Fausto no se enteró de lo que pasó en la familia Mendoza hasta después de graduarse, y fue ahí cuando se aclaró qué relación había entre Estefanía y Carlos.
Antes de eso, Carlos nunca mostró ningún desprecio hacia Estefanía. De hecho, Fausto recordaba que Carlos siempre había sido super cuidadoso en proteger la dignidad de Estefanía.
Una vez, Carlos fue a recoger a Estefanía del colegio y escuchó a unos chicos hablando mal de ella. Se armó de valor y les dio una paliza, tanto que llegó a casa con los puños hinchados.
Fausto no tenía ni idea de por qué lo había hecho hasta que Ulises soltó la lengua y le contó que Carlos había golpeado a esos tipos por su hermana.
Carlos nunca se metía en peleas en la escuela, pero la única vez que lo hizo, fue por Estefanía. Eso decía mucho sobre cuánto significaba ella para él.
Estefanía y Fausto se miraron un par de veces, su mirada titiló ligeramente.
Después del accidente de avión de Ulises, Fausto se volvió el amigo más cercano de Carlos y poco a poco entendió todo lo que había pasado entre ellos. Sintió que tenía el derecho de decir algo al respecto.
Hablaron un rato, Estefanía asintió y respondió: "Ya entiendo lo que quieres decir".
Fausto pensaba que ella se molestaría al hablar de Isabel.
Margarita y Estefanía casi habían terminado sus helados, así que Fausto las acompañó a la puerta.
Cuando Estefanía se estaba yendo, la llamó de nuevo.
"¿Qué pasa? ¿Hay algo más?". Estefanía se detuvo y lo miró de reojo.
Fausto pensó un momento y le dijo en voz baja: "Él quiere mucho a Joaquín, pero no puede sacar tiempo para comer con él tan seguido. Pero por ti, siempre cancela todo para estar en casa a tiempo y cenar contigo los fines de semana".
"Tenía miedo de que te quedaras esperando y pasaras hambre, o que no pudieras dormir si no seguías la rutina de decirle buenas noches. ¿Sabías todo esto?".
"Estefanía, no te mandó al internado porque te rechazaba, sino porque temía que te preocuparas si no lo veías llegar a casa por las noches. ¿Lo entiendes?".
...
Estefanía buscó en su bolso durante un buen rato y se dio cuenta de que había perdido su USB que tenía forma de muñeco de jengibre. Estaba segura de haberlo colgado en su llavero del auto, no podía haberse acordado mal.
Pero después de buscar en su bolso y en el auto, no apareció por ningún lado.
La última vez que usó el auto fue antes de irse al extranjero, y el USB estaba en el llavero. Al regresar, también recordaba haberlo visto.
Pero con todas las cosas que había pasado en esos días, no le había prestado mucha atención.
"¿Ese USB es muy importante?". Margarita buscó con ella un rato y preguntó con curiosidad: "¿Qué tiene adentro?".
"Fotos íntimas". Estefanía contestó con una cara seria.
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