El Amor De Antonio romance Capítulo 322

-¿En serio, te gustan los hombres?-

Ante tal pregunta, Gael se sonrió sin contestar ninguna palabra, no lo admitió, pero tampoco lo negó.

Alejandra creía que eso significaba que sí, se quedó atónita y luego sacó una sonrisa, se burló de sí misma diciendo, -En verdad son los hombres que me han ganado.-

Gael no sabía qué responder.

Aunque realmente Gael quisiera contarle la verdad, que no le gustaban los hombres, prefería ocultárselo para que Alejandra no volviera a preguntar más, así evitando malentendido o malinterpretación.

Pensando en que a Gael le gustaban los hombres, Alejandra no sabía muy bien cómo describir su sentimiento en este momento, un poco amargo, astringente pero también un poco relajado.

Lo que sea, por lo menos la duda que llevaba pensando en muchos años ya estaba resuelta, así ya le podía quitar un peso encima.

-Alejandra.-

La llamó Gael en voz baja.

Alejandra lo miró.

-¿Estás saliendo con Guillen?-

Preguntó Gael.

Los ojos de Alejandra parpadearon, se notaba decepción en su mirada, dijo, -¿Es necesario responderte?-

Gael se quedó un poco sorprendido, intentó levantar sus labios, contestó, -No, no es necesario.-

Alejandra se burló de sí misma y dijo.

-Claro que no es necesario. Encima fuiste tú que me dejaste sin dar ninguna explicación. ¿Verdad? Señor Gael.-

Todavía estaba enfadada.

Gael se rio, levantó su mano para poder acariciar su cabeza como solía hacer antes, pero ella se huyó.

La sonrisa en su cara se congeló igual como sus manos, la miró, se dio cuenta de que Alejandra giró su cabeza para no mirarlo.

Gael se sentía un poco decepcionado, retiró su mano lentamente y dijo, -Alejandra, si te apetece, todavía me puedes llamar Xabier.-

-¿Xabier?-

-Señor Gael, antes no me hacías caso cuando te llamaba. Ahora me dices que te puedo llamar Xabier, ¿no es un poco ridículo?-

Sus cejas estaban llenas de burla, Gael frunció el ceño y le dijo, -Tengo mis dificultades.-

-¿Dificultades?-

Alejandra lo interrumpió y se burló, -Entonces sigue así, no quiero tener más contacto contigo.-

Alejandra se dio la vuelta y caminó rápidamente hacia su coche, abrió la puerta, se sentó y cerró la puerta de una vez, sin ninguna pausa, como se notaba que estaba cabreada de verdad.

Gael se quedó donde estaba antes, mirándola mientras su coche salía volando rápidamente como una flecha de la cuerda, en nada desapareció de su vista.

Esta vez se fue de verdad.

Gael sonrió amargamente, era normal que estuviera tan enfadada.

Tanto tiempo sin tener contacto, al volver a encontrarse, optó por fingir, incluso cuando ella lloraba, endureció su corazón y se negó a reconocerla.

Sin embargo, Alejandra tampoco sabía el dolor que se sentía Gael cuando escuchó “Xabier”.

Quería abrazarla fuertemente y contarle que él era Xabier, en todos estos años estaba muy preocupado por ella.

Pensando en esto, se rio en voz baja, desde su mirada se notaba un poco de tristeza.

Si no estuviera con Guillen, quizás no la reconocería.

Guillen, el hijo menor de la Familia Colón.

Sus ojos de repente se volvieron fríos, la Familia Colón, una gran familia con una historia de cien años, tenía fuerzas asombrosas tanto en los ámbitos militares como políticos.

Pero y qué, estaba igual sucia y repugnante.

Se dio la vuelta y tranquilamente caminó hacia su coche.

Para algunos asuntos, no había que dar tanta prisa, había que tomarlo con tiempo.

Alejandra aparcó su coche en el garaje de su residencia, cerró bien la puerta, se dio la vuelta y de repente, apareció una sombra negra que le asustó y le hizo dar un paso atrás.

Cuando ya estaba más tranquila, apareció un ramo de rosas.

Alejandra frunció el ceño, preguntándose ella misma quién estaba tan aburrido, y en ese momento apareció una cara conocida detrás de ese ramo de rosas.

Al ver esa cara sonriente, su rostro se quedó hundido instantáneamente y mostrando una mirada super fría.

-Alejandra, bonitas rosas para mujeres guapas como tú.-

El tono halagador le hizo sentir angustia, -Gregorio, ¿qué quieres?-

La miró otra vez, con un poco de indecisión, estiró los dedos lentamente hacia la pantalla del móvil.

Estaba casi a punto de tocar la pantalla, se dobló los dedos.

Viendo así, se rio Alejandra y le dijo, -¿Qué, no te atreves a llamarla?-

-No, es que...-

Gregorio quería explicar, en ese momento, Alejandra quitó su móvil directamente, -Si no te atreves, te ayudo.-

Se burló Alejandra y llamó directamente a “cariño”.

Nada más sonar el móvil, alguien lo cogió.

-¿Cariño, dónde estás?-

Era la voz de Lolita.

Alejandra miró a Gregorio, vio que tenía las manos cruzadas.

Con una sonrisa fría en la boca, le contestó.

-Lolita, soy yo Alejandra.-

-¿Por qué eres tú?- Gritó Lolita.

Alejandra frunció el ceño, estaba a punto de contestar, Gregorio le quitó el móvil.

Alejandra giró la cabeza, vio que Gregorio se apartó hacia otro lado, intentó bajar la voz mientras hablando con Lolita.

Pero por su cara nerviosa, sabía que estaba intentando tranquilizar a Lolita.

Sí que estaba jugando con ella.

Alejandra hundió la cara en un segundo, lo miró fríamente y caminó rápidamente hacia su edificio.

En el otro lado, Gregorio estaba intentando tranquilizar a Lolita, vio que Alejandra ya se había ido.

Se puso un poco nervioso, le dijo.

-Te explicaré luego cuando esté en casa.-

Colgó el móvil, y se fue rápidamente a buscar a Alejandra.

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