El Amor De Antonio romance Capítulo 323

-Alejandra.- Gregorio detuvo al Alejandra.

Levantó la vista y lo miró con indiferencia, Alejandra le preguntó en tono sarcástico, -Gregorio, ¿te parece divertido burlarte de mí?-

-No, no te estoy burlándome.- Gregorio explicó con prisa, -¡No puedo olvidarte! ¡Te amo, de veras! Y quiero cortejarte de nuevo.-

-¿En serio?- Alejandra se alzó las cejas, -¿Y por qué no te atreves a decirle todo a Lolita?-

-Es... es porque ya está embarazada.-

-¿Está embarazada?- Alejandra se puso a reír, y la mirada se volvió más fría, -¡Entonces pasa tu vida con ella y deja de molestarme!-

Dicho esto, ya no quería mirarlo más, ella posó por su lado y se dirigió hacia el edificio sin volver la cabeza.

Gregorio Reyes se quedó allí, con el aspecto cada vez más sombrío, apretó con fuerza las manos a los costados del cuerpo, y apareció una malicia en los ojos.

Alejandra, no la abandonaría en absoluto.

¡Qué fastidia!

Encontró a Gael, y luego a Gregorio Reyes, ¡estos dos tipos vivieron a molestarla a propósito!

Al llegar a casa, Alejandra se echó al sofá exhausta, como si fuera quitado toda la energía.

Quería descansar un poco pero una vez cerró los ojos, apareció la cara de Gael en su mente, que le fastidió mucho.

Se levantó, se sentó con las piernas cruzadas y reclinó la cabeza en el sofá.

-Alejandra, si te digo que tengo mis razones, ¿me crees?

Parecía que su voz cuidadosa resonaba aún en mis oídos.

Ella sonrió y murmuró, -Por supuesto que sí, siempre confío en ti.-

Pero por qué razón llevar tantos años sin comunicarse con ella, ni siquiera con sus padres, como si hubiera desaparecido en el mundo.

Cuando volvieron a encontrarse, él negó que fuera Xabier Salcedo y la trató como una persona desconocida.

Esto la hizo triste por mucho tiempo, y ahora finalmente reconoció su identidad, ¡ya no la importó más!

Si embargo...dio un suspiro de alivio, una risa incontrolable apareció en la cara, ¡volvió su Xabier por fin!

Clara recibió el mensaje de Aquiles cuando casi terminó el trabajo.

Cuñada, su enemigo aparece.

Al ver la palabra “rival”, Clara frunció el ceño y sintió un poco extraño.

Entonces le respondió, -¿Qué rival es?

Pronto vino su mensaje.

Es la chica elegida por papá para la cita a ciega de Antonio.

Con los ojos entrecerrados, a ella se refirió la rival.

Pero Antonio no le había dicho sobre la cita, ¿si Aquiles quería revelarle la noticia a propósito?

Llamó a Aquiles por teléfono para enterarse de la situación, luego salió de trabajar y se dirigió directamente al Edificio de Grupo Nevada.

Le había contado Aquiles que la chica estaba en la compañía de Antonio.

Cuando ella llegó y apenas paró el coche ante la compañía, a través del parabrisas, vio a un par de jóvenes salir juntos desde el edificio.

Un hombre guapo y una mujer guapa, parecía una pareja perfecta.

Entrecerró los ojos, apretó las manos en el volante sin darse cuenta, y surgió en el fondo de su ojo algo despiadado.

En vez de bajarse del coche, ella simplemente los miraba.

No pudo ver con claridad sus expresiones a tanta distancia.

Pero sabría que el hombre no odió a la mujer en vista de que no la evitó cuando ella se acercó a hablar.

Esto la hizo mal humor, como si el corazón hubiera sido agarrado por alguien.

Una repentina llamada rompió el silencio de coche, tembló su corazón, y presionó el Bluetooth en su oreja.

-Cuñada, ¿ha llegado al Edificio de Grupo Nevada?- sonó la voz de Aquiles.

Clara dio un vistazo a la pareja que todavía estaba ante la puesta de la compañía, le respondió suavemente, -Sí, he llegado.-

-¿Dónde estás? ¿Por qué no te veo?-

Aquiles buscaba a la cuñada mientras conducía.

-Yo...- justo cuando Clara iba a responder, vio un Land Rover estacionar ante la puerta del edificio

Era el coche de Aquiles.

Volvió la voz de Aquiles, -Cuñada, no te veo. Antonio y yo vamos a Restaurante Galaxia ahora, ¿y ve también?-

¿Ve también?

¡Qué forzado parecía!

-No, vayáis vosotros dos mismos.-

Aquiles no se dio cuenta de la frialdad de su tono, siguió diciendo sin cesar, -¡Cómo puede no estás allí, cuñada! ¿Acaso no quiere conocer a la mujer que va a citar con Antonio? ¿Sabes quién es ella? Te digo que...-

-Aquiles, tengo cosas que hacer, voy a colgar ya.- Clara colgó el teléfono antes de que Aquiles terminara sus palabras.

-Oye...-con toda confusión, Aquiles no tenía ni idea por qué la cuñada colgó el teléfono.

Antonio subió al coche, al verlo mirar en el móvil, frunció el ceño, -¿Qué haces?

Aquiles volvió la cabeza hacia él, -Estaba hablando con la cuñada por teléfono, pero ella colgó antes de terminar la conversación.-

-Puede que tanga asuntos urgentes.- Antonio la conocía bien, sabía que no colgaría el teléfono sin razón.

-Puede ser.-Aquiles torció los labios, luego tiró el móvil en el asiento.

-Antonio, ¿cómo es tu esposa?-sonó una voz dulce en el coche.

Aquiles miró a la chica sentada a lado de Antonio, puso a reir, -Nina, lo sabrá cuando la encuentras. Tu cuñada es una persona...-

Reflexionó un poco la expresión, -una persona genial.-

Aquiles nunca había pensado que la mujer arreglada para la cita a ciegas fuera Nina Pliego, la prima menor de Magno Duarte.

Aunque era una prima, creció en la Familia Duarte desde la niñez, como si fuera la hermana de todos ellos, era una chica muy simpática y amable.

Pero fue al extranjero con sus padres cuando tenía 16 años y nunca había encontrado después. Hoy es la primera vez que se reunieron ellos durante estos años.

Al lograr solamente una valoración de una palabra “genial”, Nina Pliego quedaba descontenta y murmuró, -Vaya, hermano Aquiles, ¡qué superficial es eso! Si la cuñada sabe que la valora así, estará muy enfadada y triste.-

-Ella no es tan tacaña en absoluto.-

Hizo una mueca, Nina miró a Antonio que mantuvo silencio, -¿Y qué te parece, hermano Antonio?-

Antonio le dio un vistazo, se levantó los labios levemente, -Lo sabrá cuando la ves.-

Otra vez.

Nina hizo un puchero con descontento, pero luego, los ojos se iluminaron, - Aquiles, llama a la cuñada y pídela venir a cenar juntos.-

-Me ha dicho que no puede venir.-

-¿Por qué?- Nina se volvió un poco decepcionada.

Aquiles se escogió de hombros, -No lo sé. Ella me dijo que ya estaba en el Edificio de Grupo Nevada. Como no la vi, la pedí que fuera con nosotros al Restaurante Galaxia, pero me rechazó.-

-¿Clara ha venido aquí antes?- Antonio frunció el ceño.

-Sí, pero no la he encontrado, es posible que aún esté en camino.-

Antonio se puso inmediatamente a reflexionar algo.

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