Como lo había imaginado antes de venir aquí, la actitud del padre de Antonio era mal.
Cuando Antonio tomó la mano de Clara para dejarle sentar en el sofá junto con él, su padre dijo indiferentemente- Antonio, ¿por qué llevas a una desconocida a casa?-
Clara se detuvo, miró a Antonio. En este momento, quiso reír, pero no se atrevió.
-¿Una desconocida?- Antonio lanzó su mirada fría a su padre, y rio irónicamente -Probablemente, padre has olvidado que cuando mi madre vivía, eras tú quien llevó a casa una desconocida.-
Antonio miró a Nora con la mirada despreciativa como no intencionado. Y la cara de Nora se puso blanco. Él añadió -por lo menos, Clara es mi esposa legal, en vez de una desconocida.-
Cutberto lo miró fijamente con enojo, en sus ojos no veían ninguna dulzura. Casi lo que estaba mirado no era su hijo. Pero Antonio también lo miró, parecía que no quiso sucumbir a la mirada severa de su padre.
Clara sudó, pudo sentir el afecto frío de Antonio, y que odió a su padre mucho.
Como el sentimiento que tenía Clara a su propio padre, así...
Apretó la mano de Antonio.
Antonio giró la cabeza para verla. Vio que ella le dio una sonrisa amorosa. En un instante parecía que fue rescatado, todo su afecto indiferente se desapareció, y su tensa expresión facial se ablandó.
Cutberto y Nora vieron su cambio, así que sorprendieron en su corazón las influencias que había dado a Antonio.
En los ojos de Cutberto apareció una idea feroz que no era fácil de identificar. No permitiría a esta mujer a quedarse al lado de Antonio, porque influenciaría la carrera futura de él.
Si un hombre tuvo algo valorado, especialmente era una mujer. Pues si bien tuviera metas ambiciosas, cuando lo realizaría, siempre preocupó mucho.
Al contrario, Nora pensó que la presentación de Clara era una oportunidad preciosa para Arturo y ella, porque ahora encontró la debilidad de Antonio.
Las dos personas con pensamientos totalmente distintos se miraron mutuamente, y luego, Nora sonrió gentilmente -Sentaos, no hablemos las memorias tristes.-
Y fingió enojada y dio un vistazo furiosa a Cutberto, dijo en voz baja, -Cutberto, finalmente Antonio regresa, guarda tu mal genio. Si él se fue por tu mal genio, me enfadaré contigo.-
Al escucharlo, Clara quiso poner sus ojos en blanco. ¿Estaba fingiendo una madre amable?
Pues, su acción era muy asquerosa.
Era verdad que sus medios era más superiores que los de Ofelia.
Tras reprochar a Cutberto, puso otra vez su mirada en Clara, preguntó sonriendo -Clara, he escuchado que tu familia también mantiene una empresa. ¿Es verdad?-
El Grupo González era famoso en la ciudad B, pero para Nora, una persona quien vivía en Beijing, no tomaría en cuenta una empresa tan pequeña.
Clara asintió con su cabeza -Es verdad, pero solo es una pequeña empresa.-
Al escuchar “una empresa pequeña” Cutberto arrugó sus cejas. Para él, la esposa de Antonio tendría ser de una familia famosa. Era lógico que el poder de su familia era un poco peor que el de familia Díaz, pero nunca había una diferencia tan gigantesca.
Nora vio a Cutberto, con la mirada de él pudo deducir el asco a Clara, por eso, en sus ojos apareció una luz, y siguió preguntando -También he escuchado que su madre se falleció hace mucho tiempo, tu padre casó otra vez y que tu madrastra y tu hermanastra no te tratan bien. ¿Sí?-
Clara arrugó sus cejas levemente y sonrió irónicamente -Ya lo has investigado, ¿por qué me preguntas otra vez?-
-Antonio.- Nora gritó atropelladamente, les detuvo frente a ellos -Antonio, ya has vuelto, ¿por qué no te quedas más tiempo aquí?-
Antonio la vio fríamente, y se fue sin decir nada.
-Si sales desde aquí hoy, Aquiles perderá su libertad.-
Se oyó la voz serena de Cutberto.
Antonio se detuvo sin girar su cabeza, -¿Ahora piensas que puedes controlar a mí y a Aquiles?-
-A ti no lo puedo, pero a Aquiles tengo la confianza, excepto tú, ¿quién puede apoyarse?-
El tono de Cutberto estaba lleno de confianza.
Clara sintió que Antonio apretó su mano con más fuerzas, así que lo miró preocupada, -Antonio, ¿estás bien?-
Antonio sonrió, - Estoy bien.-
Y siguiente, él dio media vuelta para ver a Cutberto con la mirada indiferente, -No le permito a herirlo nada.-
La voz de Antonio también estaba llena de confianza.
Cutberto lo miró, las miradas de ellos se pelearon en el aire. Nadie de ellos quiso rendirse.
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