CAPITULO 6
Los lobos de la manada Luna azul estaban alterados y sorprendidos por el anuncio de su Alfa.
Aurora se sentía observada por todos con desprecio, y no era para menos por años había una guerra fría de dos manadas.
— Romeo, no puedes hacer esto, toda la manada esperaba que tomarás a mi querida Isabel como tú esposa — una mujer se acerca enojada y con rabia al escuchar aquella noticia de su Alfa.
Noelia, siempre habia querido que Romeo se casara con su hija, por la larga amistad que existió entre ella y su madre.
— Soy el Alfa y soy quien decido lo que se hace — respondió enojado mientras jalaba del brazo a Aurora.
Le ordena a toda la manada que se prepare, pues al salir la luna, celebrarán la boda, le ordena a un grupo de lobas que organicen a Aurora y le den un vestido de novia para la noche.
Darío, su beta, va tras el —¿Estás loco?
¡Te vas a casar con una Alba de luna!— exclamó intentando hacer que su amigo abriera los ojos y se diera cuenta de su error.
— Si, ella va a pagar el dolor y el sufrimiento que su padre y su hermana me han ocasionado — Romeo quería acabar con el dolor y la rabia en su pecho y había encontrado a la víctima perfecta para desquitarse, Aurora.
Darío no estaba de acuerdo, pero nunca había visto a Romeo tan seguro de lo que deseaba hacer, le prometió su apoyo aunque no concordaba con su idea de venganza.
Aurora era vestida por las lobas que se burlaban de ella, aprovechaban para pincharla con sus agujas
—¡Largo todas!— las saco de un grito, y empezó a llorar arrodillada en el borde de la cama.
Sabía que lo que le esperaba era más lágrimas, pues las intenciones de Romeo jamás serían buenas.
Mientras tanto al anochecer
Victor había preparado que la primera noche en la cama con Florencia fuera especial, hacía fantaseado tanto, además estaba seguro de su pureza y ser el primero lo llenaba de satisfacción.
Florencia tenía miedo, si el descubría que no era virgen, sospecharía de las palabras de Romeo, y su imagen quedaría por el suelo.
— Se que esperamos esto desde hace mucho, pero hoy no, quiero que esperemos hasta mañana y que permitas pasar el día de hoy con mi padre — Florencia acaricio la mejilla de Victor, mientras fingia estar triste.
— Eres mi esposa, deseo tenerte — Victor empezó a besar su cuello, mientras tocaba sus piernas.
Florencia empezó a llorar, esto asustó a Víctor.
— Lo que paso con Aurora tiene muy mal a mi padre, el es un lobo viejo, además imagino que esa bestia de Romeo le hará daño, solo te pido un día — Florencia le dió un beso y sin esperar una respuesta de su esposo se fue donde su padre.
Esto era una excusa, quería realmente hablar con Inés, la loba que la ha cuidado sabía en el problema en el que estaba metida.
— Por tu silencio hoy tu hermana está pagando una terrible condena que no merece — Inés estaba enojada, sentía tanta rabia por el comportamiento de Florencia pero la quería como una hija y no le deseaba nada malo.
— Nunca te he pedido nada, desde siempre supe que tú favorita era mi hermana, pero necesito que me ayudes a fingir que aún soy pura — suspiro Florencia.
Ines sabía que Florencia podía pagar un alto precio, quizás lo merecía, pero no dejaba de recordar la promesa que le hizo a la madre de las dos lobas, cuidar de ellas.
No lo pudo hacer con Aurora, pero intentaría hacerlo con Florencia, le dió un frasco lleno de un líquido con varias hierbas
— Dale unas gotas, el se sentirá adormecido y le harás creer que en ese momento estuvieron juntos, pinchate el dedo, y mancha la sábana, es lo único que haré por esta mentira —.
Florencia le dió un abrazo, estaba comprando un tiempo valioso, además sería la reina de la manada más rica de la region, un privilegio que jamás le hubiera dado Romeo.
Espera que su padre duerma, y se escabulle en medio del bosque para llegar al punto de encuentro con la completa certeza que Romeo estará ahí para ella.
Al caer la Luna.
Aurora entra en medio del bosque, no hay aplausos de la manada, solo murmullos, Romeo le pide al anciano que apresure el ritual.
— Está bien, tome pero nunca sere su loba, esto solo es un trato — Aurora se quitó la pijama delante de quién ahora era su odiado esposo.
Romeo no puede evitar ver la belleza tierna de Aurora, es tan suave que no se da cuenta que puede inspirar mucho más deseo que su hermana.
Se acerca a ella y con sus manos recias la acaricia tocando su cuerpo, ella solo espera lo que debe pasar.
—¿Porqué sentir algo por el idiota de Victor? Ni siquiera te ha dado un beso — Romeo pensaba que los sentimientos de Aurora solo eran una ilusión caprichosa.
— El no me ha besado, pero estoy segura que es mucho más lobo que usted, y no me arrepiento que sea el dueño de mi corazón — Aurora abrió los ojos, odiaba que menospreciar sus sentimientos por Victor.
Romeo la tomó del mentón, le dió un beso que ella respondio, era apasionado, Aurora llena de miedo se dejó llevar por aquel encantamiento.
El lobo fuerte, la llevo hasta la cama donde rompió con su garra la fina lencería de Aurora, ella recordó el último sueño pecaminoso, no podía dejar que el Alfa dominará su cabeza como lo había hecho con su hermana.
Romeo abrió un poco las piernas de Aurora, ella se quedó estática sin saber que hacer, solo esperando a que el la tomara.
Beso su cuello, Aurora estaba congelada, parecía un esqueleto frío y sin movimiento, pero no podía negar que le gustaba y mucho más cuando Romeo empezó a besar sus muslos.
Romeo se levantó y la miró a los ojos.
— Eres insípida, estás lejos de ser como Florencia, ahora entiendo porque Victor la eligió a ella — Romeo se levantó de la cama.
—¿Que pasará?— ella no esperaba que él se alejara de el.
— Cada noche es una posibilidad, cada día miraras a la puerta con la angustia de saber que ese día te voy a tomar, y disfrutaré verte sufrir en la incertidumbre — Romeo salió de la habitación.
Aurora se quedó congelada, había caído en un juego que lentamente le mostraría una pasión desconocida.
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