¿Quién dijo que Senda era indiferente? ¿Y quién dijo que no era comparable con el otro hombre?
En el pasillo, estaba una chica con el maquillaje magistral y vestido fino y especial, sosteniendo el brazo del hombre y mirándoles indiferente.
Fue ella que dijo las palabras, con cierto disgusto.
Sin embargo, lo que les sorprendió no fue por ella, sino por el hombre a su lado.
Alguien dijo que él fue un hombre parecido al lobo.
La palabra “lobo” siempre la podían ver en el Facebook hoy.
Solo a la hora de verle, podía saber por qué lo decían.
Con la mirada aguda y fría, él parecía al rey de lobos de la noche.
A lo mejor fue una mirada normal para él, pero podía congelar toda sangre de otros.
Liz y Analola se asustaron tanto que las piernas suyas se temblaban, incluso casi estaban de rodillas ante él.
Nadie podía imaginarlo: ¡en ese lugar, fuera la puerta del baño femenino, podía encontrarse con… Senda!
Mauren apretó las palmas de sus manos, calmó su respiración a la fuerza y agarró levemente a las dos amigas.
Sin embargo, ellas no podían andar ni un paso.
Sus piernas fueron débiles. Apoyando a la pared no podían dar ni un paso.
Todas sabían que ahora el mejor medio fue salir y escapar de pronto, pero sus piernas parecían que tenían miles y miles pesos, ¡y no podían mover ni un centímetro! ¿Qué podían hacer?
“Mauren, ¿qué podemos hacer?” Las dos amigas estaban pensando.
Mauren también no tuvo más remedio que acompañaba con ellas.
Porque no podían arrastrar a las dos saliendo.
Frecuentemente dejaba a ellas no comer tanto y perder un poco de pesos, pero fracasaron.
Las dos fueron como dos cerdos. ¡Tanto peso! ¿Cómo era posible llevarse a ellas?
-Mauren, ¡qué casualidad! Está también aquí.- Bita vio a Mauren por su sorpresa.
Mauren levantó su cabeza y miró a Senda. En realidad estaba un poco nerviosa. Lo que Mauren temía fue que hubo algunas expresiones o emociones en la cara o los ojos de Senda.
Porque independientemente del enfado o la sorpresa, todo demostró que Senda aún la amaba.
Pero hoy, la cara de Senda fue hermosa e indiferente como lo normal y en sus ojos también fueron tranquilos como agua de laguna.
Frente a Mauren, Senda aún estaba indiferente, sin expresión facial alguna.
Senda no la amó más.
Bita se alivió a escondidas y la miró a Mauren sonriendo elegantemente.
-Mucho tiempo sin verte. ¿Cómo estás? ¿Todavía estas con esas personas inaptas?-
Liz y Analola querían regañarla en voz alta con las palabras suyas. ¿Quién fue la persona inapta?
Pero, debido a que Senda acompañaba a Bita, no se atrevieron a regañarla.
La mirada de Mauren pasó rápidamente a través de la cara de Senda.
Mirando a Bita, dijo sonriendo, -Mis amigos no sabían vestirse y maquillarse bien. A pesar de que a lo mejor somos un poco vulgares, tienen la bondad, sinceridad y generosidad.
-En comparación con las personas hipócritas, me prefiero a llevarme con ellas. ¿Tengo errores?-
Inesperadamente, Bita no se enfadó por esa estimulación, algo que fue muy diferente de lo antes.
Esta vez, Bita estaba amable y elegante, que fue muy diferente de la Bita pasada.
-Vaya. ¿De veras? Enhorabuena, ye te has encontrado con las amigas similares a tú misma, con tan buena moralidad.-
A pesar de felicitar a Mauren, en el fondo de sus ojos no hubo sinceridad.
Bita levantó su cabeza y lo miró a Senda diciendo con la voz tan suave como el agua dulce.
-Senda, voy a lavarme la mano. Espérame un ratito, por favor.-
Su mirada cayó en la camiseta negra suya. Angelo le dijo que Senda había herido, pero solo se quedó en el hospital una noche y se fue. ¿Cómo estaba su herida?
-Tú…- Ella vacilaba un rato. Por fin levantó la cabeza y lo enfrentó con valentía, -Senda, mucho tiempo sin verte. ¿Cómo estás?-
La mirada de Senda cayó lentamente, en fin hasta la cara de Mauren.
A la hora de sus miradas se convergieron, Mauren pensaba que tenía que estar en pánico. En realidad, solo la miró con mucha indiferencia.
Aquella mirada era fría y distante, sin emoción alguna, como si viera a una mujer desconocida.
Por eso, no podía estar en pánico porque Senda no le dio nada presión.
-Bien.- Senda asintió con la cabeza, como su respuesta.
Tranquilamente, como el agua.
En ese momento, Bita salió del baño y vio que las miradas entre Senda y Mauren convergían. Estuvo un poco asustada y anduvo en el acto.
La posición donde se paró justamente estaba en el medio de los dos. Con su cuerpo se cortaron todas sus conexiones.
-Senda, vámonos.- Bita le sonrió y tomó su brazo de nuevo.
El hombre no lo rechazó y levantó su mano tomando una boca de cigarrillo.
El humo destacó su encanto misterioso. Con un movimiento de su dedo, tiró la colilla precisamente en el cenicero.
Después, Bita y él se fue, sin nostalgia alguna ni la intención de saludar a Mauren.
Hasta que ellos salieron y ellas no podían verlos, Liz y Analola dieron un suspiro de alivio y casi se caen apoyándose a la pared.
¿Qué habían dicho? ¡Habían dicho que Senda no podía comparar con otro hombre!
¡Dios mío! Senda no les mató. Realmente fue una buena suerte para ellas.
No sabían por qué. Cada vez lo veían como si vieran al rey de las dinastías antiguas.
¡De verdad, fue realmente asusto!
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