El Amor De Antonio romance Capítulo 371

Cecilia y Amaya se odian por causa de Francisco, pero el Grupo Mar Vasto al que trabajaban les ha pedido que hagan un anuncio juntos.

El presidente del Grupo Mar Vasto tuvo una idea sencilla. Quería que dejaran de lado sus rencores y llevarse bien. Pero había subestimado los celos entre mujeres.

-Si ella también lo hace. Entonces no lo haré.-

Cuando Amaya vio a Cecilia en el rodaje, la cara se volvió oscura. Se lo dijo a su agente de inmediato.

Pero el agente no estaba de acuerdo. -Amaya, por el escándalo anterior tu popularidad ha bajado mucho. Al mismo tiempo, tanto de las ofertas publicitarias como de rodajes son mucho menos. Casi nada. Es difícil encontrar un productor que quiera utilizarte ahora. Si no vuelves al rodaje, nadie te querrá realmente.-

Ella entendió todo lo que dijo el agente. Pero la idea de hacer un anuncio con Cecilia le ponía incómoda por todas partes.

Ella estaba en esta situación fue gracias a Cecilia.

Ni siquiera podía controlar esa rabia. ¿Cómo podía hacer un anuncio con ella?

-Si digo que no pues no. Asumo las consecuencias.- La actitud de Amaya era firme. Sin mirar la cara ensombrecida de su gerente, se dio la vuelta y estaba a punto de irse.

Y justo entonces una voz sonó. -Oye, Amaya, ya te vas. ¿No vas a rodar el anuncio?-

Era la voz de Cecilia.

Amaya dio un paso atrás. La mirada helada se posó en la cara de Cecilia. Sus labios se curvaron de forma burlona. -No lo hago. Al hacerlo con la perra es demasiado degradante para mí.-

Cecilia se sonrojó ante eso y le gritó con voz chillona. -¿Amaya, a quién llamas perra?-

Amaya sonrió pero la sonrisa parecía falsa. -Quienquiera que responda.-

Los ojos de Cecilia se abrieron con rabia y luego se rió. -¿Quién eres tú para llamarme perra, una amante?-

La expresión de Amaya se congeló. Dijo fríamente. -Cecilia, no soy amante. Sabes en tu corazón si soy una perra o no.-

-Por supuesto que lo sé.- Se burló Cecilia. -Estás enamorada de Francisco desde la universidad, pero Francisco ni siquiera te miró. Hasta que me quedé embarazada. Y tú te aprovechaste de ello para seducirlo. ¿Estoy correcta?-

Amaya la miró con una mirada fija sin decir nada.

Cecilia miró a su alrededor al personal que observaba el espectáculo. La burla en su rostro se intensificó. -Amaya. No lo hagas si no quiere que nadie sepa.-

Amaya miró a Cecilia con odio, y Cecilia le devolvió la mirada sin inmutarse. Hubo un estancamiento.

-¡Amaya!- El agente tiró de la mano de Amaya. Le susurró una advertencia al oído. -Este anuncio está especialmente preparado para ti por el director general. No estropees el favor del presidente. Así que hazlo bien.-

Amaya giró la cabeza para mirarla. Sus labios se curvaron en una mueca. -Entonces, por favor díselo. ¡No voy a hacer este anuncio!-

Diciendo eso, ella lanzó una mirada feroz a Cecilia y se dio la vuelta para marcharse.

El agente la miró mientras se alejaba. Estaba tan enfadada que se cruzó de brazos. -¿Por qué es tan terca?-

-Oye. No creo que debas trabajar con Amaya. No te pagarán.- Se oyó la voz sarcástica de Cecilia.

La agente giró la cabeza y la miró fijamente. Para ser honesto, si no fuera por la futura carrera de Amaya, ni siquiera quería que Amaya y Cecilia hicieran un anuncio.

Todo el mundo lo sabía que clase de persona era Cecilia. Le robó el prometido a su hermana. Y le tendió una trampa a su hermana en todos los sentidos. Llamar perra a una persona así era un insulto a la palabra perra.

Pero ahora era una artista más popular del Grupo Mar Vasto.

Al pensar en esto, el agente de Amaya se sintió especialmente molesta. En su corazón, maldijo a los ejecutivos de la empresa por estar ciegos. Al mismo tiempo, no quería que Amaya perdiera contra una perra cuya reputación era totalmente apestosa.

Así que se apresuró a ir tras Amaya.

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