-¡Eso no es posible! En esta calle comercial JL, ¿quién tendrá tanta influencia aparte de Celipe? ¿Te refieres a ti, Niceto? -Florín dio una carcajada fría en ese momento.
-Nunca he dicho que sea yo, solo expresaba mi duda. Porque Blanca, Hilda y sus compañeras contactaron con sus amigos, a lo que me refiero es que es posible haber algún amigo que nos ayudó pero no supimos para agradecerle.
- ¡Tienes razón! -la cara de Hilda se puso seria.
- ¿Qué tal si confirmamos otra vez por teléfono, para verificar si nos ha ayudado Celipito u otro amigo? -Hilda empezó a llamar de forma íntima a Celipe.
Dicho esto, todos empezaron a llamar a sus amigos para confirmar y Diego lo veía un poco embarazoso de lado, estaba dudando si decir la verdad o no. Mientras que Diego seguía pensando, la gente ha verificado que ninguno de sus amigos tenía la posibilidad de solucionar el caso ocurrido.
- ¡Ya decía yo, que la influencia de Celipe no lo podéis ni imaginar! -Florín echó un vistazo al grupo de Niceto.
-Bueno, dejar de adivinar, que Celipe nos está esperando fuera, no le hagamos esperar. -Hilda echó una mirada de lado con desprecio al grupo de Niceto y Diego. Desde su punto de vista, ellos dijeron así solo porque tenían envidia de la capacidad de Celipe.
La gente llegaba a la entrada.
Cierto, encontraron a Celipe y sus amigos esperándoles con coches de lujo aparcados.
-Blanca, ¿vienes o no? -Hilda cogió la mano de Blanca.
-Hilda de verdad no me voy. ¡Ya espero la próxima ocasión!
A Blanca le gustaba actuar de forma directa y Celipe no le gustaba porque era un poco hipócrita. Hilda vio que no la conseguía convencer, pues dijo que iba con sus amigas y se despidieron en la puerta del Bar Imperador.
Después de que se habían ido las chicas, Diego miró a Blanca, Niceto y gente de su grupo, que mostraron cara decepcionada porque claramente querían visitar el club. Pero como Niceto y demás habían sido humillados por motivo de Diego, Diego se sentía fatal y anotó en corazón de invitarles a visitar el club en un buen momento…
Pasó otra media hora, los coches de Celipe estaban ya parados en la puerta del club y se estaban bajando Hilda y las chicas.
- ¡Deteneos, no podéis entrar! -la gente fue parada por varios guardianes de vigilancia vestidos de negro, antes de que llegasen a la sala de recepción.
-Caramba, hermano, soy Celipe Hierro, ¿no me reconoces? ¡Mi padre es Victor Hierro! Hoy invito a unos amigos…-Celipe puso una mano en el bolsillo y sonrió, se notaba que era muy social.
-Vaya, señorito Celipe, que mentalidad más optimsita que tiene usted, ¿todavía tiene ganas de salir a jugar después de que le ocurra esto en casa? Hoy no le podríamos dejar entrar en el club y me temo que, ¡de ahora en adelante no se atreverá a entrar, aunque le dejásemos! - los guardianes se rieron fríamente y
miraban con desprecio e incluso pena a Celipe que todavía intentaba hacerse el chulo.
Las chicas y Hilda se miraban mutuamente dudosas, Florín sintió que había sido despreciado por unos simples guardianes.
- ¡Este es Celipe, señor Celipe!¡El Restaurante Estrella de la calle comercial pertenece a su familia! -Florín levantó la voz en fría.
-Ja ja, lo sabemos, pero ya se trata de algo pasado. Señorito Celipe, me temo que aún no sabes, que El Restaurante Estrella desde hoy ya no pertenece a tu familia y las otras propiedades que tenéis también se han ido a la ruina. ¡Tu padre Victor Hierro estará loco en este momento de responder a la policía, consumo y banco! -los guardianes dijeron sonriendo y con los brazos cruzados.
- ¡Imposible, me estáis engañando! -Celipe tragó saliva y llamó urgentemente a su padre.
Celipe volvió a llamar varias ves y por fin le cogió su padre, escuchó los ruidos que había en casa y preguntó qué había ocurrido. Tras haber oído la respuesta, la cara de Celipe se quedó pálida.
- ¡Imposible! ¡Imposible! ¿Cómo ha podido ser?
El móvil de Celipe se cayó al suelo, todas las propiedades y las cuentas bancarias de su familia fueron bloqueadas debido a que su padre había incumplido las leyes. Es decir, que, en menos de una hora, ¡Celipe se había quedado sin nada!
Hilda y su grupo no habían pensado que pudo aparecer una reversión como esta y estaban muy incómodos de pie en un lado.
- ¡Imposible! ¡Esto no puede ser!
Celipe se cayó al suelo de culo, sus ojos perdieron luces, ¡no podía creer que iba a ser un pobre!
¡Se trataba de algo increíble!
…
Por otro lado, Diego, Blanca y demás ya volvieron a la residencia.
El grupo de Niceto se sentían mal y quería ir a pasar la noche en un café internet.
Querían llamar a Diego para que fuera a jugar LEAGUE OF LEGENDS, a Diego le gustaba el juego, pero antes incluso había tenido problemas de comer, no tenía dinero para ir a café internet, por eso, nunca había jugado solo miraba los foros.
Además, Diego sentía que estaba cansado y solo quería dormir. No obstante, empezaba a sonar su móvil cuando acababa de tumbarse en la cama.
Diego vio el número y le apareció unos sentimientos complicados de explicar, ¡la llamada era de Zeltia!
Lo pensó y cogió la llamada.
-Diego, ¿no cogías mi teléfono inmediatamente? ¿Qué estabas haciendo? -sonaba la voz enfadada de Zeltia por el teléfono.
Al escuchar su voz, recordaba lo que había pasado antes entre Zeltia y él.
Antes ellos también llamaron por teléfono de esta forma.
- ¿Qué pasa? -respondió Diego fríamente.
-Te espero al lado del lago, vente y te cuento. ¡Si no vienes, me tiro al agua para ahogarme!
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