"Cupido" caído del cielo romance Capítulo 50

Paulina no pudo resistirse más porque Lilianai ya lo había dicho, así que no tuvo más remedio que volver.

Tras completar la tarea con éxito, Susan comunicó la noticia a Álvaro, que fue a la oficina a contárselo a Marcos tras recibir la noticia.

-Hermano, la cuñada ha vuelto a descansar.

-Vale.- Marcos asintió y respondió con indiferencia.

-Entonces, ¿no vas a volver a descansar?

Álvaro se había enterado de lo ocurrido ayer por Manuel.

-No.

Después de decir eso, Marcos continuó bajando la cabeza y ocupándose de los documentos que tenía en sus manos.

Álvaro sacudió la cabeza con impotencia, ¡parecía que su hermano estuvo vigilando a su cuñada en la puerta del hospital toda la noche! Se supuso que los dos no se vieron, ¿así que cuándo podrían reconciliarse?

Paulina se fue a casa y durmió hasta la tarde, y después de un simple almuerzo, se puso a hacer algo.

Como el cumpleaños del Esteban se acercaba, tenía que terminar este proyecto rápidamente.

El tiempo de trabajo pasó rápidamente, hasta que al anochecer sonó el timbre de la puerta.

Paulina abrió la puerta, el Esteban estaba de pie en la puerta, vestido un atuendo casual, tenía una sonrisa en la cara y se veía muy adorable, el pequeñín abrió la boca y exclamó, -Paulina.-

Mientras exclamaba, Esteban entró, y vagamente visible, llevaba una bolsa de frutas en la mano.

Paulina quedó suspensa y habló con una sonrisa, -¿por qué Esteban vienes con una bolsa de frutas?

Esteban guiñó un ojo y dijo, -el conductor dijo que no es bueno molestar siempre a Paulina, hay que visitar con regalos, así que compré frutas.

Al ver el aire un poco adulto de Esteban, Paulina no pudo evitar sonreír y se puso en cuclillas para pellizcarle las mejillas.

-No es molesto en absoluto, yo estoy feliz de ver a Esteban, así que no tienes que llevarme regalos en el futuro.-

El Esteban habló alegremente, -me alegro aún más al ver a Paulina.

Paulina acarició su cabeza y se levantó con una sonrisa.

-Primero iré a hacer la cena, tú juega un rato en el salón.-

-No, no, no, quiero ayudarte, voy a lavarte las frutas.-

Dijo Esteban, llevó las frutas y entró en la cocina.

La alegría en los ojos de Paulina se intensificó.

En la cocina, Esteban lavaba la fruta y ayudaba a Paulina a lavar las verduras, el pequeñín estaba muy laborioso.

Media hora después, la comida estuvo lista, los dos se sentaron a la mesa a cenar, el ambiente es bastante armonioso.

En contraste con la animación del piso de arriba, el Maybach de abajo estaba muy tranquilo.

El llamado conductor… Marcos estaba sentado en el asiento del conductor sin expresión alguna, mirando las luces de arriba, sus dedos golpearon inconscientemente el volante y suspiraron, su corazón estaba lleno de agrio.

El hijo tenía comida para comer, pero no lo hizo.

Obviamente ambos se apellidan Leoz, la diferencia de trato fue demasiado grande.

Ay…

Cuando Esteban terminó de comer, Paulina también preparó algunos pasteles adicionales y los puso en la mesa.

-Paulina, yo ya estoy lleno, ¿se pueden llevar estos pasteles para bocadillos de medianoche?

Paulina sonrió y, naturalmente, aceptó.

-Por supuesto que puedes, pero recuerda pedirle al mayordomo que los caliente antes de comerlos.-

Esteban asintió obedientemente mientras Paulina empaquetaba los pasteles.

-Entonces, Paulina, me iré primero, volveré a verte mañana.-

Paulina no pudo evitar quedarse desconcertada, pensando por qué Esteban tenía tanta prisa hoy, “No sólo ha comido mucho más rápido, sino que también está hablando de irse ahora mismo.”

En pensando, no pudo evitar abrir la boca y preguntar, -¿por qué Esteban tienes tanta prisa por irse hoy? ¿Hay algo urgente?-

Esteban rodeó con sus brazos a Paulina, -¿Si Paulina no quieres que me vayas?, yo también no quiero irme, pero el conductor está esperando abajo, no puedo hacerle esperar demasiado.-

-Eso es preciso, mientras vengas a llevarme a visitar a Paulina todos los días, yo te rendiré más piedad.-

La comisura del labio de Marcos se crispó, ¡ hacer el conductor todos los días!

Puso el pastel a su lado, le puso el cinturón de seguridad a Esteban, arrancó el coche y se fue.

De vuelta a la villa, Álvaro estaba sentado en el sofá jugando a un juego, echó inconscientemente un vistazo a Marcos y Esteban.

-Hermano, ¿dónde habéis ido a cenar Esteban y tú sin llevarme con vosotros?- El abandonado Álvaro abrió la boca lastimosamente.

La pantalla del celular parpadeó y el personaje del juego murió.

Álvaro tiró su celular a un lado y miró al instante el pastelito que tenía Marcos en la mano.

-¡Uf, hermano, me traes los pasteles para comer!

¡Qué bien!, sabía que su hermano aún lo ponía en su corazón.

Sin embargo, Álvaro no tuvo tiempo de alegrarse ni por dos segundos antes de oír a Marcos hablar con frialdad, -Ve a comprarlos tú mismo si quieres comer.-

Álvaro, -¿…?-

Marcos ya estaba subiendo las escaleras con los pasteles.

-Hermano, ¿por qué eres tan tacaño, tratas así a tu propio hermano? Ni siquiera puedes dejar un trozo de pastel para mí.-

Esteban se rio, -estos los hizo por propia Paulina, ¿crees que papá puede darte ?-

Álvaro puso los ojos en blanco, no le extrañó. ¿Ugh?, no fue como así…

-¿Habéis ido a cenar a casa de la cuñada?-

-¡Sí!- Esteban asintió con la cabeza.

Álvaro abrió la boca con entusiasmo y preguntó, -tu padre y Paulina se conocieron, ¿cómo están los dos? ¿Se han reconciliado?

Esteban sacudió la cabeza y miró a la espalda de Marcos, -no, papá espera en el coche, ni siquiera vio a Paulina.-

-…-

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