El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 186

-Josefina llama con frecuencia a tu gerente de desarrollo en el extranjero, Alonso...-

Cuando Oscar escuchó “Alonso” su rostro estaba tranquilo, se podría decir que no mostraba ninguna expresión. Aunque estaba un poco sorprendido, no lo mostró, -¡Ayúdame a investigar su historial de nuevo, quiero saber por qué!-

Después de colgar el teléfono, el rostro de Oscar estaba tranquilo, pero un destello de luz brilló en sus ojos negros.

-¿Está averiguado?- preguntó Max.

-¡No!- negó Oscar, y luego preguntó a la ligera, -Max, ¿qué es un amigo?-

Max pensó por un momento, sin entender lo que quería decir Oscar, pero aun así respondió, -Un amigo es alguien que llamas en medio de la noche y te pregunta nerviosamente lo que ocurre, y cuando se entera de que no hay nada grave, empieza a quejarse de ti; un amigo es quien puede abandonarlo todo por una mujer, pero que también puede abandonar una mujer por ti; un amigo es quien aplaude y suelta carcajadas primero cuando te pones en ridículo, pero después de las carcajadas, es el único que está dispuesto a ayudarte; un amigo es alguien que puede dar la vida por ti; un amigo es quien puede beber contigo hasta emborracharse cuando estás triste…-

-Si un amigo traiciona a otro amigo...- dijo Oscar suavemente.

-¡Entonces ya no se le puede considerar amigo!- dijo Max con seriedad.

-¡Quizás tenga alguna razón difícil de contar, todavía lo considero un amigo!- Llegando a eso, la expresión de Oscar era un poco complicada, -Ya casi llegamos, ¡detén el auto y espérame en la entrada!-

-¿Puedes ir solo?- Max estaba un poco preocupado.

-¡Ella no sabe que he venido!- Sonrió Oscar, -No debería haber bombas ni nada de eso, ¿no? Si las hay, ¡tendrás que venir a recoger mi cadáver!-

-¡Vete a la mierda!- Max le dio unas palmaditas, -¡Si tiene esa agallas, acabaré con ella!-

Oscar asintió con la cabeza, ¡ese era un amigo! En cuanto a Alonso... Frunció el labio inferior. ¡No podía creer que Alonso lo traicionaría siendo amigos de tantos años!

Josefina alquiló un pequeño apartamento muy antiguo en la ciudad Verde.

Oscar salió del auto y caminó hacia el departamento. Luego de tocar la puerta, una voz familiar vino desde adentro, -¡Ya voy! ¿Quién es?-

Quizás Josefina no esperaba que Oscar fuera a buscarla, porque cuando abrió la puerta y vio el rostro familiar, Josefina se quedó aturdida.

-¡Cuánto tiempo sin verte, Josefina!- Sonó la voz fría de Oscar.

El cuerpo de Josefina se estremeció repentinamente y la voz familiar le dejó impactada. Se le aceleraron las palpitaciones. Al ver nerviosamente ese rostro inolvidable, hermoso y frío.

-¿Pre-presidente?- Después de que Josefina se desconcertó, miró al hombre que tenía delante con alerta. Su expresión abstrusa contenía una frialdad, haciendo que Josefina comenzara a ponerse nerviosa, ¿acaso la había descubierto?

-Josefina, ¡¿todo bien?!- De repente, la figura de Oscar se acercó y la contempló con superioridad, sin expresión en su rostro frío.

-¡Gracias al presidente, más o menos!- Josefina rápidamente ajustó sus emociones. Como accedió a hacerlo, ya estaba mentalmente preparada, -¿El presidente ha venido por algo? ¡Si no es por nada voy a salir ahora!-

-¿No me vas a invitar a entrar?- Oscar arqueó las cejas y dio un paso adelante.

Josefina tuvo que dejarle paso. El piso estaba muy limpio, como si lo acabaran de limpiar.

Después de que Josefina cerró la puerta, volvió a mirar la figura esbelta. La figura con la que había estado familiarizada y el hombre con el que había tenido relación cercana era quien había conmovido su corazón, ¡pero luego la abandonó! No podía volver a su ciudad por su culpa.

-Presidente, ¿para qué ha venido?- El tono de Josefina era cauteloso y tentativo.

-¡Josefina, eres más atrevida que antes!- Oscar se volvió abruptamente y levantó su mano grande. Cuando su mano cayó, la barbilla de Josefina estaba fuertemente agarrada, tan fuerte como si iba a romperle la mandíbula, -Dime por qué.-

-¡No sé de qué está hablando el presidente!- Josefina evitó su mirada feroz.

-Josefina, ¿te he hecho algo malo alguna vez?- La voz baja era especialmente descontenta, el rostro frío de Oscar se acercó al rostro de Josefina, y el cálido aliento daba en su rostro, de modo que ella pudo ver claramente la evidente ira en sus ojos.

-Siempre has manejado las cosas autoritariamente, así que, ¿cómo es posible que me hayas hecho algo malo?- Levantó la cabeza, y aunque era un cuerpo débil, Josefina alzó los ojos con indiferencia para encontrarse con los ojos negros de Oscar. Lo que podía confirmar era que ya lo sabía, sabía que ella era quien publicó la noticia en el periódico.

Sin embargo, ¡no debería saber que había alguien detrás de ella!

Josefina quería destruir al Grupo Rasgado a pesar de que no sacaba ningún beneficio de eso, porque ahora mismo tampoco tenía ningún beneficio.

Los delgados labios de Oscar se levantaron levemente, y una sonrisa aterradora se mostró en el rostro lleno de frialdad. Esa sonrisa no solo no suavizó la frialdad que emanaba su ser, sino que le añadió un rasgo más siniestro.

Después de mirarla con frialdad durante mucho tiempo, Oscar la empujó en el sofá, -¡Es hora de que pares, Josefina!-

Josefina se burló y se sentó, -Presidente, no sé lo que quieres decir.-

-¡Muy bien! ¡Josefina, eres muy valiente!- Oscar sonrió con desdén, -¿Parece que me odias?-

-Qué gracioso eres. Ya he cumplido con tus requisitos dejando la ciudad H y no entrar nunca más. Pero ¿por qué me has venido a buscar esta vez? ¿Acaso quieres reconciliarte conmigo? ¿O es que Laura no puede satisfacer tus necesidades? ¿Echas de menos mi cuerpo maravilloso? Te daré todo lo que tú quieras, pero no es necesario que pongas excusas para amenazarme. ¿No solo quieres hacer el amor? ¡Venga, me acostaré contigo!-

Dicho eso, Josefina empezó a quitarse la ropa.

Los ojos de Oscar se entrecerraron peligrosamente, -Josefina, prefieres hacerte la tonta que detenerte, ¿no es así?-

En ese momento, Josefina ya se había desnudado. De pie desnuda frente a Oscar dijo, -Presidente, ¿a que mi cuerpo sigue siendo tan maravilloso después de tanto tiempo sin verlo?-

Oscar se limitó a mirarla, no había emoción en sus ojos, y no mostraba nada de lujuria, -¡Si quieres ser una prostituta, puedes ir a Sureste de Asia!-

-¿Amor? ¿Desde cuándo hubo amor entre nosotros?- La voz gélida de Oscar era oprimente y cruel, sus ojos la fulminaron, -Solo hemos tenido trato, pero tú has incumplido con el trato. ¿Crees que destruirás el Grupo Rasgado de esta forma? Josefina, ¿crees que es posible? No sé qué beneficio te ha dado Alonso para que incluso te atrevas a irritarme.-

-Tú...- Josefina estaba realmente impresionada esa vez.

¿Oscar sabía que Alonso también formaba parte del asunto?

En ese momento, el teléfono de Josefina que estaba sobre la mesa sonó, se asustó y rápidamente fue a por el teléfono, pero Oscar se adelantó y vio que el nombre que mostraba la llamada era una letra mayúscula “N”.

-¿La inicial del apellido de Alonso?- Él arqueó las cejas.

-¡Ahora que lo sabes! ¡No tengo nada que decir!- Josefina bajó la cabeza, -¡Simplemente estoy resentida, resentida porque me desprecias!-

-¡Nadie te desprecia, eres tú quien está despreciando a ti misma!- Oscar le entregó el teléfono, -¡Si coges la llamada y cooperas con él, prometo no enviarte a la comisaría, pero si no cooperas, entonces solo te queda ir a Sureste de Asia!-

Josefina se encogió por miedo, -¡Está bien! ¡Cooperaré!-

Respondió el teléfono, pero no había sonido que venía desde el otro lado de la línea. El altavoz emitía un sonido de respiración, entonces Josefina supo que Alonso era astuto por naturaleza, por lo que habló primero, -¡Dime!-

En ese momento, al oír la voz de Josefina, al otro lado sonó la voz descontenta, -¿Por qué has tardado tanto en coger la llamada?-

Josefina miró a Oscar y susurró, -¡Estaba en la ducha hace un momento!-

-¡Envía el segundo documento!-

-¿Ahora?-

-¡Sí!- Alonso terminó de hablar y colgó.

Después de colgar el teléfono, Josefina volvió a mirar a Oscar, -¡Quiere que envíe las pruebas, las pruebas que perjudican al Grupo Rasgado!-

Oscar guardó silencio y dijo con voz profunda, -¿Dónde habéis sacado las pruebas?-

-¡Él me lo dio!- dijo Josefina sinceramente, y luego sacó un USB, -Todo está aquí.-

Oscar asintió, -Está bien, tendrás que aguantar por unos días. ¡Una vez que las cosas terminen, daré crédito a mis palabras!-

En ese momento, se oyeron pasos desde fuera de la puerta...

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