El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 206

Al colgar el teléfono, miró a las dos mujeres detrás de la ventana de vidrio y luego miró a Amelia. Todavía sentía muy triste. No entendía por qué Amelia se negaba a casarse con él. ¿Eso no era el que siempre soñó? Estaba un poco molestado, por lo que tomó un gran sorbo de cigarrillo y el humo que entró en sus pulmones calmó su mente.

Había gente entrando y saliendo constantemente de la cafetería y mucha gente le miraba, especialmente las chicas, y encima había mujeres que venían a hablar con él.

Una mujer vestida de rojo se acercó después de observarle por un rato. El fuerte olor a perfume provenía de su cuerpo, era un olor maloliente. Mientras que Max fruncía el ceño, la mujer le habló, -¿Estás solo?-

Max se sorprendió por un momento, -¿Te conozco?-

-Señor, somos de la misma profesión, ¿por qué finges conmigo? Todos los días hay muchos hombres esperando afuera de esta cafetería. Dime, ¿cuánto quieres?- preguntó la mujer, parecía muy generosa.

Max estaba confundido, -¿Qué quieres decir?

Estaba aquí fumando su cigarrillo esperando que saliera su amada mujer, ¿a quién había provocado?

-¿Cuánto por una noche?- preguntó de nuevo la mujer.

-¡Qué! ¿Crees que soy un prostituto?- Max le preguntó con asombro señalando a sí mismo.

-¿No?- la mujer arqueó las cejas, -Deja de fingir y dímelo directamente si quieres subir el precio. He visto a muchos como tú, dime, ¡no me importa si elevas un poco el precio! ¡Siempre que su servicio sea realmente bueno te daré el doble del precio!-

-Buah...- Max le dio asco y se quedó sin palabras. ¿Parecía a un prostituto?

En la cafetería, Zarina miró afuera y vio a Max. -Amelia, el hombre de afuera. ¿Es Max? ¿Os habéis peleado?-

Amelia miró hacia fuera, y de inmediato le vio hablando con una mujer. Se enfureció aún más. Ese tipo nunca cambiaría, no podía vivir ni un minuto sin mujeres.

-Parece que la mujer le está tirando, ¡vamos a echar un vistazo!- dijo Zarina y se había puesto de pie, -¿Será que una mujer chantajeaba a Max?-

-¡Oye! ¿Qué miras? ¡Siéntate!- dijo Amelia enojada. Maldito hombre, ¿moriría un día sin mujeres?

Cuando Zarina salió, escuchó lo que Max dijo a la mujer. -Señorita, ¿usted no es demasiado arbitraria? Estás loca por querer tener a un hombre, ¿verdad?-

Ya estaba muy enojado desde el principio y ahora finalmente encontró a alguien con quien pelear. Él desahogó toda la depresión de su corazón y se enfrentó a la extraña mujer que le habló, maldita sea, cómo pudo decir que él era un prostituto.

-¡Deja de fingir! ¡Sé que eres así!- la mujer no mostró señal de debilidad, -¡Vámonos, me gustan los que tienen tan mal genio! Los que tienen mal carácter saben mucha técnica, no me gustan esos que son muy débiles.-

-¡Qué dices! ¿En mi cara pone que soy un prostituto? ¿Dónde indica que soy un prostituto? Si estás loca por querer tener un hombre, vete a las tiendas de prostitutos, ¿por qué lo buscas por la calle? ¡Maldita sea, te dije que no lo soy!-

-¡Sí! ¿Te da vergüenza? ¡Te vi una vez en la tienda de prostitutos!- la mujer le gustaba mucho hombres como Max.

-¿Me viste una vez?- Max se señaló a su mismo y gritó, -¿Cuándo fui a ese tipo de tienda? No soy gay. De verdad, el mundo está loco. ¿Tanto deseas a un hombre? ¿Te quieres liar con cada uno que ves? Vaya pervertida.-

En este momento, Amelia también salió corriendo, escuchó las palabras de Max desde la distancia y le pareció un poco increíble por un tiempo, le consideró un prostituto, qué gracioso.

Max volvió la cabeza y las vio a las dos, y su rostro se enrojeció de repente. Carajo, no quería que vieran su lado salvaje. -Zarina, ¿por qué estás aquí?

-¡Ay! Resulta que tenías clientes más guapas y jóvenes. Amigas, ¿queréis jugar a poliamor?- La mujer enarcó las cejas y preguntó a Amelia y Zarina. Se había sentado y las invitó generosamente.

Las dos chicas se quedaron atónitas al mismo tiempo y Zarina se puso a reír como una loca, -Ja, ja, ja... esta amiga, ¿te gusta mucho los juegos de poliamor? Jajajaja...-

-¿De qué te ríes?- la mujer frunció el ceño, -¿No le habéis buscado para hacer un trío? Mira a su carita de gigoló, ¡seguro que es un hombre mantenido!-

Max se sonrojó de vergüenza y rugió, -¡Estas loca! ¿Cómo que tengo la cara de gigoló?-

Amelia no dijo una porque estaba sorprendida por lo que la mujer dijo hace un momento. Max era guapo, pero, tampoco tanto para ser un prostituto, ¿verdad? Ella pensaba que él había provocado a otra mujer, pero resultó ser una mujer que quería coqueteas. Apretó su rostro y no quiso reírse de él, no esperaba que alguien como Max, se quedara sin palabras algún día.

-Amelia, no la conozco, ¡es ella quien vino a hablarme!- explicó Max, -Encima dice que soy prostituto… ¡vámonos de aquí!-

Al decir, se fue a tomar la mano de Amelia, pero Amelia se dio un paso atrás y le esquivó.

Zarina le dijo a la mujer, -De verdad has equivocado de persona. Mira, este señor es el hombre de esta señorita. En el futuro, no busques más a prostitutos por la calle, de lo contrario, ¡cuidado por si atrapen las policías!-

Tomás vio esta escena al llegar.

Zarina estaba riendo, pero cuando Tomás la vio, rápidamente detuvo su risa y dijo con indiferencia y educada, -Tomás, ¿qué casualidad, no?-

La mirada de Tomás se clavó en el rostro de Zarina, quien antes sonreía brillantemente como si hubiera vuelto a ser a ella de antes, alegre, feliz y sin preocupaciones. La miró con una mirada complicada, ¿de verdad le quería soltar? De lo contrario, ¿por qué reía tan feliz?

En lugar de sentirse avergonzada, la mujer le dijo a Max, -Si planeas meterte en ese profesión en el futuro, puedes llamarme, ¡esta es mi tarjeta de presentación!-

Al decir, la mujer le entregó una tarjeta de presentación.

Max retrocedió de inmediato. -¡Qué diablos! Ni de coña. Quién quiere ser prostituto.-

Tomás también se quedó en asombroso y de repente no pudo evitar estallar la risa, -Max, ¿te han considerado un prostituto?-

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