El estado de Vicente se estabilizó aún más. El médico llegó a la conclusión de que se despertaría definitivamente mañana por la noche como mínimo y a la mañana siguiente como máximo.
Mauren se quedó tranquila.
Esa noche, se excusó y no volvió a Familia López después de salir del hospital.
Se fue a otro lugar.
La entrada a la habitación no era diferente de una suite superior normal.
Pero como era su habitación, que parecía escalofriante.
Mauren llamó a la puerta y Hedi la abrió.
Hedi no parecía sorprendido de verla.
Mauren tuvo que dudar si habían conocido su acción todo el tiempo.
Le molestó mucho esta expresión en la cara de Hedi.
¿Habían sabido que ella vendría?
En su corazón, ese resentimiento era cada vez más espeso, pero no había nada que pudiera hacer al respecto.
-Señorita López, bienvenida.- saludó Hedi. Por supuesto, Hedi no tenía ninguna intención de ocultar que había sabido de su llegada.
-¿Por qué sabías de mi llegada?- Mauren frunció el ceño, todavía no convencida.
Creía que Jairo y Emiliano, ambos primos, nunca revelarían su acción.
Además, los dos ni siquiera sabían que ella había venido aquí.
Si lo supieran, nunca la habrían permitido.
-Nada, Senda adivinó que vendrías.-
Hedi sonrió y abrió la puerta de la habitación.
Mauren respiró profundamente antes de entrar.
Hedi, sin embargo, se alejó sin decir una palabra.
En el momento en que la puerta de la habitación se cerró tras ella, por alguna razón, de repente, tuvo la sensación de volver a estar en la jaula dorada.
Mauren se quedó detrás de la puerta, con la palma de la mano apretada, mirando al hombre que sentó en el sofá, bebiendo.
Senda ni siquiera levantó la cabeza, sirviéndose vino mientras leía un documento.
Mauren no supo cuánto tiempo le miró y cuando ninguno de los dos habló, el ambiente de la habitación se volvió cada vez más rígido y bajo.
Pasó un rato hasta que Mauren respiró profundamente y se acercó a él.
-Senda, ¿puedo hablar contigo?-
-Si no estoy de acuerdo, ¿crees que puedes entrar en mi habitación?-
Senda seguía sin levantar la vista. Cuando terminó de leer el documento y lo dejó a un lado mientras se servía un vaso de vino tinto.
Mientras bebía, se recostó en el sofá y empezó a echarle una tenue mirada.
A pesar de su actitud indiferente, le daba la oportunidad de hablar.
Después de todo, él había aceptado dejarla entrar, ¿sí?
-¿Por qué le dijiste a Emiliano que querías hacerme como condición de transacción?-
La actitud de Senda era tan indiferente que las frases que Mauren había preparado antes de entrar por la puerta se olvidaron de inmediato.
Senda levantó la copa con su mirada indiferente que se posó en ella.
Mauren se pusiera inquieta por tal mirada.
Ella nunca podría leer su mente de este hombre ni podría adivinar lo que realmente estaba pensando.
Cuando creías que lo había conocido bien, quizás, te habías engañado a ti mismo.
-Senda, ¿qué realmente quieres?-
-Te quiero a ti.- Senda respondió con la actitud tan indiferente que casi la volvía loca.
Sonrió ligeramente y respondió, -¿No lo dejé muy claro?-
Mauren, sin embargo, no sabía si lo decía en serio o no.
-No siento que sea tan valiosa.-
Sin embargo, el acuerdo entre ella y él no había terminado y ahora, si él realmente la deseaba, ¿podría resistir?
En cuanto a ella, ¡ya no le importaba el llamado futuro!
-¿Qué quieres hacer exactamente?- Senda entrecerró los ojos y, de repente, le rompió la muñeca.
-¡Quieres pelear conmigo!-
-No tengo las agallas.- Mauren levantó la vista y se encontró con su fría mirada, sonriendo.
-¿Quién soy yo para luchar contra ti?-
-Ya que lo sabes, ¡no intentes hacer algo que me haga enfadar!-
Por alguna razón, su desesperación le hizo que sintiera un poco de pánico.
Sin embargo, Mauren ya no tenía ninguna gana de contar con él.
-No tengo que hacer que enojes.- dijo con voz tan indiferente que estaba con poco cálida.
Ni siquiera, no era una decepción.
¿De dónde venía la decepción cuando ya no tenías esperanza en esa persona?
No existía.
-Senda, todavía tengo algo que hacer, por favor apártese.-
Senda no dijo nada y se limitó a mirarle la cara.
En este momento, realmente no la conocía bien.
No le gustaba esta sensación, así que tenía que conocerla bien y saber qué ella quería hacer exactamente.
-Senda, desde el momento en que cambiaste mi muestra de pelo y la del abuelo, me has decepcionado por completo y ahora, lo único que tengo que hacer es lo que me concierne que tenga nada que ver contigo.-
-No hasta que me digas qué es lo que quieres hacer.-
El malestar hizo que Senda se pusiera inexplicablemente irritable.
Al contrario de Mauren, permaneció tan tranquila como el agua.
Sacudió la cabeza y sonrió ligeramente, -Como no sirve nada rogarte, solo puedo hacer lo posible por resolver el problema. Así que no te preocupes, cualquier cosa que haga definitivamente no te involucrará.-
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