motivo. ¿Qué te parece si te pago cada mes y alquilo tu casa? ¿Vale?-

Aunque el alquiler podía ser muy caro, ella encontraría la manera de pagarlo.

-No hace falta. Puedes vivir aquí con tranquilidad.-

A Marcos le pareció un poco gracioso. ¿Cómo podía pedirle dinero a ella? Un rato después, él añadió, -Solo necesitas acompañar a Esteban si tienes tiempo. A él le gustas mucho.-

-También a mí me gusta él. Claro que puedo acompañarlo. Por eso, tienes que aceptar el alquiler.-

Marcos no pudo convencerla. Al final, no dijo nada.

Luego, le entregó a Paulina un manojo de llaves y dijo, -Estas son las llaves del chalé. Si tienes alguna necesidad en el futuro, puedes decirles al amo de llaves y a las sirvientas.-

Paulina tomó las llaves, asintió y le dijo gracias.

No sabía por qué. Ella sentía inexplicablemente que estaba casada con él.

Era Gustavo.

Los ojos de Paulina parpadearon levemente. No esperaba que la familia Ureña pudiera averiguar la dirección de su empresa tan rápido.

Gustavo parecería haber estado esperándola aquí durante mucho tiempo. Al ver a Paulina, él se puso un poco enfadado y ordenó, -Regresa a casa conmigo. Hablemos.-

Mirando a la persona frente a ella, Paulina se sintió muy disgustada y habló en un tono frío, -No tenemos nada de qué hablar.-

Después de decirlo, Paulina quería irse.

Gustavo se lo impidió. Por la forma de hablar de Paulina, él recordó la llamada del mediodía, se enfadó mucho de inmediato.

-No respetas lo bien que te trato. Si es así, no me culpes por maltratarte.-

Después de decirlo, él agitó la mano. En ese momento, vinieron dos guardaespaldas y escoltaron a Paulina directamente al coche.

-Déjame ir.-

Paulina luchó, pero no tenía tanta fuerza como los dos hombres. Después de subir al coche, los guardaespaldas la soltaron. Pero las puertas del coche ya estaban cerradas.

-Señor Gustavo, ¿qué quieres hacer?-

Paulina no tenía ninguna expresión en su rostro y su tono era indiferente.

Santino la había llevado haciendo que ella estuviera inconsciente. Ahora Gustavo también trajeron a dos guardaespaldas para meterla a la fuerza en el coche. ¿Realmente pensaron que todos podían humillarla?

Gustavo preguntó directamente, -¿Conoces a Marcos?-

Paulina se puso muy seria, pero no lo negó.

-¿Y eso qué? ¿Qué quieres hacer?-

-Llámalo a Marcos ahora y pídele que venga a verme. Si no, no te dejaré regresar.-

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