"¡Esto no puede quedar así! Tengo que encontrar a esa Penélope y pedirle una explicación, ¡al menos que saquen su canción de internet!". La agente estaba que echaba chispas y se puso a buscar cómo contactar a Penélope de inmediato.
"¡No puede ser más descarada, su correo electrónico es su número de celular!".
Mientras la agente se quejaba, marcó el número.
Dos segundos después, el celular de Estefanía comenzó a vibrar sobre el tocador.
Isabel echó un vistazo al celular de Estefanía, pero debido al reflejo de la luz en el espejo, no pudo ver quién llamaba.
"Disculpa". Estefanía le sonrió brevemente, agarró el celular y presionó el botón de silencio sigilosamente para meterlo después en su bolsillo.
La agente de Isabel esperó hasta que el celular indicó que la llamada no había sido contestada para colgar con furia.
"Voy a intentar unas cuantas veces más". Reflexionó un momento y volvió a marcar el número.
El celular de Estefanía volvió a vibrar.
Ella volvió a ponerlo en silencio rápidamente con la mano en el bolsillo.
Isabel pensó que Estefanía estaba recibiendo notificaciones de mensajes y le dijo: "Parece que estás ocupada".
"Es que surgió un problema en casa, sí, estoy un poco ocupada". Estefanía le sonrió a Isabel y contestó con calma.
Después de decir eso, sacó su celular y sin más lo puso en modo silencio.
Isabel se quedó pensativa un momento y luego dijo en voz baja: "Claro, con el problemón que tienes en casa. ¿No te ha buscado él?".
Con "él", Isabel se refería a Carlos.
"No tiene nada que ver conmigo, me mudé hace tiempo". Estefanía respondió sin inmutarse.
Por supuesto que Carlos no la buscaría, porque el problema de la familia López de ese día había sido instigado por él.
Sin embargo, Isabel pensó que Carlos estaba evitando ayudar y miró de nuevo a Estefanía: "Si quieres, puedo hablar con él por ti para que te haga caso".
"No hace falta, que resuelvan sus asuntos ellos mismos". Estefanía respondió despreocupadamente.
aquel año trajiste tu pequeño taburete,
te seguí al obsesionarme con la obra,
estoy buscando a la persona de esa historia,
eres una parte que no puede faltar,
tú dormías una siestecita bajo el árbol,
y yo, tan pequeña, esperaba como una tonta...".
La letra era como una historia contada por Penélope a su manera, su voz no era espectacular, pero cantaba de una manera que rompía el corazón. Al adelantar directamente a hasta la mitad, su versión parecía tener mucho más sentimiento que la de Isabel.
En comparación con la versión de Isabel, aunque era técnica, parecía extremadamente simple.
La atmósfera del camerino se volvió tensa y nadie habló por la incomodidad.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: Dilema entre el Odio y el Amor