Estefanía no dijo ni nada.
"¿Joaquín ya se durmió?". Él pensó un momento y luego, en voz baja, rompió el silencio preguntando.
"Acaba de dormirse". La voz intencionalmente más baja de Estefanía sonaba más cálida que su habitual tono frío, "Justo estaba por cambiarle la ropa".
"La maestra llamó". Carlos hizo una pausa de unos segundos, como buscando darle pie a la conversación, "¿Por qué se peleó?".
"Tuvo un desacuerdo con un compañero". Estefanía respondió evasivamente.
El asunto de la mamá del niño siempre era un tema incómodo para hablar con Carlos, así que Estefanía prefirió no mencionarlo.
Carlos se dio cuenta de que ella estaba esquivando el tema y se quedó callado un buen rato.
Si no fuera por Sofía, tal vez esa escena sería justo la vida que Carlos siempre había deseado.
Sin embargo, Sofía y su aparición, de principio a fin no fueron más que una farsa.
Él estaba a punto de seguir hablando cuando sintió un dolor en la comisura de la boca, la cual Estefanía había lastimado el día anterior, sin pensar, se tocó con la yema del dedo: "Ehm...".
Estefanía notó algo raro en su voz, pero no dijo nada.
"¿Carlos?". Justo en ese momento, la mamá de Andrés llamó con suavidad a Carlos y señaló la bandeja de frutas.
Carlos hizo un gesto con la mano, indicando que no quería nada.
Estefanía oyó otra voz de mujer y pensó que él estaba con Isabel. Acto seguido, respondió con tacto: "Bueno, ocúpate de lo tuyo. Yo me encargaré del niño en estos días".
Con eso, cortó la llamada.
Carlos se molestó un poco y miró la llamada que se cortó con el ceño fruncido.
¿Qué significaba "me encargaré del niño"?
"Acaban de separarse hace una hora y ya estás llamando de nuevo". César bromeó cuando vio entrar a Carlos.
Carlos lo ignoró, pasó por la sala sin voltear la vista atrás y salió por la puerta principal.
"Parece que no la tiene fácil". César lo miró irse y no pudo evitar murmurar en voz baja después de un rato.
Andrés lanzó una mirada pensativa en la dirección donde Carlos había desaparecido, y al voltear la vista, susurró: "Él no estaba llamando a Isabel".
Al reconocer la voz de Carlos, Estefanía se relajó y dejó de forcejear.
En la oscuridad, se quedaron mirándose y ella preguntó en voz baja: "¿Viniste a buscar a Joaquín?".
Pero Carlos la miró fijamente sin decir nada.
Estefanía frunció el ceño, no entendió que quiso decir con esa mirada.
"Lo siento si te interrumpí, debería haber tomado la iniciativa esta tarde y llevado a Joaquín a la familia Mendoza yo misma", dijo tras pensarlo unos segundos.
¿Interrumpir?
La cara de Carlos se ensombreció en un instante.
"Estefanía, a veces de verdad quisiera abrirte el corazón para ver de qué color es por dentro". Él apretó la mano que tenía agarrada y, con un poco de fuerza, la levantó de la cama.
Estefanía sintió un dolor agudo, pero se mordió los labios para no hacer ruido.
"Además, ya que causaste el problema, ¿no te parece que deberías ser tú la que lo compense?". Él le agarró la cintura y, junto a su oído, le preguntó en voz baja y con un tono amenazante.
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