Poco a poco voy despertando al mundo. Mi cuerpo empieza a sentir las primeras alegrías de despertar a su lado. Siendo suya.
Alexander Mcgregor, mi esposo, mi comprador, mi salvador y mi condena, me besa con una pasión que solo a su lado he conocido.
Este hombre que ahora me gira entre sus brazos y me abre los labios con los suyos para poseer mi boca con su pasión, es el mismo que hace dos años atrás no quería vivir más porque juraba que no sería suficientemente bueno para mí.
Tengo que reconocer mientras mordisquea mi cuello, que yo también fui de la misma opinión pero rápidamente cambié de parecer cuando sentí en carne propia que no podía vivir sin él y que bien o mal, lo único que podía hacerme sentir viva, era estar a su lado.
Hoy somos una gran familia saludable.
Sus dos hermanos están casados con mis dos amigas y tienen unos maravillosos hijos que junto a nuestra pequeña Luciana llenan la casa de su abuela de alegría.
El padre de Alexander aquel día murió, y nunca sabremos si fue de forma natural o por la mano de algún otro ser humano. Pero el resultado fue que mi marido sigue conmigo justamente porque el padre le donó su riñón.
—Siempre te levantas antes que yo —murmuro entre jadeos cuando le siento entrar en mí.
—Casi no duermo por los deseos de mirarte hacerlo que no termino de suprimir, cada día me fascina más verte dormir y despertarte con mi cuerpo.
Le retiro los risos rubios de la frente y sonríe cuando me penetra hasta el fondo y me encorvo bajo su cuerpo que como bien ha dicho, suele amanecer encima del mío.
—Bésame, Ale.
(...)
Mi historia con él comprador fue turbia, oscura y violenta.
Aunque también fue intensa, romántica y sublime. Única. Espontánea y maravillosa.
Todo lo que vivimos juntos fue convirtiéndonos en lo que somos hoy y las cosas que conseguimos, son los mayores tesoros que poseemos juntos.
Christian quizo acabar con nuestra historia como muchos otros y todos crearon sus propios destinos en esos pilares de odio.
Hace dos años él fue apresado y murió en la cárcel. Un mes después de ser condenado. Nunca supimos cómo, aunque había rumores de un asalto sexual por su historial delictivo.
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