El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 184

¿Bita se ha suicidado?

Mauren hizo una sonrisa fría. No creyó ni una sola palabra.

-¿Se suicidaría?- Eso es ridículo. Mauren sonrió y preguntó -¿Muerta?-

Hedi no esperaba esta reacción de ella. Pero pronto se dio cuenta también de que la señora era incrédula.

Hedi dijo con impotencia -Había mucha sangre. Ahora todavía está viva pero muy débil.-

-Ya que está viva. Es inútil que me busques. No soy médica.-

Eso dijo. Bita se suicidó. Jaja. Es una tontería creer una palabra de esto.

¿Para quién está actuando? ¿Una persona tan viciosa y codiciosa estaría dispuesta a morir?

-Tengo cosas que hacer ahora. No puedo volver por ahora. Hedi, voy a colgar.-

-¡Señora!- Hedi estaba un poco ansioso. -Señor Senda le dijo que volviera.-

-No volveré para que esa mujer se suicide. Si él tiene el corazón tan roto por ella, ¡deja que Senda se ocupe de ella él mismo! ¿Qué sentido tiene buscarme?-

Mauren colgó el teléfono. El teléfono fue arrojado a un lado con fuerza.

Una casa llena de gente estúpida. ¿No pueden ver la hipocresía de Bita?

¿Ella se suicidaría? ¡Es sólo un acto para ganar simpatía!

Tenía que decir. Su método esta vez fue realmente inteligente.

Para salvar a Leide, hirió su cara más querida. También fue muy desesperada.

Aunque era sólo la barbilla. Pero Bita realmente valoraba esa cara suya. Un poco de pequeñas heridas ella lloraría durante días. Por no hablar de las quemaduras.

Si tiene una herida por quemadura. La herida puede ser grande o pequeña. nadie puede garantizar que sólo un poco de lesión.

Así que esta vez. Incluso Mauren está un poco confundida. Bita no era sincera para salvar a Leide.

Si era sólo para actuar. Entonces este precio era realmente demasiado alto.

Todo parecía muy natural. Era razonable y sensato. No había absolutamente ninguna manera de que pudiera ser falso.

Pero siempre sentía que algo no estaba bien.

Sí, era Bita esta persona que no estaba bien.

Ella no era tan amable.

Pero las cosas estaban sucediendo realmente. Ella no podía ver a través de este asunto. Por el momento, no había mucha energía para adivinar.

Pero su suicidio era fácil de explicar.

Pedirle que se suicide, eso era imposible.

Pero después de salvar a Leide, entonces se suicidó.

Entonces esto en la familia Pérez definitivamente causaría una gran reacción.

Por eso Mauren dijo que el método de Bita era inteligente.

Pero ella no estaba de humor para preocuparse por esta mujer.

-Alguien se ha suicidado. Deja que vuelva y eche un vistazo, ¿no quieres?-

Angelo la miró fijamente a la cara. Sabiendo que ella estaba de mal humor. Sin embargo, también se sorprendió un poco al verla tan desalmada.

-¿No tengo todavía un trato contigo? Me voy ahora. ¿No será un asunto pendiente?-

Mauren le dirigió una mirada vacía. -O me dejas ir por adelantado.-

-Quieres irte. No te lo impediré pero solo el final del trato.-

Mauren sabía que no había almuerzo gratis en el mundo.

De todos modos, a ella no le importaba Bita. Menos aún quería volver a ver la ternura fingida de Bita.

-¿Quieres comer?- Ella peló un percebes. Lo colocó en su plato. -Ahora estoy de buen humor, te sirvo un poco.-

Angelo, sin embargo, no podía entender a esta chica.

Alguien se suicidó. Sonaba bastante cercana a ella. Sin embargo, dijo que estaba de buen humor en este momento.

Por supuesto, cualquiera puede ver eso. Ella no estaba de buen humor.

-No comes, ¿eh?- Al ver que no se movía en absoluto. Mauren levantó las cejas. -Entonces me lo comeré yo.-

-¿Quién dice que no como?- Angelo cogió el plato de nuevo. Cogió el percebes y dudó.

Su forma era como la pata de un perro. No le extraña que tuviera ese nombre.

Tenía un aspecto tan feo. No sabía si sería asco de comer.

-Si no te la comes, devuélvemela.- Mauren dijo de repente.

Angelo, que seguía dudando, se sobresaltó con su voz. Se llevó el percebes directamente a los labios sin siquiera pensarlo.

Siguió su ejemplo de hace un momento. Mordía un poco, chupaba un poco.

La carne de percebes era extraña. Nunca había comido algo tan feo en su vida.

Resbaladiza y dulce. El sabor era un poco sorprendente.

-Sabroso, ¿verdad?-

-Pele dos más.- Le dijo de otra manera si estaba bueno.

-¿No puedes pelarlos tú mismo?- Mauren no estaba dispuesta a servirle.

-De todos modos. Ella quiere a Senda. ¿No debería odiarla?-

Angelo no respondió a la pregunta.

Miró la hora. Las nueve y media.

Mauren también sacó su teléfono para comprobar la hora. Sólo para descubrir que el teléfono estaba apagado por culpa de una batería agotada.

-¿Qué hora es?- Preguntó.

-¿Qué? ¿El tiempo pasa tan lentamente conmigo?- Levantó una ceja.

-Claro.-

No era que ella estuviera con él por elección. Las dos cenas eran forzadas.

¿Quién no querría que el tiempo forzado pasara rápido?

-Te llevo a casa.- Angelo aceleró su paso.

Mauren también llevaba dos zapatos. Le siguió rápidamente.

-Camina más despacio. Me duelen los pies.-

La arena estaba un poco pegajosa. Le dolía caminar tan rápido.

Quería llevar zapatos. Pero los pies aún estaban muy sucios. Sería difícil ponérselos sin encontrar un lugar para sentarse y limpiar sus pies.

-¿No quieres alejarte rápidamente de la gente que odias?-

-Y tú sabes que eres odioso.-

Esta mujer. De verdad. Regañarla una palabra puede cambiar la forma de regañarte muchas frases.

Angelo aceleró su paso. Mauren realmente quería maldecir -¡Espera un momento, me duelen los pies! Mis pies... ¡Ay!-

Qué desastre. ¡Incluso podía pisar cosas afiladas!

Mauren se sentó. Levantando su pie para echar un vistazo, realmente había sangre.

Le dolía. Le dolía muchísimo!

Cuando Angelo volvió, la vio quitarse la arena del pie. La herida estaba expuesta.

Un caracol marina de cola afilada le hizo un agujero en la planta del pie.

Aunque la herida no era profunda, parecía bastante dolorosa.

-¿Estás ciega?- A pesar de decirlo. Todavía se puso en cuclillas frente a ella. Le levantó el pie para comprobar la herida.

-Y tonta. Astuta. Celosa. Mezquina. No amable. Imprevisible. Gruñona ... Realmente no sé qué ve Senda en ti.-

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