El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 59

-Estas flores...-Mauren miraba el ramo de rosas que sostenía en los brazos de la sirvienta, no sabía por qué sintió que el corazón perdió un latido.

¿Cómo era posible que en el chalé de Senda hubiera esa cosa que solo existía entre la pareja?

Hedi le contestó de inmediato-Las rosas han sido elegido por el señor Senda Pérez anoche y han transportado por aire esta mañana.

-¿Han sido elegido por Senda?-Mauren estaba suspensa, ¡qué increíble!

No podía imaginar la escena que Senda cogió el móvil para ver bien las rosas en la pantalla con la concienzuda apariencia...¡uf! ¿cómo era probable que el señor Senda Pérez hiciera lo tan aburrido!

Hedi le dijo con prisa-Anoche pareció haber un conflicto entre dama y el señor, el cual regresó llevando el enojo, pero no tardó mucho en ajustar bien.

Anoche, de hceho se equivocó el señor Senda Pérez, pase lo que pase.

-Eso fue comprado por el señor Senda Pérez sí mismo, pero cuando llegaron las flores, ustedes dos parecen haber otro conflicto, el señor Senda Pérez ha estado tan enfadado que me ha pedido tirarlo.

Hedi explicó lo siguiente para que Mauren no lo malentendiera-El señor Senda Pérez debería de enojarse mucho por usted, por el motivo, me ha pedido tirarlo. Pero yo he tenido tanta prisa para salir que no me ha quedado tiempo para despachar las rosas, por eso las he colocado en la sala lateral.

Mauren completamente no podía describir bien lo que pensaba ella en ese momento.

Desde la generación pasada hasta la presente, ella nunca hubo visto que Senda regaló un ramo de flores a ninguna mujer, ni siquiera lo elegió por sí mismo.

En realidad, después de la guerra fría entre ellos de Anoche, él pensaba en reconciliar con ella.

Mañana él le propuso a Mauren tomar leche no era un asunto excesivo, en cambio, lo que hizo era para ella bien.

-Senñor Hedi Gonzále, las flores...

-¡No las tire!-Mauren sacó las rosas de los brazos de la sirvienta.

Miraba el bonito ramo de rosas en sus brazos, ¡qué dulce en su corazón! Mauren nunca hubo estado tan feliz.

¡Ella recibió inesperadamente las flores regaladas por Senda! Aquel hombre indiferente que pacecía no conocer qué era el amor toda la vida le regaló las rosas de veras.

La pena de la anterior generación y el accidente de la presente casi le hacían estallar en lágrimas, en ese momento se hallaba con los rojos ojos.

Miraba el ramo de rosas en sus brazos,ella como si estuviera soñando.

La sirvienta quería decir algo, Hedi le hizo una señal, por eso ella salió.

-El señor Senda Pérez está en arriba.-Hedi le advirtió a Mauren.

Cuando Mauren se despertó de su propio mente, en el salón no hubo los demás salvo ella.

Senda...estaba arriba.

Las dos piernas como si no obedecieran a Mauren, subieron hacia arriba directamente.

Senda se quedaba en la habitación trabajando.

Sus dedos se encontraban en el teclado, no se sabía qué estaba haciendo el hombre cuando Mauren entró.

La puerta de la habitación no cerró, por eso Mauren entró derechamente.

Sin pensar que el sigiente segundo ella oyó la apática voz de Senda-¿Naide te ha enseñado que tienes que tocar a la puerta antes de entrar?

Mauren se suspendió un rato, luego se le fijaba en la lateral cara.

¡Ese tipo! ¡estaba orgulloso en cualquier momento!

Ella dio un suspiro, retrocedió fuera de la puerta y se levantó la mano para llamar a la puerta.

Hasta ese momento Senda se alzó la cabeza para verla, pero no esperaba que ella cogiera un ramo de rosas.

En la glacial cara de Senda ilusionó una expresión antinatural inmediatamente.

Él nunca hubo regalado a nadie las flores durante sus veintisiete años.

El hombre se volvió la cabeza fingiéndose que no hubo visto nada, el tono todavía estaba indiferente-¿Para qué me encuentras?

-¿No podré encontrarte si no pasa nada?

Ella entró en la habitación y colocó bien las rosas, se sentó en la silla y le miró la espalda alta.

Senda no le contestó, el cual parecía no querer que le hiciera caso a la chica.

Mauren mantuvo el silencio un buen rato, se levantó de repente y se le acercó a Senda.

-Si se revela el secreto comericial del Grupo Mundial, por lo menos condenarás a prisión diez años.-Senda dijo indiferentemente.

Muaren se encapotó y se echó atrás los ojos curiosos, le dio una mirada en su lateral cara,-No lo vio ni una palabra.

¡Vaya! al principio le encontró para reconciliarse con él, pero en ese momento estaba tímida por la apática actitud de Senda.

Como los dos estaban tan cerca, Mauren sintió que su corazón latía dramáticamente, cuya velocidad era incontrolable.

-¿Sí?-La voz del hombre sonó al lado de la oreja, la tan fasciante que casi la quitó todas las fuerzas de Mauren.

-¿Qué me has dicho...?-solo en un santiamén Mauren ya hubo olvidado lo que le preguntó.

Senda bajó la cabaza súbitamente, y Mauren se volvió la cara deprisa.

¿Él quería besarla? Pero un momento antes él no tenía ganas de hacerla caso, ¿no?

Mauren estaba muy asustada por su gran cambio de la actitud.

-Anoche no debí enfadarme a ti, en realidad, tuve un poco de decepción.

Pase lo que pase, era una verdad que la hubo salvado Senda dos veces con su propia vida.

Ella no era una tonta, ya entendía bien que Senda no tenía nada malicia a ella, en cambio, lleno de la bondad.

Pero debido a la decepción, ella hubo creido que Senda se hubo incorporado a perderla.

Incluso anoche él se hubo ofrecido a hablar con ella, le hubo dicho Mauren unas palabras dolorosas por el enojo

Si Senda verdaderamente la tendió la trampa, no la acompañaría buscar a Liz corriendo el riesgo de la posibilidad de cancelar el banquete de compromiso en cualquier momento.

Un banquete de compromiso de la familia Pérez era un absoluto acontecimiento en la Ciudad Norte, ¿cómo podía cancelarlo al azar?

Si se cambió la fecha del banquete de contraer esponsales una y otra vez, se afectaría sencillamente la reputación de la familia Pérez que se hubo acumulado a lo largo de tantos años.

Senda era el señor de la familia Pérez, era imposible que no lo importara.

En definitiva, no lo hubo hecho con propósito.

Cada uno tenía su propio secreto que no podía contar a nadie. Él tenía que proteger a aquella persona no significó que la trató con mala intención

-Yo...

-Me he equivocado en algún sitio.-Senda le dijo en un tono ligero, pero nunca era igual que ese momento, ¡qué suave!

-Hay unos asuntos que no puedo contarte, pero te prometo que no quiero herirte.

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