Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 192

"La verdad, sólo lo elegí para pasar el tiempo", respondió Carlos sin darle mucha importancia.

"¿Vas a malgastar cinco años en esa Universidad de porquería? ¿Qué diablos estás pensando, Carlos?".

"Si logro juntar los puntos necesarios puedo graduarme temprano. Además, tú no puedes decidir si es porquería no, mejor ocúpate de tus asuntos", dijo Carlos con frialdad, y al levantar la vista vio a Estefanía parada en el segundo piso mirándolos. Sin más discusión, subió las escaleras.

Martín nunca había perdido los estribos frente a Estefanía porque sabía que su autismo no toleraba sobresaltos ni sustos, y esa fue la única vez que Estefanía vio a Martín enojarse. Desde entonces, él dejó de meterse en los asuntos de Carlos.

Ella sólo sabía que Carlos también estaba enfadado, así que cuando él volvió a su habitación, ella lo buscó llevando su examen en mano.

Sofía decía que si lograba consolar a Carlos cuando estaba molesto, él poco a poco los aceptaría.

"Hermano, ¿me puedes ayudar con el último problema?", preguntó Estefanía al tocar la puerta de Carlos con cautela.

Con una mirada fría, Carlos la observó de arriba abajo y contestó con impaciencia: "Entra".

Sosteniendo su examen, Estefanía se acercó al escritorio de Carlos. En la habitación sólo había una silla, así que se quedó de pie al lado del escritorio y no se atrevió a sentarse.

"¿Qué haces ahí parada? Pareces como si alguien te hubiera hecho algo", le dijo él en voz baja acercándose por detrás.

Carlos acababa de ducharse y de él emanaba un suave aroma a menta fresco y atractivo.

Estefanía lo miró por encima del hombro y se acomodó tímidamente en la esquina de la silla.

Carlos la levantó de un brazo y empujó la silla hacia adelante.

Una vez que Estefanía se sentó, se giró para preguntar dónde iba a sentarse Carlos, pero él la rodeó por detrás desde el respaldo de la silla, tomó la mano con la que ella sostenía el lápiz y señaló el error directamente.

"¡El bisabuelo volvió!", exclamó de repente Joaquín que estaba en sus brazos.

Estefanía levantó la vista y vio que Laureano regresó, seguramente ya había supervisado el entrenamiento matutino. Cerró el libro de Joaquín con suavidad y le dijo: "Ve a desayunar con el bisabuelo".

Tras decir eso, dejó a Joaquín y subió a preparar sus cosas, pensaba en ir al set de rodaje.

Ella sabía que no le caía bien a Laureano.

Después de agarrar sus cosas, Estefanía bajó y encontró a Laureano sentado en el comedor alimentando a Joaquín con el desayuno.

"Señor Laureano", lo llamó suavemente, "me voy al set de rodaje".

Laureano levantó la mirada, la observó por un instante con expresión serena y dijo: "Siéntate a comer conmigo. Carlos no está y sería un desperdicio no disfrutar de este gran desayuno que tenemos".

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