Dilema entre el Odio y el Amor romance Capítulo 71

Él quería disculparse con Estefanía por lo que había pasado la otra noche. En esos últimos días, Estefanía se había mostrado indiferente con todos en el equipo, especialmente con él. Lo ignoraba cada vez que lo veía y él supuso que quizás se enojó por culpa de los paparazzi que la habían fotografiado sin permiso.

Después de pensarlo un rato, la siguió de lejos con la intención de encontrar un momento para hablar a solas y evitar que los malentendidos crecieran.

Estefanía llegó cerca del Bentley y se aseguró de que nadie les prestara atención antes de subirse al auto sola.

Apenas se acomodó, una pequeña sombra negra se lanzó hacia su regazo.

Estefanía se inclinó hacia un lado del asiento quedándose sin aliento cuando Joaquín le plantó un beso sonoro en la cara.

"¡Joaquín! ¿No habíamos quedado en que no vendrías al set?". Estefanía le preguntó entre molesta y divertida con fingida seriedad.

"¡Joaquín vino a verte!". Joaquín respondió seriamente mientras se agarraba a Estefanía.

"Después de que papá te pegó, Joaquín estaba preocupado".

Estefanía intentó taparle la boca a Joaquín, pero ya era demasiado tarde.

Rafael y otro guardaespaldas que estaban en el asiento delantero quisieron taparse los oídos y fingir que no habían escuchado nada, pero también fue demasiado tarde.

"..."

¡En ese momento, Estefanía deseó poder esconderse bajo tierra!

Pero Joaquín no se dio por vencido, permaneció agarrado al cuello de la camisa de Estefanía y trató de ver si los lugares donde su padre le había pegado ya no estaban tan rojos.

Estefanía había elegido llevar una camiseta de cuello redondo a propósito para que nadie viera los moretones que Carlos había dejado en su clavícula.

Al ver la situación, Rafael tosió incómodo y le hizo una señal al otro guardaespaldas con la mirada. Ambos se bajaron y dejaron a Joaquín y Estefanía solos en el auto.

El mundo de los niños era simple, si les gustaba alguien, querían estar con esa persona, si no, simplemente la ignoraba. Pero no era así para los adultos. La familia Mendoza la odiaba, y si ella iba, sería como echar sal en la herida, recibiría una humillación segura.

"¿Sí o no?". Joaquín vio que Estefanía no dijo nada, así que le sacudió la mano suavemente y puso cara de pena para convencerla.

"Aunque sea sólo por un minuto".

Al escucharle decir "un minuto", Estefanía no pudo evitar reírse: "¿Sabes cuánto dura un minuto?".

"¡Sí!". Joaquín asintió con energía: "Papá dice que sólo tengo que contar hasta sesenta".

Estefanía notó que Joaquín estaba muy ansioso y soltó un suspiro por lo bajo antes de responderle: "Mañana voy a estar medio ocupada, tal vez llegue bien tarde, ¿qué te parece si esperas por mí en las escaleras de la puerta trasera después de que salga la luna, Joaquín? Esto va a ser nuestro pequeño secreto, ¿Sí?".

"¿Y mi papá?". Joaquín inclinó su cabecita quedando pensativo y le preguntó a Estefanía con una mezcla de confusión.

Historial de lectura

No history.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Dilema entre el Odio y el Amor