El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 205

Querido Oscar,

Hola. Cuando leáis esta carta, ya me fui de la Ciudad H. Sé que Oscar me preguntará adónde estará vuestro hijo. Deberá saber que arranqué las últimas hojas de ese diario, pero ¡de verdad no mencionó dónde estaba el niño! Oscar, sé que mi hermana y yo somos imperdonables, en el futuro, rezaré todos los días por vosotros deseando que podéis encontrar pronto a vuestro hijo. ¡Lo siento! ¡Os pido perdón de nuevo!

-¿Solo esto? ¿Desapareció así? ¡Pero ella sabía quién era el aliado!- Oscar estaba asombrado. -¿No nos dice a dónde se fue?-

Felix negó con la cabeza. -¡No lo sé, solo me dejó una carta!

Él sonrió con amargura. Al recordar que la carta de Alexia fue escrita con mucha firmeza, le dolía el corazón. Podía adivinar a dónde se fue ella, pero si ella realmente quería quedarse allí, ¡entonces él no le molestaría!

Felix miró a Oscar y luego a Laura, les daba pena por no poder encontrar al niño, pero él tampoco era capz de hacer algo.

Felix volvió a pensar el contenido de la carta en su mente, ella le dijo,

-¡Felix! ¡En esta vida, lamento por no haberte conocido antes! Eres como la luz de sol, tan cariñoso y alumbrante, pero yo, soy tan mala y sucia, ¿cómo puedo merecer de tu nobleza? Felix, ¡perdóname por huirme de nuevo! Me fui a un lugar donde podrá salvar mi alma. No te preocupes, ¡no me suicidaré y no me autolesionaré y tampoco me haré daño! Viviré mi plena vida y rezaré por ti en el rincón brillante. Olvídate de mí y busca a una mujer inocente y perfecta para casarte, eso es lo que más deseo de ver. Felix, sé que soy egoísta otra vez, pero te dejé solo para ir a buscar la paz. Perdóname, ¡sé que en este mundo tú eres la única persona que me mima y ama! ¿Puedes perdonarme por la última vez? No me busque.-

Un suave sonido del piano vino de una iglesia…

Una mujer vestida de monja estaba sentada frente al piano tocando una música alegre para los niños...

***

-Felix, ¿de verdad no sabes a dónde se ha ido la señorita Alexia?- Laura creía que Felix debería saberlo.

-No lo sé.- Felix negó con la cabeza, -Si ella quiere que sepa dónde está, tal vez no se marchara. Querrá empezar una vida nueva, y si este realmente es lo que quiere, respeto su decisión.-

Si ella estaría feliz y sana, él también lo estaría.

-Oscar, ¿y nuestro hijo?- preguntó Laura en voz baja. Ella estaba perdida, pensaba que Alexia lo sabría, pero Alexia se fue.

El rostro de Oscar estaba muy serio, pero contestó con firmeza, -¡Le encontraré! ¡Vámonos a casa!-

Laura asintió y se puso de pie. -¡Felix, cuídate, adiós!-

Felix asintió y dijo. -¡Gracias!-

Oscar tomó la mano de Laura y salieron.

Al dar unos pasos, Felix los llamó, -Oscar, Laura, tal vez, quiero decir, si no adiviné mal, tal vez Alexia podría ir a un sitio donde podía guiarla y poder confesar tranquilamente. Pero no estoy seguro.-

Oscar se sorprendió. -¿Significa que puede haberse convertido en una monja?-

-¡Puede ser!- Felix asintió.

-¡Te informaré cuando la encuentre!- Oscar llamó y empezó a buscarla por todas las iglesias del país.

La Casa Villacrés.

“Toc toc”

Sonaron unos toques en la puerta y Amelia sabía que era Max.

-No me molestes, quiero quedarme sola un rato.

-¡Amelia, llevas un día sin verme! Me evitaste desde que encontremos a Andrés hasta ahora, ¿por qué? Amelia, abra la puerta, ¡tenemos que hablar!- la voz de Max sonó desde afuera.

Amelia se mordió el labio, no sabía cómo enfrentarse de él, no quería que él estuviera con ella por responsabilidad, si era solo por eso, no lo necesitaba.

-¡Abra la puerta!- la voz de Max se había bajado, -Si no quieres que abra de una patada, ¡abra la puerta!-

-No quiero verte, da igual lo que hagas.-

-¡De verdad lo pateo!-

-¿Puedes dejarme en paz un rato?- rugió Amelia,

-Ya he dicho, no quiero verte..

Ahora que ya habían encontrado al niño, ya no necesitaban trabajar juntos. Sólo esperaba que se encontrara pronto el hijo de Oscar y Laura , así ella podría relacionarse más con Andrés y traerle de vuelta.

¡Ah! ¿Traer de vuelta?

¿De verdad podría traerlo de vuelta? ¿El niño podría estar con ella? ¿A dónde podría ir después de traerle? ¿Los padres aceptarían de que se llevara al niño? ¿Y cómo podría quitarle el amor de la paternidad?

Pensando en esto, se sintió aún más deprimida.

-¡Amelia, abra la puerta!- Max seguía gritando afuera.

Amelia no tuvo más remedio que abrirle la puerta.

Tan pronto como se abrió la puerta, sus miradas se encontraron.

Se quedó aturdida al ver la cara cansada del hombre, pero le habló con disgusto,

-Dime lo que quieres decir, ¡te escucharé!.

-¡Amelia!- Max se paró junto a la puerta con cara seria, parecía estar muy serio y dijo, -Amelia, ¿por qué te escondes de mí?

-¡El niño ha sido encontrado!- dijo Amelia, -¿Qué más podemos hablar entre nosotros?

En aquellos años, ella siempre había estado persiguiendo sus pasos hasta que se sentía agotada, pero él siempre la ignoró cada vez..

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro