Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 187

Carlos estaba en el estudio hablando con Laureano cuando escuchó que Rebeca entró. Se giró para mirar.

"Mamá", la llamó en voz baja.

"¿Joaquín ya se durmió?", preguntó Rebeca.

"Sí". Carlos asintió con la cabeza.

"Voy a subir a verlo", respondió Rebeca echándole un vistazo.

Estaba a punto de subir las escaleras, pero se detuvo, se volteó hacia Carlos y le dijo en voz baja: "Déjala entrar, hace mucho frío afuera".

Laureano estaba practicando su caligrafía y se detuvo al escuchar que Rebeca había permitido entrar a Estefanía. La tinta se derramó sobre el papel fino y formó un manchón.

Luego, negó con la cabeza y sonrió: "Ya estoy viejo, ni siquiera puedo escribir bien una carta, ya no sirvo para nada...".

Rebeca pareció avergonzarse un poco, pero subió las escaleras sin decir nada más.

Sofía había arruinado el matrimonio entre Martín y Rebeca, y Rebeca había sido tan temperamental que prefirió matar al hijo que llevaba de seis meses en su vientre antes que perdonar. Naturalmente, no iba a ser amable con la hija de Sofía.

Pero ese día permitió que Estefanía entrara a la casa, fue un poco extraño.

Carlos le dijo a Rafael que estaba parado en la puerta: "Llévala a la habitación de huéspedes".

Laureano tiró a un lado el papel manchado y dijo con indiferencia: "No tenemos muchas habitaciones en la casa, decide dónde quieres dormir esta noche".

Carlos no dijo nada.

Lo que Laureano había dicho era cierto, las casas que el ejército había asignado eran todas iguales, tenía sólo cuatro habitaciones, una era para Laureano, otra para Joaquín y una para los criados.

"He conocido a mucha gente en mi vida y puedo ver más claro que ustedes. Si ella no le tuviera cariño a Joaquín, no habría corrido el riesgo de enfadarme mandando a Rafael a traerlo".

Estefanía actuó de esa manera y eso demostraba que todavía se preocupaba por Joaquín.

Carlos pensaba que Estefanía era despiadada, pero Laureano no pensaba lo mismo.

Cuando Carlos trajo a Joaquín de vuelta, primero lo dejó vivir allí solo por un tiempo. Benedicto no había aceptado al niño y Carlos sufría al ver al niño, sólo Laureano pensaba que el niño era inocente.

Además, ¿cómo podría Estefanía, una chica de apenas dieciocho o diecinueve años, cuidar de un niño por sí misma estando sola en tierras extrajeras? Todavía tenía que estudiar y sobrevivir. Mantenerse a flote ya era un desafío, así que dejar al niño con Carlos fue, sin duda, la decisión más acertada.

El problema era que, por asuntos de la familia Mendoza, Carlos sentía rencor hacia Sofía y Estefanía. Laureano sabía que era inútil intentar convencerlo, así que no insistió mucho.

Además, esa tarde, al escuchar unas palabras de Rafael, se dio cuenta de que Estefanía realmente había sido buena con Joaquín al volver, fue mucho más atenta que otras mujeres.