Remigio sabía que Estefanía tenía ese talento, así que la convenció con dulzura y firmeza para que les echara una mano, y ella terminó diseñando el edificio de defensa central de su base que quedó casi impenetrable.
El papá de Remigio quiso reclutarla a pesar de las reglas, pero Estefanía estaba decidida a seguir con King y no aceptó, lo que hizo que el papá de Remigio expresara su decepción.
"Si él está contento, entonces ya está. No hace falta que nos veamos". Estefanía se rio sin darle importancia y respondió.
Cuanta más gente conociera su verdadera identidad, más peligro correría ella.
Después de dejar las cosas claras con Remigio, colgó rápido la llamada y metió la tarjeta SIM de vuelta donde estaba.
Se levantó, agarró la bata de baño que tenía cerca y justo vio que al lado había un saco de traje, era probablemente de Carlos que se cambió y lo tiró en la cama sin pensar.
Agarró el saco también y de repente algo cayó a la alfombra.
Estefanía miró la caja plana y alargada del tamaño de una palma que estaba en el suelo, seguramente no estaba bien cerrada y lo de adentro se esparció.
Después de pensarlo un poco, se agachó a recoger lo que había caído.
Entre la alfombra peluda había un collar de diamantes bien lujoso.
La piedra central debía ser de unos cinco o seis quilates, estaba rodeada de un montón de diamantitos incrustados en una cadenita fina, formando una "E" alargada.
Había también una tarjeta dorada en el suelo, parecía que se había caído del separador de la caja. Estefanía la levantó y justo leyó las dos líneas en el reverso.
"Señora, papá se dio cuenta de su error, este es su regalo de disculpa, ¡no deje que se entere de que fue Joaquín quien se lo contó!".
La letra estaba toda torcida, se notaba que la letra era un niño.
Estefanía se quedó pasmada unos segundos, luego miró de nuevo el collar de diamantes que estaba en su mano.
¿Carlos también podía reconocer sus errores?
...
A la mañana, el auto de Carlos paró abajo del nuevo departamento de Isabel, miró hacia atrás y vio a Isabel dormida al lado suyo, estaba agotada.
"Deja que duerma un poco más", dijo Carlos en voz baja.
La oficina de seguridad marítima había dicho que habían encontrado los restos del avión accidentado años atrás, y en la cabina hallaron varios esqueletos en avanzado estado de descomposición que ya habían sido enviados al laboratorio para hacer pruebas de ADN y darían resultados en cuarenta y ocho horas.
Isabel estaba exhausta, así que Carlos decidió llevarla a casa.
Justo después de decir eso, Isabel pareció despertarse por el ruido, se movió un poco y abrió los ojos.
Sus miradas se encontraron.
"Carlos...". Su voz estaba ronca, como si tuviera algo atorado en la garganta y no pudiera hablar.
"Te acompañaré a subir", dijo Carlos con el ceño fruncido.
Isabel asintió con la cabeza.
Al salir del auto, Isabel tambaleó como si el viento pudiera tumbarla.
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