Desde un matrimonio falso romance Capítulo 66

—Mari, lo siento, si no fuera por mí, no tomarías esta decisión.

Ana extendió la mano y tiró de la manga de Mariana, mirándola. Su corazón estaba lleno de culpa. En un principio quería ayudar a Mariana, pero arruinó todo al final. Esto hizo que se sintiera cada vez más culpable y triste.

Ocultando sus diversas emociones, Mariana giró la cabeza, acarició suavemente la mano de Ana y suspiró. Mirándola, le consoló:

—No es tu culpa, ella siempre ha querido buscarme problemas, pensando en cómo echarme del set. No te preocupes, estoy bien.

Sin embargo, después de decir estas palabras, Mariana se sintió inquieta. Si su padre había sido sobornado por Andrea, entonces era sólo cuestión de tiempo que perdiera este trabajo.

Pero estos...

Mariana miró a Ana, cuyos ojos estaban llenos de lágrimas, y no dijo nada más. Era mejor que no se enterara de estas cosas.

Mariana vivió los días siguientes con miedo, pero no pasó nada. Durante este periodo de tiempo, su padre no volvió a aparecer, por lo que se sintió desconcertada pero también aliviada.

Ese día, Mariana vino al set, dejó el bolso en la mano, y luego se puso a trabajar.

De repente sonó el teléfono, Mariana estaba un poco confundida. Sosteniendo las tijeras en una mano, la otra mano fue a buscar el teléfono, pero sus ojos seguían mirando la ropa sobre la mesa y pensando.

Sin embargo, su mano se cortó accidentalmente por las tijeras. La sangre se filtró lentamente, causando dolor a ella. Se apresuró a coger el pañuelo y lo presionó sobre la herida.

Su teléfono móvil seguía soñando, Mariana cogió impacientemente el teléfono,

—Soy Mariana.

Sus ojos seguían mirando su herida, la sangre empapada en el mantel.

—Tú eres Mariana, ¿sí? Soy Lina del Patio Feliz. Siento molestarte. Zoraida está enferma y no hay nadie que la cuide. Yo tampoco tenía tiempo, así que encontré tu número de teléfono en su teléfono.

La persona habló con voz avergonzada, obviamente no quería molestar a Mariana, pero no tenía otra opción.

El cuerpo de Mariana tembló y el pañuelo que cubría la herida cayó al suelo, la herida seguía sangrando. Mariana estaba un poco preocupada al escuchar las palabras de Lina.

Sujetaba el teléfono entre la cabeza y el hombro, y fue atrapado por su mano herida cuando él móvil estaba a punto de caer al suelo. Como la acción fue muy grande, la herida continuó sangrando.

Mariana preguntó con ansiedad:

—¿Estás ahora en el Patio Feliz? Vengo ahora mismo.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Desde un matrimonio falso